Encrudecer, uno-una, rentar, pueda que
Quisquillas de alguna importancia
El número cardinal ‘uno’, repito, es variable en género nada más, pero hay quienes lo hacen de todo en todo invariable.
En uno cualquiera de los días de la tercera semana de las protestas desmedidas de los indígenas del Cauca, Vicky Dávila entrevistó al gobernador de ese departamento, Óscar Rodrigo Campo Hurtado, quien, en alguna de sus respuestas, dijo: “Se ha encrudecido el conflicto” (La W). A uno de sus fieles oyentes no le sonó el verbo y sugirió ‘recrudecer’. De acuerdo con lo visto en televisión y leído en los periódicos, me parece que ninguno de los dos expresa la idea del gobernante. En efecto, el verbo empleado por éste –‘encrudecer’, muy poco usado– significa hacer que algo tome la apariencia de crudo, y el segundo, ‘recrudecer’, quiere decir que algún mal –físico o moral– ha retomado la intensidad que por algún motivo había perdido. ‘Empeorar, agravarse, acrecentarse, agigantarse’ son algunos de los verbos que se me ocurren para reemplazar los anotados. No sobra añadir que, figuradamente, el verbo ‘encrudecer’ significa también ‘exacerbar’, pero con el sentido de ‘irritar-se, enfurecer-enfurecerse’. En otra de sus respuestas, dijo: “En otrora era imposible”. No creo que valga la pena glosar esta frase, ya que todos sabemos que el adverbio de tiempo ‘otrora’ (‘en otro tiempo’) no requiere preposición alguna. Como ‘antaño’ y ‘hogaño’. ***
El único número cardinal variable es ‘uno’, y esto sólo en género: ‘uno-a’. En número no, puesto que él designa exclusivamente a un solo individuo de una especie o de una clase o de cualquier conjunto de cosas, por ejemplo, ‘un automóvil’, porque si fuesen varios, habría que decir o escribir ‘dos, quince, cien, mil automóviles’. Este número cardinal no se puede confundir con el artículo indeterminado o indefinido ‘un-una’ (“el que se antepone al nombre para indicar que este se refiere a entidades no consabidas por los interlocutores”), que sí es variable en género y número, verbigracia, ‘un castillo-unos castillos; una mansión-unas mansiones’. Elemental. El número cardinal, repito, es variable en género nada más, pero hay quienes lo hacen de todo en todo invariable, como la presentadora de noticias de RCN Diana Mina, al leer la siguiente información de pantalla “101 víctimas” de esta manera: “Ciento un víctimas” (7/4/2019). Aludía a las víctimas de las balas perdidas. “Ciento una víctimas”, porque ‘víctima’ es un nombre femenino. Hace poco me referí a un caso parecido –“ciento un noches”–, de la publicidad de una fábrica bogotana de colchones. Lo preocupante en ambos casos es que en dichas compañías, especialmente en RCN, no haya quien ‘vea’ tan protuberante error gramatical, y lo corrija. Y peor sería, ¡cómo no!, que todos ignorasen estas nociones, o que a todos les importase un pepino el buen castellano. Nota: El masculino de este número se apocopa cuando es adjetivo, es decir, cuando precede inmediatamente a su sustantivo, por ejemplo, ‘en ese año hubo apenas un terremoto’. ***
‘Rentar’, en castellano, no es ‘alquilar’ ni ‘arrendar’. ‘Rentar’ significa únicamente “producir o rendir beneficio o utilidad anualmente”. Es éste un error, muy extendido en la actualidad por influencia del inglés, como se puede apreciar en esta frase: “…para que una persona que vaya a viajar y necesite donde quedarse lo pueda rentar” (El Tiempo, Guillermo Santos Calderón, 8/4/2019). ¿Habrá alguien a quien le importe esto? ***
‘Pueda que’ es una locución popular que no debería oírse en el lenguaje hablado culto, ni, mucho menos, leerse en el escrito. El columnista de El Tiempo Gustavo Duncan, en su artículo sobre el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, chapuceramente escribió: “Pueda que en la opinión le vaya mal, como demuestran las encuestas…” (21/3/2019). La construcción correcta debe hacerse con el verbo en indicativo y sin la omisión del verbo ‘ser’, ya que equivale a ‘es posible que’. La locución con el verbo en subjuntivo, y el verbo ‘ser’ incluido, significa ¡ojalá!, ¡quiera Dios!, por ejemplo, ‘pueda ser que llueva’.