¡Aspersión con glifosato no es la solución!
Comunidad y Desarrollo
Hay que abonarle al presidente Duque, la voluntad que tiene como primer mandatario de los colombianos, de sacar a nuestro País del terrible flagelo en que se encuentra, puesto que existe un compromiso con los Estados Unidos de bajar la producción de cocaína y esto solo se logra eliminando los cultivos ilícitos que al día de hoy ascienden a más de doscientas mil hectáreas.
Pero hay es que buscar otras alternativas, como es la sustitución, pero con programas bien manejados y bien estructurados, es decir, cumpliéndole a los campesinos erradicado res, caso contrario continuaremos improvisando y de llegar a la fumigación con glifosato posteriormente vendrán demandas bastante costosas y lo más grave con impacto en la C.P.I. por violación a los más elementales derechos humanos.
Tampoco lo puede ser con otras sustancias químicas, ni con la erradicación manual, puesto que, si bien puede estar dando resultados, con dicha labor se han cobrado muchas vidas, unas veces por las minas antipersonas sembradas en las zonas de cultivos por los grupos guerrilleros y paramilitares, otras por los ataques que sufren los erradicado res dentro y fuera de su labor.
En varios foros sobre erradicación de cultivos ilícitos, la queja generalizada de los campesinos erradicado res, es que los comprometen con programas de sustitución y después que han erradicado los cultivos ilícitos, no les cumplen con los subsidios prometidos y los cursos de capacitación para los cultivos lícitos.
¿Hasta cuándo vamos a continuar dando palos de ciego con la erradicación de los cultivos ilícitos? Empezando porque después de tantos años de lucha contra este flagelo, que a todos nos preocupa, después de haberse gastado
En los últimos años más de 10 billones de pesos en programas de: erradicación y sustitución, aún no hemos detectado a cuánto asciende la diversidad de los cultivos ilícitos en nuestro País.
Debemos entender que no solo de coca y de heroína, se nutren los mercados de pequeños, medianos y grandes, consumidores y comercializadores; la naturaleza es pródiga en proporcionar otro tipo alucinógenos, que muchas veces se encuentran a la vuelta de la esquina y sin darnos cuenta están creciendo a pasos agigantados.
Citemos nada más dos casos: el cacao sabanero comúnmente llamado borrachero, – de donde se extrae la escopolamina-, se produce en las afueras de Bogotá y en las narices de las propias autoridades, de veredas y municipios circunvecinos.
Otro caso es el de los hongos de los estiércoles de ganado, que se da en los potreros; en ambos casos producen efectos alucinógenos y son productos muy conocidos en los medios del sector agro.
Pero también hay otras materias para producir cocaína con otros insumos, que reemplazan los llamados precursores químicos y que se encuentran en la misma selva donde se procesa en forma pura.
Indudablemente que el foro celebrado recientemente por la Corte Constitucional, sobre la viabilidad de autorizar nuevamente la aspersión con glifosato, con el cumplimiento de ciertos requisitos, no aminora los riesgos medioambientales, y sigue poniendo en peligro la salud de los habitantes que viven y merodean por los predios fumigados.
En dicho foro se escucharon voces muy autorizadas de profesionales y autoridades de los lugares que han padecido los rigores de la destrucción medioambientalista y la salud de las personas, por lo tanto, se requiere se haga una investigación más a fondo sobre el particular.
Como conclusiones del foro, se puede decir que, si la Corte Constitucional autoriza la aspersión de los cultivos ilícitos con glifosato, muy seguramente que quedaremos bajo la jurisdicción de la Corte Penal Internacional, por violación a los derechos humanos, al atentar contra la vida de las personas y la violación a los principios de preservación y conservación del medio ambiente y nuestros recursos naturales.