28 de marzo de 2024

Tusa preelectoral

27 de septiembre de 2019
Por María Fernanda Restrepo Torres
Por María Fernanda Restrepo Torres
27 de septiembre de 2019

Hace 4 años se lanzó por segunda vez al primer cargo departamental Guido Echeverri Piedrahíta. El actual Gobernador aspiró de nuevo en las elecciones de 2015 y arrasó no solo a su contrincante sino a quienes se empeñaron en tildar su candidatura de ilegal debido a una inhabilidad derivada de su primer periodo como gobernador (2012-2015).

Sembraron dudas en los electores aduciendo toda clase de argumentos para mostrarlo como una opción inviable, peligrosa, que le costaría mucho al departamento. Finalmente, el 25 de octubre de 2015 Guido Echeverri ganó las elecciones y dobló en votación a su más cercano contendor, el hoy candidato a la Alcaldía de Manizales Jorge Hernán Mesa Botero.

Acepto que fui una de las personas que asistí a las urnas desinformada: ante la duda de la supuesta inhabilidad, me abstuve y voté en blanco a la Gobernación. Sin embargo, sabía que mi voto no iba a hacer falta: Guido tiene una inmensa aceptación en el departamento, los caldenses lo quieren y respetan como no he visto con otro mandatario. No había una mejor opción que él para regir nuestro destino.

Desde el principio se obsesionaron con no dejarlo gobernar, en sus dos periodos demandaron la elección y el departamento estuvo a la deriva en más de una oportunidad. Gobernadores encargados, elecciones atípicas y un constante tire y afloje entre quienes anhelaban ver a Echeverri en el Palacio Amarillo y aquellos que recurrirían a cualquier argumento para impedirlo.

Lo consiguieron en dos oportunidades: una en julio de 2012 y la otra en marzo de 2016. Pero en ambas oportunidades, la excelente gestión de Guido Echeverri en sus cargos públicos, el amor por Caldas y el sueño de llegar a cada rincón de este territorio, venció las negras intenciones de aquellos que pregonan el cambio pero entorpecen las acciones para conseguirlo.

Viajar por Caldas es contrastar cuánto hemos cambiado: carreteras con otra cara, comunidades con acceso a agua potable y comunicadas con los centros poblados por primera vez en décadas, emprendimiento y apoyo al agricultor, un departamento que toma fuerza en turismo, lidera rankings de transparencia y superación de pobreza. El agradecimiento se respira en cada municipio.

Por supuesto, faltó más. Ningún dirigente –hablando sin distinción de partidos ni preferencias personales- puede abarcarlo todo, ni logrará unir a la población completa y mucho menos le faltarán detractores. Siempre habrá más por hacer, más necesidades por subsanar, el inconformismo nunca desparecerá. El gobernador saliente tuvo los más enconados enemigos cuestionando su gestión y procurando su salida, pero los jefes verdaderos, sus electores, comparten un mismo sentimiento: se va el mejor gobernador de la historia de Caldas.

El entrante mandatario tiene importantes misiones para que Caldas siga avanzando, para alejar de una vez por todas ese fantasma de la Ley 550 y seguir en la senda de la prosperidad. Es realmente mezquino decir que aquí no hay nada bueno, que no se ha hecho nada y que todo tiene que cambiar. Enhorabuena que, a punta de hechos, Echeverri demostró a todos sus contradictores que no se trata de parecer, sino de ser.

Ahora en plena época electoral las famosas encuestas ponen Alcalde en una noche y amanecemos con un Gobernador distinto todos los días. Cerraremos este año punteando en diferentes indicadores, sin protagonismos innecesarios. Me atrevería a augurar que las consabidas encuestas de fin de año nuevamente posicionarán a Guido Echeverri Piedrahíta como el gobernador con mayor imagen positiva en el país.

Pero a la encuesta que verdaderamente le creo es a la de los habitantes de corregimientos que reciben con sonrisas genuinas a su dirigente; a la del caldense humilde que sin libreto sabe quien es su mandatario, lo siente cercano y no como un señor que pretende conocer y arreglar sus necesidades conversando en el Club Manizales. A la del campesino en la vereda más remota que abre las puertas de su casa por primera vez a un gobernador y con agradecimiento y voz entrecortada se siente que tiene viva la tusa preelectoral.