15 de enero de 2025

Un hombre a un soneto pegado

Fue director de Colprensa y ha sido corresponsal de Radio Francia Internacional y de la DW (Voz de Alemania).
4 de mayo de 2019
Por Óscar Domínguez
Por Óscar Domínguez
Fue director de Colprensa y ha sido corresponsal de Radio Francia Internacional y de la DW (Voz de Alemania).
4 de mayo de 2019
Es el primer poeta (Sonsón, 2 de mayo de 1939) que presenta un libro luciendo su camiseta de bachiller modelo 58 de la Pontificia Bolivariana. Lo hizo en la Fundación Otraparte, en Envigado, de donde es vecino. Ocurrió hace muchos aguaceros en el lanzamiento de su libro “Mis versos, sonetos y décimas”.

A Hugo Álvarez Restrepo, Huguis para su furioso colectivo de admiradoras, lo llaman para hacer un soneto, invento italiano, o una décima, creación del español Vicente Espinel, y está ocupado redondeándolos.

Este “boquisucio” de 78 abriles que suelta madrazos como quien desgrana rosarios, interpreta su visión del mundo en “los catorce versos dicen que es soneto”, o en una de las jijuemil décimas o espinelas que ha parido.

Filántropo y profesor de arquitectura, vive debajo de un sombrero. Si las modelos exitosas no repiten cucos, Hugo, el de cuidado bigote exlibidinoso, no repite sombrero. Usted ve a “Penjaus” Hugo sin sombrero y lo desconoce. Se lo quita para fornicar. Dicen.

Nada de lo humano le ha sido extraño. Es arquitecto-poeta de la UPB y sus casas, como sus versos, son firmes. Imposible encontrarle un edificio Space en cualquiera de sus edificios. O de sus sonetos.

Parte de su diploma lo invirtió en el diseño y construcción del Palacio Municipal de Envigado. El alcalde Cardona y su gente, pueden dormir, perdón, trabajar tranquilos. También metió el palustre en el Edificio de la Cámara de Comercio de Medellín. (En la foto, Hugo Álvarez la noche que fue proclamado Envigadeño ejemplar, durante la gestión del alcalde Héctor Londoño).

Es fotógrafo primero y sonetista o decimero después. Mucho le habría gustado no haber creado este soneto en memoria de su hijo José Fernando:
La mañana está triste y la neblina
se esparce perezosa por doquiera.
La rosa del jardín ansiosa espera
el rayito de sol que la ilumina.
Llora el cielo con lluvia, y en la encina
se ha refugiado el ave mañanera,
y del hijo la ausencia tempranera
torna gris la jornada decembrina.
La vida es, sin dudar, una cadena
formada por la dicha y por la pena,
y con placer y con dolor empieza.
Mi vida, ya sin fe y sin ilusiones,
se forma solamente de eslabones
de infinita amargura y de tristeza.
La noche de Otraparte nos regaló otro poema:
Mi abuela por lo sabia, distinguida,
un consejo me daba esta semana:
“Quien come cada día una manzana
al médico lo aleja de su vida”.
Pensando en tal lección tan conocida,
siempre con excelente resultado
para todo el que la haya practicado,
ahora le pregunto a mi abuelita:
¿Qué fruta consumir se necesita
pa ‘ alejar de mi vida al abogado?

¿Quiere escuchar alguna canción vieja, de esas que le llevan ocho días a cualquier solar de Buga? Pídansela al coleccionista y miembro de la Corporación Daniel Uribe de Envigado.

Hugo es una anécdota que camina. Siendo piernipeludo le montó la perseguidora al seco Agustín Lara en una visita a Medellín. Descansó cuando logró coronarle autógrafo al amor de María Bonita, María Félix, quien llevaba al artista como un paraguas debajo del brazo.

Para el canal TELEVIDA hizo dos series de 24 capítulos. Una llamada Abuelos de hoy, y otra, más tierna, Canas al aire.

La noche de Otraparte pasó la ponchera en demanda de fondos para sus cuchitos sonsoneños. (Estas líneas son una infame lagartada para que acepte mi hoja debida de aspirante al ancianato. “Cuando llegue la ocasión”, que quede claro).

Le ha rendido el batido vital para ser modelo de la agencia Informa. No fue modelo siendo el muchacho pispito de ojos que se las comía a todas, sino ahora, gechón, como le gusta escribir esta palabreja dándole un patadón en las partes nobles a la ortografía.

Hizo comercial para pañales desechables y “espero que me tengan en cuenta para uno de Campos de Paz”, pontificó, irónico, mamagallista siempre, en alguna tertulia de La Bastilla, liderada por Begow, alias Bernardo González. Porque se tiene confianza pa echar paja.

Según doña Lucila González de Chaves, quien presentó el libro, Hugo “es un ser humano excepcional, gentil, alegre, leal, buen amigo de sus amigos, inteligente… “. Mejor dicho, lo hicieron y botaron la horma.

Ahora mismo prepara un soneto con décima de ñapa para inmortalizar un tromboembolismo pulmonar que lo mandó a la Cardiovascular. Los médicos, su esposa María Isabel “i”hijos dicen que hay “Huguis” para rato.

Alguna vez tuvimos una larga conversación sobre Marta PIntuco, la célebre yarumaleña que regentó prostíbulos en el viejo Medellín. La charla la publicó la revista El Malpensante de julio de 2016.

Álvarez Restrepo cerró así esa charla:

EN CASA DE LA PINTUCO
La Pintuco, para mí,
fue alguien muy especial,
a nadie trataba mal
y por el contrario vi
que con ella nadie allí,
hasta el sirviente eunuco,
se llegó a sentir maluco.
Con orgullo a todos digo
que fui amigo, y muy amigo,
de la gran Marta Pintuco.
Le reviré con otra décima, coja, más bien:
Sos un verraco, hombre Hugo,
Para redondear tus décimas,
La mías suelen ser pésimas.
Pero les saco harto jugo.
Y por eso a mi Dios plugo
Que escribir pueda de Marta.
Y que un mal rayo me parta
Si no le echaste su polvo.
Pecador, ego te absolvo,
Por fornicar a la carta.