28 de marzo de 2024

Policía Nacional: 127 años de historia

7 de noviembre de 2018
Por Víctor Julián Ramírez Betancur
Por Víctor Julián Ramírez Betancur
7 de noviembre de 2018

Mediante la ley 23 del 23 de octubre de 1890, el Congreso de Colombia, facultó al gobierno nacional, bajo la presidencia de Carlos Holguín Mallarino, para el establecimiento, organización y sostenimiento de un Cuerpo de Policía, para lo cual autorizaba al gobierno para contratar una persona en Estados Unidos de América o en Europa para que bajo su dirección, se organizara el referido Cuerpo de Policía. Fue así, como a través del decreto 1000 del 5 de noviembre de 1891, bajo de dirección del francés Jean Marie Mercelin Gilibert, se creó la Policía Nacional, como un cuerpo armado permanente de naturaleza civil, encargada de mantener y garantizar el orden público de la nación.

Antes de la creación del primer Cuerpo de la Policía, existían policías departamentales y municipales que eran nombrados por el gobernador y el alcalde de turno; y los “serenos”, que eran quienes cumplían funciones de vigilancia nocturna, vestidos de ruana y que, además, anunciaban la hora y eran los encargados de prender los faroles de petróleo que alumbraban las calles.

Casi cuatro décadas después del nacimiento, mediante la Ley 72 de 1930, a la Policía Nacional –igual que a los militares y a las unidades de policía municipales y departamentales– les quedó prohibido ser deliberantes. Esto con el fin de apartar a sus miembros de la lucha partidista en la que se enfrentaron liberales y conservadores y de la que la Policía no era ajena. Con los disturbios del 9 de abril de 1948, un pequeño grupo de policías participó de las revueltas, lo que llevó al gobierno del presidente Mariano Ospina Pérez (1946 – 1950) a licenciar a toda la policía, pero un año después renació el Cuerpo de Policía.

Bajo la presidencia del general Gustavo Rojas Pinilla, se dispuso que la Policía fuera el cuarto componente de las Fuerzas Armadas, junto con el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. En este periodo también se permitió que las mujeres pudieran hacer parte de la Institución.

A partir de la Constitución Política de 1991, la Policía Nacional adquirió estatus constitucional, como un cuerpo armado permanente, de naturaleza civil a cargo de la nación, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz (artículo 218 superior).

En estos 127 años de historia, la Policía Nacional ha enfrentado retos y desafíos como la guerra contra los carteles de narcotráfico, que la han convertido en un referente mundial, pero que a la vez la han hecho blanco de ataques contra sus miembros. La Policía Nacional es una de las Instituciones más queridas por los colombianos, pese a los escándalos que han rodeado en estos 127 años de historia.

Como Institución creada, dirigida y conformada por seres humanos, no es ajena a cometer errores, propios de la condición humana, pero en sus 127 años es más lo que los colombianos tenemos que agradecer a esta Institución que lo que podamos criticarle, pues a través de ella se materializa y se hace efectivo el deber que tienen las autoridades de la República de proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes y demás derechos y libertades y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales de los particulares. Menuda tarea la que corresponde a nuestra Policía Nacional, bajo su lema “Dios y Patria”, que significa, según la resolución 5916 del 12 de octubre de 1984, el antiguo grito de guerra que los blasones de la Policía: “Dios nuestra estrella, y Colombia, que sólo morirán en el día postrero, con el último policía, en las playas de la eternidad.”

Felicitaciones a todos los miembros de la Policía Nacional en esta efeméride de sus 127 años de historia, con el deseo ferviente de que sus actuaciones estén enmarcadas dentro de la Constitución y la ley. ¡Dios y Patria!

Coleta: Ayer, se cumplieron 33 años de la toma del Palacio de Justicia, hecho siniestro de nuestra historia reciente, del cual no hemos conocido la verdad, ni se ha hecho justicia para los familiares de los magistrados y personas asesinadas en ese holocausto. Paz en sus tumbas.

 

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