29 de marzo de 2024

Las paradojas de la vida pública

2 de diciembre de 2018
Por Eligio Palacio Roldán
Por Eligio Palacio Roldán
2 de diciembre de 2018

Se dice que el secreto de la felicidad, en esta vida, está en ser coherente entre lo que se piensa, se dice y se hace. Observando las posiciones de los personajes públicos, en especial de los políticos, se podría pensar que, entonces, son seres desgraciados y que su vida debe ser un infierno. O, bueno, que cambian constantemente de manera de pensar, al estilo Juan Manuel Santos, para no ser imbéciles.

Aquí varios ejemplos:

  • Nestor Humberto Martínez, el hijo del inolvidable maestro del humor y la crítica política Humberto Martinez Salcedo, ha tenido que enfrentar la difícil situación de juzgar hechos en los que participó directa o indirectamente, como es el caso de Odebrecht. Por ello, muchos sectores de la opinión pública piden su renuncia pues creen tiene responsabilidad en uno de los mayores escándalos de la corrupción nuestra de cada día. No se debió arrimar a la candela, desde luego, pero esos son los riesgos del poder.
  • Gustavo Petro quien dice combatir la corrupción, fue ampliamente cuestionado por esta misma razón cuando ejerció la alcaldía de Bogotá y ahora se conoce que recibió dineros en circunstancias poco claras.
  • Darío Arismendi y otros destacados periodistas, también, critican la corrupción y pasan de agache con sus inversiones en paraísos fiscales.
  • El presidente Duque que se opuso al IVA a las gaseosas, en la anterior reforma tributaria, ahora trata de gravar la canasta familiar y presenta al Congreso un proyecto donde extiende el IVA a toda la cadena de distribución de las bebidas azucaradas.
  • El expresidente Uribe Vélez que desmejoró las condiciones laborales de la clase trabajadora, intenta “remediar” la difícil situación de los empleados con una prima adicional.
  • El expresidente Pastrana que negoció con las Farc, se dedicó luego a criticar el proceso de paz del gobierno Santos.
  • El expresidente Santos que se hizo de Uribista durante ocho años.
  • Los congresistas que se acomodan a la ideología del presidente de turno, sin vergüenza alguna. Bueno, más bien, muy sinvergüenzas.

Como se dice coloquialmente “no se puede patear la lonchera” y podrían ser entendibles estas paradojas y que se juegue en diferentes roles por necesidades económicas y/o de reconocimiento social, necesidades que son mayores entre los seres con menor autoestima  e inmadurez y que por supuesto tienen, también, mayores sufrimientos; pero siendo personaje público se debiera guardar discreción, en la medida de lo posible, y no hablar demasiado cuando se tiene rabo de paja porque es bien sabido que “Quien tiene rabo de paja no debe acercarse a la candela”.

ANTES DEL FIN

Llega otra navidad, la primera del gobierno Duque, un gobierno que parece naufragar en sus cuatro primeros meses. Ojalá para el próximo año tome un nuevo aire.

Es tan dramática la situación de la corrupción en Colombia que en esta navidad el villancico “Los Peces en el Río”, sonará así: “Roban, roban y vuelven a robar”.