29 de marzo de 2024

Fútbol, fanatismo, fiesta, flojera parte II

31 de julio de 2019
Por María Fernanda Restrepo Torres
Por María Fernanda Restrepo Torres
31 de julio de 2019

Uno de los males del colombiano promedio es señalar siempre lo malo y restarle importancia a lo bueno llamándolo ‘crítica constructiva’. Ese carácter acomodado florece principalmente cuando de endiosar figuras momentáneas se trata, para inflar el orgullo propio. Es como un pseudo sentimiento patriótico en el que cuando se gana somos todos, pero el fracaso es culpa los demás.

Hace un mes lo reseñé en este mismo espacio, hastiada de encontrarme la Copa América en cada espacio informativo con la rimbombancia propia del periodista deportivo: que vencimos a Argentina como hace 25 años, con un aire triunfalista de ¡tenemos con qué! Colombia pasó sin pena ni gloria por el torneo y eso lo percibí hasta yo que entiendo muy poco de fútbol. Entre 12 equipos regulares, dos de ellos de Asia, no quedamos de nada.

Por las mismas fechas varios de nuestros deportistas se coronaban campeones en otras disciplinas alrededor del mundo, gestas que pasaron casi desapercibidas porque los titulares ahora se enfocaban en el futuro de la selección, anfitriones junto a Argentina de la copa en 2020. Tal vez esa sea la única forma de ganar algo (como en 2001), ya que por fuera no hacen mucho.

Eso hasta que Egan Bernal revivió el orgullo patrio conquistando el Tour de Francia, en donde además Rigoberto Urán y Nairo Quintana lograron posiciones destacadas entre los mejores 10. Aun así no faltaron las voces mezquinas de algunos comentaristas señalando que la verdadera proeza es ganar los juegos olímpicos. Esos son los mismos ‘críticos’ que viven del mediocre fútbol colombiano y lo venden como si de la Champions League se tratara.

Y como si fuera poco ahora le dio a algunos comunicadores por posar de muy moralistas y dignos, tanto por el hermetismo de Nairo como por el desparpajo de Rigo. Al primero le critican ser excesivamente reservado en su opinión y no prestarse para pendejadas al aire y al segundo lo lapidan por sus respuestas espontáneas donde siempre salta una frase peculiar y una palabra soez.

Que más se puede esperar si esos ‘críticos’ están acostumbrados a recitar alineaciones y salvar un informe con preguntas libreteadas a futbolistas, cuyo vocabulario no va más allá de las ‘instrucciones del profe’. Da risa y pena ver cómo comunicadores de otras latitudes les dan sopa y seco en análisis deportivo y no sean los propios lo que posicionen el nombre de Colombia por sus logros.

Lo del ciclismo es solo un ejemplo, pues el reciente triunfo en Wimbledon lo conocimos y celebramos por medios internacionales. Afortunadamente ninguno se fue a hacer informes ridículos al exterior de la cancha. El patinaje es otra disciplina que ha dado enormes glorias, venidas a menos por el deplorable estado de las pistas de entrenamiento mientras se anuncian millonarias inversiones en estadios para la Copa América del año entrante.

Todo lo anterior es para decir que siendo periodista, mis colegas en este caso no me representan, como si lo hace Rigoberto y sus ocurrentes opiniones, pues los periodistas no somos deidades para recibir respuestas de reina ni este país se va a ir más al carajo porque Urán diga palabrotas en vivo, se irá mientras no nos cuestionemos si de verdad se construye opinión pública sirviéndole al show. Esto lo pienso hace mucho, lo escribí hace un mes y lo reconfirmo hoy: https://www.eje21.com.co/2019/06/futbol-fanatismo-fiesta-flojera/