17 de enero de 2025

Darío Arenas: el polo positivo

3 de abril de 2019
Por John Fredy Franco
Por John Fredy Franco
3 de abril de 2019

Hace 14 años de la mano del sindicato de educadores unidos de Caldas EDUCAL dimos vida a un espacio en la televisión regional que denominamos “aula abierta”. Por aquellas calendas mi conexión con el mundo sindical y la denominada izquierda colombiana no era más que la cobertura de los hechos noticiosos que para esos años nutrían la denominada agenda de medios.

Fueron periodos complejos. Al estilo de notarios, dimos fe de la persecución criminal que sufrieron varios de los líderes sindicales de Caldas a manos de grupos paramilitares que cobraban cuentas bajo el manto de acabar con los auxiliadores o voceros de la guerrilla.

Ser de izquierda o tener si quiera algún asomo de simpatía por rasgos de sindicalismo no era bien visto (tufillo discriminatorio que aún subsiste) y hablar del MOIR, la voz proletaria, socialismo entre otras tendencias y posturas doctrinales que nacieron en el siglo XIX tras la revolución industrial era sinónimo de alzarse en opinión sectaria.

Manizales no fue ajena a esa tendencia. Si bien los modelos de gestión de gobierno se han caracterizado por representar históricamente en la ciudad corrientes de acción de centro, la contemporánea representación de la izquierda local se ha adaptado a las circunstancias locales y ha dado paso a reales semilleros de voces líderes que con un tono ideológico moderado ganan espacio de representación en este entorno.

Me detendré solo en un nuevo protagonista de esa “ágora” del siglo XXI que de a poco ha ido escalando posiciones de representatividad con un único elemento de enganche como herramienta de persuasión de opinión pública: su discurso. Hablo de Darío Alexánder  Arenas Villegas.

Sociólogo de profesión, Darío encarna esa tendencia del polo democrático en Manizales que a fuerza de renovación propia como consecuencia del relevo generacional, ha ido copando espacios en un partido que tenía una fuerte etiqueta de dogmas irremplazables, inmodificables e inquebrantables.

No hace falta pasar largas horas escuchándolo para inferir que su modelo de comunicación (incluido su tono) es fiel reflejo de – supongo yo- sus encuentros y seguimientos detallados al Senador Jorge Robledo bastión férreo de la llamada oposición al Gobierno Nacional y quizá de las mejores voces argumentativas con que cuenta la izquierda en nuestro país.

Las ideas de Darío hechas discurso adquirieron vida pública en cada aparición que desde las asambleas estudiantiles de la Universidad de Caldas lideró y aún lidera.

Ha encarado movimientos de veeduría y oposición a decisiones administrativas de los gobiernos de turno en el plano local (eso sí con mas pulla hacía el gobierno de Manizales a lo mejor por que sabe que en Octavio Cardona Alcalde de esta ciudad encuentra un mandatario vehemente en la defensa de su gestión y que en la argumentación está uno de sus principales atributos)

Se hizo contar en las pasadas elecciones para Congreso de la República en la lista de aspirantes a la Cámara de Representantes por el Polo y con su discurso que tiene ineludibles  elementos de coherencia entre lo que piensa y está convencido de ser el camino de su ejercicio político; logró cerca de 13 mil votos que lo dejaron a juicio de los entendidos, en una posición de privilegio al interior de su colectividad.

Hoy Darío circula en el ramillete de pre candidatos a la Alcaldía de Manizales, en un ejercicio de los llamados “alternativos” un grupo de ciudadanos que bajo distintas banderas de partidos “independientes” estarán en la puja por el primer cargo administrativo de la ciudad.

No creo que la fortaleza de Darío sean 200 personas que le escribieron una carta entusiasmándolo con una candidatura. No creo – basado en tendencias de la década reciente- que este sea el cuarto de hora de la izquierda electoralmente hablando en el plano local; pero si creo que nombres, formas de ejercicio político y visiones de ciudad como la de Darío Arenas comienzan a demostrar que hacer política sin etiquetas, sin sombras y sin maquillajes distractores cada vez toma más forma y protagonismo en Manizales.

Voces como la de Darío con el ímpetu propio de la mente joven nutren la democracia.

Siempre es bueno escuchar algo distinto. Ojalá y con el paso de los meses lo escuchemos asumiendo también un rol propositivo, un talente de gestión. Ese seria un valor agregado en su discurso que lo llevaría a consolidarse como un polo positivo.