28 de marzo de 2024

Regresa la cultura de la guerra

28 de enero de 2019
Por Albeiro Valencia Llano
Por Albeiro Valencia Llano
28 de enero de 2019

Difícil entender el acto terrorista ejecutado por el ELN, el 17 de enero, porque esta guerrilla está fracturada y porque semejante atentado contra estudiantes de la Escuela de Cadetes General Santander, solo beneficia a los guerreristas, cierra la puerta de la paz y es un regreso al pasado ¿No hicieron el análisis político? ¿No entienden quiénes se benefician con el terrorismo y con el negocio de la guerra?

Cuando estalló la bomba y se conoció la dimensión de la tragedia llegaron las voces atacando el acuerdo con las FARC, criticando las negociaciones con el ELN y dibujando el caótico panorama que le llegaba a la atormentada Colombia. El mensaje del senador Uribe insinuaba el regreso a la Seguridad Democrática: “Grave que la paz hubiera sido un proceso de sometimiento del Estado al terrorismo”.

Y María del Rosario Guerra lanzó el siguiente trino: “Espero que nadie tenga hoy la bajeza de salir a las calles para protestar contra nuestra Policía Nacional. Colombia respalda y abraza a sus héroes”. Recordemos que para ese día estaban programadas manifestaciones contra el fiscal y contra el ESMAD. Ante el aturdimiento general los estudiantes y los sindicalistas aplazaron las protestas. Ya no se hablaba de los bonos de agua, ni de los sobornos de Odebrech, ni del fiscal, ni de Lafaurie y Fedegán; mucho menos del continuo asesinato de líderes sociales.

El acto de barbarie del ELN le dio oxígeno al gobierno de Duque, que ha estado acorralado por el movimiento estudiantil y por los congresistas insaciables, que piden más mermelada; es claro que el presidente ha venido gobernando de acuerdo con las presiones, sin rumbo y sin ideas propias para manejar el país, pero el ELN le trazó el peor de los caminos.

En el ambiente de solidaridad con la Policía, el Gobierno y el uribismo organizaron la marcha que uniría a todo el país. El domingo 20 desfilaron en Bogotá unas 35 mil personas, convocadas principalmente por el presidente Duque, quien afirmó que “Todos somos Colombia cuando el terrorismo busca arrebatarnos la esperanza”. Aunque la mirada estaba puesta en rechazar la violencia se escucharon numerosas consignas en favor de la guerra y gritos espeluznantes como ¡Plomo es lo que viene! Pero muchos salieron a marchar en defensa de la paz y en contra de los asesinatos de líderes sociales y de reclamantes de tierra.

Se cierra la puerta de la paz

Con el sangriento atentado del ELN el Gobierno encontró el “perfecto enemigo”, porque ya no están las FARC. Así se explica el exagerado activismo internacional para desconocer el protocolo de retorno de los negociadores de paz del ELN y exigir a Cuba su entrega a la justicia colombiana.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que sesionó el miércoles 23 de enero, insistió al Gobierno de Colombia en persistir en la solución dialogada del conflicto armado. La situación era compleja porque los países garantes, que acompañaron el proceso de paz con el ELN, habían expresado opiniones encontradas, pues mientras Cuba y Noruega afirmaron que serían respetuosos de los compromisos adquiridos, Chile y Ecuador anunciaron su respaldo al presidente Duque “En su firme determinación de llevar a la justicia a los responsables de este brutal acto terrorista”, pero no mencionaron los protocolos.

Antes de que el Consejo de Seguridad iniciara la sesión, el presidente Duque envió desde Davos (Suiza), un nuevo mensaje insistiendo en desconocer los protocolos: “Espero que la comunidad internacional nos siga rodeando en un solo propósito: el terrorismo es una amenaza global y necesita que la justicia se aplique con todo el peso de ella”.

Los miembros del Consejo de Seguridad no dijeron nada al respecto y se limitaron a seguir las formas diplomáticas propias de una decisión unilateral, como la adoptada por nuestro país; sin embargo reiteraron su rechazo al atentado perpetrado contra la Escuela de Cadetes de la Policía. Pero en el ambiente quedó el llamado a no desistir de la vía dialogada para la terminación del conflicto. En este sentido fue muy directa la representante del Reino Unido, quien dijo que “El atentado indica la importancia del fin del conflicto con las FARC y de sacar adelante la labor de aplicar el Acuerdo de Paz”.

La ONU no se pronunció sobre el cumplimiento o no de los protocolos, lo que significa que en este caso el presidente Duque se quedó solo y no le quedará otra salida que implementarlos en coordinación con los países garantes, si no quiere perder credibilidad en el campo internacional.

Sobre el espinoso asunto es muy claro el llamado que hizo en la ONU el representante de Sudáfrica, Jerry Mathews Matjila: “La paz es costosa, es compleja. Es difícil hacer la paz, pero es necesario. Hace falta paciencia”.