29 de marzo de 2024

Más sobre Autopistas del Café

18 de abril de 2019
Por Mario De la Calle Lombana
Por Mario De la Calle Lombana
18 de abril de 2019

Deseo agradecer sinceramente al doctor Mauricio Vega Lemus, Gerente General de Autopistas del Café S. A., la gentileza que tuvo al atender las opiniones que expresé hace algunas semanas en mi columna “Dos importantes promesas del Presidente Duque”, publicada en este diario. Amablemente me hizo llegar una comunicación en la que afirma que Autopistas del Café ha dado cumplimiento a todos sus compromisos y describe la utilización que se ha venido haciendo de los excedentes producidos por los peajes en la vía, en concertación con los gobiernos departamentales de Caldas, Quindío y Risaralda.

Me aclara el doctor Vega que la concesión Autopistas del Café “no construyó y no está encargada de la Avenida El Pollo o Variante Troncal de Occidente, la cual en la actualidad es operada directamente por lnvías”, y que, por lo tanto, no tiene injerencia en la misma. Eso, por supuesto, yo no lo sabía y ofrezco disculpas por haber dado por sentado que la empresa concesionaria tenía algo que ver con ese trayecto. Es injusto entonces hacerle a ella el reclamo, y como tal lo retiro. No podemos pedirle a Autopistas del Café que responda por algo que no fue contratado con esa entidad.

Esto, sin embargo, es una muy mala noticia. Si, como queda claro, no es Autopistas del Café sino el Invías, la entidad que tendría que preocuparse por construir la segunda calzada que le quedó faltando al tramo La Romelia-El Pollo, se justifica plenamente mi temor de que, finalmente, Manizales va a ser la única ciudad importante del centro del país que quedará por fuera de la red de autopistas de doble calzada que incluye el eje Bogotá-Buenaventura. Algún día, cuando otros contratistas y otros gobiernos logren por fin terminar el proyecto de La Línea, así como la doble calzada entre Buga y Buenaventura, y cuando también sea de doble calzada el trayecto La Paila-Calarcá, ocurrirá que, mientras Ibagué, Armenia, Cali, Pereira, Calarcá, Girardot, seguramente Neiva y las ciudades más destacadas del Valle del Cauca van a quedar sobre la autopista o unidas a ella por magníficos tramos de doble calzada, nosotros tendremos que sortear el infame cuello de botella de esa inconclusa variante, o atravesar las congestionadas vías urbanas de Dosquebradas y Pereira, para poder acceder a ese corredor vial. Y, realmente, es imposible saber cuál de las dos opciones es la peor. Me reafirmo en mis dudas respecto a la promesa del Presidente Duque de dejar terminada la autopista en su totalidad. Nadie le contó que lo único que, de pronto, podría lograrse, sería completar la vía entre Chinchiná y Santa Rosa, porque los excedentes recaudados por Autopistas del café, obviamente solo se podrán invertir en obras de las contratadas con esa empresa. Y no podemos esperar que el Invías, con sus propios fondos, se preocupe por esa desastrosa variante de Pereira.

Con la amable carta del doctor Vega recibí un video muy bien elaborado que muestra el estado actual de la Autopista del Café, así como las atracciones y servicios que ofrece; destaca trabajos tan importantes como el viaducto de La Estampilla y el sistema helicoidal de puente y túnel que se construyó entre Dosquebradas y Santa Rosa, y menciona la conveniente ubicación y cálida atención de los centros de servicio que ofrece la concesión.

Esas son realidades que sorprenden gratamente al viajero, que las agradece sinceramente. Eso está muy bien.

Mi columna relativa a esta obra no niega esos hechos ni critica las cosas buenas que existen en ella. No faltaba más. Caldas, Risaralda y Quindío merecían ese desarrollo vial y lo disfrutan con creces. No hay duda. La columna se refería a un asunto muy específico, que aparentemente no fue contemplado en el proyecto original: la posibilidad de que Manizales esté o no integrada a la gran red vial de dobles calzadas cuyo eje es la gran autopista entre Buenaventura y Bogotá. Y lamento tener que concluir que, según todo parece indicar, no lo estará.