20 de enero de 2025

Buena esa señor Presidente

11 de abril de 2019
Por Augusto León Restrepo
Las turbulencias son diarias en el vuelo de los gobernantes. Y ponen a prueba a los pilotos, que, para evitarlas, cambian de rumbo. O comienzan a volar por instrumentos que de acuerdo con los manuales de los constructores de las naves los van a conducir a puerto seguro. Cuando voy de pasajero, confío mas en la habilidad del aviador, en su inteligencia e iniciativa para sortear el peligro, que en la lectura apresurada del libraco que señala el camino a seguir.
Iván Duque Márquez, nuestro piloto, joven y con poco kilometraje, ha dado muestras en dos de las últimas turbulencias, que si se sale del libreto estricto que le impuso el dueño de la empresa que lo contrató y auspició, puede ganarse el respeto y la simpatía de sus pasajeros.
Prefirió el diálogo civil y desgastador, a las masacres recomendadas por el redactor del rígido manual con las fórmulas para aplicar en caso de emergencia, con efectos que hubieran sido trágicos y devastadores. Tres muertos, con nombre conocido, y varios NN,  ha sido el saldo letal de la llamada minga indígena, que bien pudiera haber sido de centenares de víctimas si se hubieran desbocado los enfrentamientos. Yo aplaudo los diálogos, así sea de dos años con carreteras cerradas, y sin muertos, a vías abiertas a punta de metralla. Estas asesorías que recomiendan la fuerza, son tan dañosas como las que aconsejan pedimentos bobalicones que demeritan la seriedad  de lo que se exige con razones y justicia.
Que es eso, señores dirigentes de los indígenas, de incluir dentro de los temas para conversar, que no haya sobrevuelos sobre las tierras que ocupan. O que las relaciones internacionales se negocien con ellos. Y cosas parecidas. Eso no es serio. O pretender que en un cabildo abierto el Presidente de la República se someta a un juicio político, en sitio público y asistencia multitudinaria, cuando los ánimos aún están caldeados. La dirigencia del Consejo Regional Indígena del Cauca, OCRI, le debe pedir a  los congresistas que los representan y a los que oyen y les piden orientación, que adelanten los debates contra el gobierno en el escenario dispuesto para ello: el Congreso. Eso de los juicios revolucionarios, como el que quiso montarle el M19 al Presidente Belisario Betancur en el día mas negro de la historia de Colombia, el miércoles 6 de noviembre de 1.985, fue una alucinante desfachatez de orden mayor que no se puede ni se debe repetir. Bien estuvo el Presidente Duque en no someterse a semejante desaguisado. Que desfavorece y desprestigia la causa indígena, cuyas reivindicaciones son entendibles. No hay cachetada mas ofensiva que los incumplimientos de lo pactado. Pero que con consignas como estas les hacen perder reconocimiento y solidaridad.
Y también estoy de acuerdo con el manejo de Duque Márquez al asunto de Trump y de sus expresiones imperialistas. Claro, nítido, que en el manual impuesto a su gobierno, está el de la entrega irrestricta a los dictados de Whashington y el alinderamiento al lado de sus políticas intervencionistas y guerreristas. Nuestro Presidente anduvo en apurada visita oficial al imperio, con zalemas y besamanos a tutiplén, que se recuerda mas por lo anecdótico que por lo sustancioso. El traje de Doña María Juliana Ruiz Sandoval, es mas recordado que los discursos.
El Ministro de Relaciones Exteriores de nuestro país se mantiene mas en la Casa Blanca y el Congreso de los Estados Unidos que en el historiado Palacio de San Carlos, sede de nuestra Cancillería. Y por la Embajada norteña en Bogotá, hay desfiles de Cortes, congresistas, funcionarios, que acuden solícitos a escuchar insinuaciones y requerimientos para solucionar asuntos soberanos de nuestro país. Pues bien. Para terminar esto, que va para largo, aplaudo la respuesta del Presidente Duque a las descomedidas e insultantes frases con que se refirió Trump a nuestras gentes. Y al desobligante reclamo a la continuada y sacrificada en vidas y recursos, lucha permanente, contra los cultivos de coca. Las muertes que nos ha costado claman al cielo. Y sí señor: usted, no tiene que rendirle cuentas de su gestión mas que al pueblo colombiano. Ojalá durante su mandato prosiga con esta posición y no se deje conducir de la ternilla ni de Trump ni de nadie. Buena esa Señor Presidente.