28 de marzo de 2024

‘El Parto de los montes’

11 de septiembre de 2019
Por Mario Arias Gómez
Por Mario Arias Gómez
11 de septiembre de 2019

Fábula de Esopo (siglo VI a. C.), que relata cómo los montes dan perturbadores signos de estar a punto de dar a luz, provocando sobresalto a los escuchas. Sin embargo, luego de tan pasmosas señales, paren un raquítico ratón. Mito que semeja al encumbrado anuncio -calificado previamente de extraordinario- del inarmónico presidente Duque, de la creación de una sofística y blasonada ‘Comisión de Excelencia Militar’, cuyo chato ‘engendro’ concebido -nada relevante- presentó como avance.

“Dado que con el desayuno se sabe que será el almuerzo”, este descollará como una frustración más ciudadana. Para muestra, entresaco del anticipo este ‘ratoncito’: “La primera conclusión que encontramos ¡Eureka!, tiene que ver en la existencia de investigaciones vigentes por la presunta violación de los derechos humanos, y una de las recomendaciones que hicimos, es fortalecer el control interno para que no pase esta clase de hechos”.

No requería -por tanto- ser Nostradamus, para preverlo así, como lo hice en anterior columna, apoyada en la proverbial e innegable impreparación de los flamantes e improvisados comisionados, respecto a las dinámicas y aspectos técnicos del sector, del que no entendían (entienden) un pepino para: “Evaluar (¿?) con profundidad, tras el escándalo de la directriz del Ejército, que exhortaba a duplicar el número de operaciones contra supuestos criminales y rebeldes -sin medir las consecuencias sobre la población civil-, las órdenes y manuales operacionales de las Fuerzas Armadas”.

A los 30 días concedidos -convertidos en 90- abortaron un ramplón y discutible preámbulo, cuyo epílogo -anunciaron- apenas se conocerá en noviembre, mientras crece, imparable, la desconfianza y desaprobación (64 %), del incapaz e improvisado gobernante, ayudada -esta vez-, por la inconsútil, delirante tripleta de momios -Gómez, Gonzáles, Yepes-, encargados de “examinar la coincidencia, coherencia y congruencia del comportamiento de los miembros de la Fuerza Pública,” “dar CONFIANZA a los colombianos, para que no haya la más mínima duda sobre su conducta, la forma como operan siempre conforme a la Constitución y la Ley”.

Descerebrado anticipo que delata, primordialmente, una sorprendente, calculada y fraguada mudanza, de comisión ‘independiente’, a fletada comisión de ‘corifeos’, inferida de la no tan inocente confesión de parte, orientada a lavarle la cara al expectante dispensador de embajadas: “Solo revisamos información oficial”, proveída por los encartados. “No realizamos trabajo de campo, porque no somos un organismo de instrucción e investigación”. Habrase visto.

Olvidaron adrede su origen, que provenía de la delación de militares activos, que destaparon el replique de la directriz 300-28/2007, génesis de los ‘falsos positivos”, concebida por el reencarnado satanás del Ubérrimo, suscrita por su min-defensa, Camilo Ospina; pauta que el aprendiz de Presidente, corrió a retirar “para evitar malas interpretaciones externas”, luego del fundado escándalo visibilizado por, The New York Times.

Pesadilla, cuyo impúdico balance -incompleto-, refrendó la Fiscalía: “2000 investigaciones, 10.000 procesados, 2.248 víctimas. Entre 1988-2014, 5.000 casos, de los cuales, 2.200 remitidos a la JEP, que involucraron 1.500 militares”. “Desde suscrito el acuerdo, 131 crímenes contra excombatientes”.

Sin embargo, el susodicho ‘Parto de los montes’, concluyó -contra evidencia-: “Esos instructivos no autorizan, prohíjan, permiten, sugieren, inducen, conductas criminales constitutivas de homicidio de civiles presentados como muertos en combate, conocidas como ‘falsos positivos’. Específicamente desde enero del 2019, hasta la fecha, no halló queja, denuncia o noticia indicativa de la posible reproducción del fenómeno atroz de los ‘falsos positivos’, cuya no repetición, es un propósito nacional y de Estado, que debe ser materia de la más continua y estricta vigilancia”.

Galáctica, coja comisión, que testificó no haber entrevistado a ningún General, ni subalterno, cuyos ‘no más’, abrieron (qué duda cabe), la ‘Caja de Pandora’, que tuvo engavetada la revista ‘Semana’-.

Descuido que ignoró los siguientes asesinatos: Jorge Enrique Corredor (Wilson Saavedra), excabecilla del Frente 21 de las Farc; Dimar Torres, del que el vocero presidencial (el ministro Botero) aseguró que su muerte la causó el forcejeo -por el fusil- con un suboficial (Daniel Eduardo Gómez). Procedió a cuestionar al valeroso General, Luis Villegas -comandante de la Fuerza de Tarea Vulcano-, por desmentirlo, al aceptar que el exmiliciano fue torturado, ejecutado, por pedir -además- perdón frente a la comunidad, que halló el cadáver desnudo, con tres tiros, el cráneo destrozado, los genitales mutilados, el órgano sexual sobre el pecho.

Bilioso epílogo, descalificado -con meridiana claridad- por José Miguel Vivanco (HRW) por “mentiroso”, plagado de errores”, que aseveró sin fundamento: “en lo corrido del año no se ha presentado un caso de ‘falsos positivos’, ocultando los anteriores, como a los “nueve intocables generales que intentaron revivirlos”.

10/09/2019