28 de marzo de 2024

Aterciopelados: «Tratamos de conservar nuestra irreverencia y curiosidad»

10 de febrero de 2019
10 de febrero de 2019

Santiago José Sánchez

Bogotá, 9 feb (EFE).- Cuando se cumplen 23 años desde que «Bolero Falaz» situara a Aterciopelados en el panorama musical latinoamericano, la banda colombiana de rock todavía tiene algo que decir porque, como explica su bajista, Héctor Buitrago, tratan de conservar la «irreverencia y curiosidad» de sus inicios.

La banda recibe a Efe en el que fue el estudio de grabación de Buitrago, en el residencial barrio de Cedritos de la capital colombiana, un lugar santuario del grupo y en el que todo recuerda a Aterciopelados, desde los cuadros en las paredes hasta los innumerables premios ganados.

Unos premios a los que se les puede añadir un Grammy en la categoría de mejor álbum alternativo por su último trabajo, «Claroscuro», aunque ellos mismos quitan hierro a los galardones porque, dicen, «dependen más de que la música te emocione».

«Eso no es lo que valida tu trabajo. No dependemos de esas cosas», sentencia Andrea Echeverri, la cantante del grupo.

Su nominación emerge como una flor en un páramo musical en una industria que en la que prima el reguetón y las letras comerciales sin un mensaje político aparente.

Aunque ellos mismos reconocen que la ideología «está un poco desprestigiada», dicen que no van a dejar de ser reivindicativos porque son «viejos y tercos».

«Tanta revolución y tantos ideales… ¿y qué? Estamos en un mundo neoliberal totalmente esclavizados por el trabajo y por tener que producir dinero», se lamenta la vocalista.

Ella, que asistió a un almuerzo de mujeres por su nominación a los Grammy, carga contra una industria y unos artistas que están haciendo dinero «a costa de que en el mundo violan a no sé cuántas mujeres al minuto».

Una de las ponentes de ese almuerzo fue la estadounidense Becky G, que en uno de sus éxitos canta «A ella le gustan mayores»; una de esas canciones que genera «ambivalencia» en la vocalista de Aterciopelados: «Entiendo que hay una cosa de liberación, pero me parece que al final lo que hacen es coquetear con el otro lado».

«Ella decía que su maestra era Jennifer López. Mi maestra tal vez fue Violeta Parra; estamos en dos lugares diferentes», apunta.

Pero la otra mitad del grupo, Buitrago, está esperanzado con la nueva hornada de artistas, eminentemente urbanos, que tienen una «apuesta estética clara».

Entre ellos cita a la española Rosalía: «Será cuestión de esperar, de que todo el ciclo vuelva a halar hacia allá», afirma.

A pesar de que su música se aleja de los grandes éxitos del reguetón que suenan tanto en salas de Medellín como de Barcelona, el dúo de rock ve con buenos ojos este «boom» de la música latina.

«Nos han demostrado que la música latina ha logrado abrirse paso y que ahora son los artistas anglosajones los que buscan tener unas colaboraciones con artistas latinos para subir su impacto en las redes. Eso está bien, me parece que es un paso bien importante», reconoce Buitrago, que añade que «abre muchas puertas» el hecho de que se los éxitos se canten en español.

Pero su música sigue siendo tan original como en sus inicios: una mezcla de rock y electrónica aderezada con ritmos tradicionales latinoamericanos.

O, como dicen en la letra de «Tumbao», «Ni que todo tuviera que ser urbano / Húmedo excitado, hipersexy, alterado / Ni que todo tuviera que ser gourmet / Muy mío es lo que vengo a ofrecer».

No saben cuál es la clave para seguir vigentes tras tantos años en activo, pero Echeverri admite que lo más difícil es «seguir siendo relevante con uno, seguir encontrando sentido en escribir una canción».

«Lo primero es no quedarse allá, hace 23 años, sino estar acá, estar presentes. Pensar como pensábamos entonces, tratar de conservar esa irreverencia y curiosidad de ese momento, pero sin quedarse allá», apunta Buitrago.

La prueba más clara de su vigencia es el éxito de la gira de presentación de «Claroscuro», que ahora expandirán a otros países del continente, donde también trasladarán su mensaje de defensa de «lo femenino, la ecología, lo ambiental, la defensa del agua y la defensa de lo ancestral».

Porque, como ellos mismos reconocen: «Aterciopelados ha sido un grupo que siempre ha roto esquemas e ido por su propio camino, sin que nadie le diga por dónde ir». EFE