28 de marzo de 2024

¿Duque o Uribe?

7 de enero de 2019
Por Alberto Zuluaga Trujillo
Por Alberto Zuluaga Trujillo
7 de enero de 2019

Voté por Iván Duque, no por haber sido el que dijo Uribe, sino porque  su aparente preparación y decencia lo hacían el indicado para conducir la nave del Estado, por las procelosas aguas del agitado mundo en que vivimos. Hoy, cumplidos cinco meses de mandato, el barco no endereza su rumbo porque no lo tiene. Errático y a la deriva, no ha avistado el puerto dónde fondear. Vapuleado por olas que no alcanzan a producirle serio daño, la oposición no está preparada para asestarle golpes certeros, pues entre ellos mismos existen divergencias y no hay un verdadero jefe que aglutine y mande, solo enfermizos ególatras en trance de surgir, cada uno por su lado. El partido de gobierno grita y vocifera desde el Senado, ordenándole qué hacer y disparando a cielo abierto sin importarle que ese fuego alcance a su novato Presidente, sintiéndose por tanto, no apoyado sino, utilizado y manipulado. Y es ahí donde nos damos cabal cuenta de que las prevenciones surgidas antes de su elección resultaron ser ciertas como sentencias premonitorias de lo que sería su talante. Si bien físicamente Duque reposa en la silla presidencial, quien toma las decisiones es su presidente eterno. Impuso a Carrasquilla, su minhacienda en el 2002, estando impedido a la luz de la sentencia C-893 del 7 de octubre de 2003 de la Corte Constitucional que ratifica la prohibición “indefinida en el tiempo” de ocuparse como particular de los asuntos conocidos en el ejercicio de su cargo, cuando los famosos Bonos de Agua. Impuso a Alejandro Ordóñez como embajador ante la OEA, habiendo sido declarada nula su reelección como Procurador General de la Nación por la Corte Constitucional al  haberla  logrado a través de prácticas clientelistas y corruptas, las mismas  que Duque se comprometió a erradicar. Impuso a Claudia Ortiz en la Agencia Nacional de Desarrollo Rural sin el lleno de los requisitos legales solo por el hecho de ser uribista clase A, después de que Duque reversara el decreto de nombramiento como directora de la Unidad de Protección por haber sido rechazada por los altos protagonistas de la vida pública y política del país, a quienes supuestamente iba a proteger. Impuso el Fiscal Ad Hoc para conocer de algunas investigaciones de Odebrecht en el que está incurso su grupo político con el claro caso no investigado de las infiltraciones a las campañas de Oscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos. Impuso en la discusión de la reforma política el manejo del 20 por ciento del presupuesto nacional por parte de los congresistas, quienes dispondrán de las obras regionales en cuantía astronómica que asciende a 52 billones de pesos, resucitando los auxilios parlamentarios y constituyéndose en la más auténtica mermelada que, no por diarreica, empalaga con empacho a estos desvergonzados congresistas. Este Gobierno es más de lo mismo como lo seguirán los siguientes, mientras no se convoque una Constituyente que acabe con el sistema, que es la camisa de fuerza que  impide al gobernante hacerlo, con dignidad y decoro.

 

alzutru45@hotmail