28 de marzo de 2024

Las frías cifras de la seguridad

25 de abril de 2019
Por John Fredy Franco
Por John Fredy Franco
25 de abril de 2019

La percepción puede resultar tan volátil y su carácter es tan efímero que cada muestreo basado en esta técnica termina siendo una referencia del “estado de ánimo” colectivo mediado eso sí por la experiencia personal más próxima que haya vivido un ciudadano.

Por eso hablar de percepción de seguridad ciudadana es uno de los referentes que mayores dicotomías trae en medio de escenarios que se mueven bajo lo imprevisto y lo súbito.

Delitos de alta incidencia en la seguridad de las ciudades como el homicidio, el hurto callejero, el micro tráfico, el fleteo tienen dinámicas tan comunes pero a la vez tan independientes que cuando se ponderan en un resultado de encuesta de percepción resulta divergente asimilar que el porcentaje si se “acomoda” a la cotidianidad que viven los ciudadanos del común en el metro cuadrado de su hábitat.

En Manizales las cifras de seguridad ciudadana son frías.

Y tienen esa particularidad no por que sean negativas (los datos más recientes ubican la percepción en rangos positivos por encima del 70%), ni por que no sean del gusto del mandatario de turno o leña para los detractores de oficio del gobierno.

Son frías a mi juicio dado que no reflejan dos elementos clave de quiénes lideran las estrategias de seguridad ciudadana en esta capital: entrega y sacrificio.

Pocos en la ciudad conocen que existe alguien (de carne y hueso) que silenciosamente ha sacrificado su familia e integridad para hacer “rondas” de control operativo a lo largo y ancho del perímetro urbano y rural durante no menos de 120 días por año desde el 2016.

Ha sido el “hombre de la noche” entre las 10 pm y las 3 o 4 de la madrugada cada inicio de fin de semana.

Junto a él un grupo de policías han llevado a establecer una dinámica tal que solo por citar un ejemplo; en el sector de las galerías- foco histórico de homicidios y riñas  especialmente en las noches en que bares y grilles son recurrentemente visitados- hoy ya son poquísimos los titulares de prensa que se gana por cuenta de muertos o heridos con arma blanca o de fuego.

Ese personaje es el secretario de gobierno municipal Jhon Heberth Zamora López.

Por eso cuando confrontando cifras se encuentran datos que dan cuenta de Manizales con una reducción del 37% en delitos de alto impacto, basados en el comparativo a corte de marzo de 2018 cuando se presentaron 19 homicidios y en lo corrido de este año van 12; la percepción que queda es que el trabajo disciplinado y constante para afinar decenas de variables que confluyen alrededor de temas de orden público o seguridad han dado resultados.

Obvio. No vivimos en una ciudad de ángeles. El hampa no duerme. Seguramente en alguna calle estamos expuestos a tener un raponazo que nos deje sin celular o sin billetera.

Nos siembran cierto grado de temor los combos callejeros en barrios x o y que se nutren infortunadamente del circulo vicioso de las denominadas ollas de micro tráfico; pero que las cifras, más allá de la percepción señalen que Manizales también es la ciudad con la tasa más baja de homicidios por habitante;  siendo la tasa nacional de 25 muertes por cada 100 mil habitantes y en la capital caldense está en 17; es un síntoma inequívoco que aquí aún se puede disfrutar de la ciudad sin tener como amigo en el camino al susto o al miedo de ser víctima de los bandidos.

Por eso las cifras positivas en materia de seguridad deberían tener rostro, humanizarse.

Así como nos encanta conocer los detalles y hasta el rostro de las víctimas de sucesos infortunados (por aquello del morbo o del chisme criollo) que bueno también es reconocer al secretario de gobierno municipal, policías, miembros de la Fiscalía – su CTI- y todos los actores involucrados en la aplicación de las estrategias de seguridad por poner ese milla adicional en su empeño por hacer de Manizales una ciudad más segura cada día.

Resulta en extremo soberbio adjudicar a un funcionario o un comandante de policía o simplemente a un uniformado su responsabilidad en hechos que como lo he mencionado surgen de lo fortuito y en el caso de Manizales de la ya comprobada intolerancia.

En esta ciudad se ha dispuesto de todos los elementos humanos, técnicos y logísticos para garantizar al mayor número de ciudadanos que la sensación de seguridad más que un anhelo sea un valor intrínseco a su cotidianidad y sin duda desde el gobierno local tenemos un guardián de esa meta.

Estar seguros, afianzar ese rango, cuidarlo y velar por que trascienda entre vecinos, barrios y sea extensivo a la ciudad es tarea de todos.

El cerco debe ser frente común. La denuncia es el arma que todos tenemos a la mano. Y la tolerancia uno de los valores que más debemos ahondar. Tolerancia frente a las diferencias con los demás y tolerancia para criticar. Eso sí los enemigos de todo seguirán tratando de trasladar esos fantasmas con que andan al resto de la humanidad. A la final esas son las desventajas de la percepción.