28 de marzo de 2024

Cuando las fiestas son del pueblo y para el pueblo

18 de octubre de 2018
Por Alejandro Bedoya Ocampo
Por Alejandro Bedoya Ocampo
18 de octubre de 2018

Tribuna universitaria

Se realizó el fin de semana pasado las XXV Fiestas de la Cabuya en el municipio de Aranzazu. Quienes tuvimos el privilegio de estar en muchos de los actos programados, pudimos percibir el gran esmero con el que la administración municipal organizó y realizó semejante certamen.

Hay que resaltarlo porque hace mucho tiempo que en este municipio no se realizaban unas fiestas con una carga cultural, deportiva y lúdica tan grande, de manera que con el alcalde Jorge William Ruiz a la cabeza de una gran cantidad de servidores, que fueron los protagonistas de los buenos comentarios de la comunidad, han quedado zanjadas, y para bien, las dudas que algunas personas tenían. Podemos resumir que gozamos de unas fiestas “del pueblo y para el pueblo”, como debería ser siempre, pues nunca faltaba la crítica respecto de los actos privados en los que se invertían todos los recursos, promoviendo así el disfrute para unos cuantos.

Para nada fácil debe ser la tarea de complacer a tal cantidad de gente, y seguro que no todo el mundo habrá quedado satisfecho; lo que sí es que pululan  los elogios de los turistas. Ello gracias a que la programación de las fiestas echó mano del recurso de exhibición del proceso de la cabuya como eje central, lo que incluye tanto su proceso de extracción como muestras ornamentales, símbolo de esta tierra. No se había contemplado de esa manera en años, de hecho considero que ese renacimiento de la identidad del municipio, que honorifica a la industria de la cual hace unas décadas dependía Aranzazu, es una de las mejores formas de mostrar la faceta cultural que gozan nuestros pueblos caldenses.

Es adecuado que así como a las administraciones se les critica cuando a nuestro parecer no toman las decisiones correctas, también se les exalte cuando hay dedicación completa de sus funciones, cual más que servir de manera desinteresada a los ciudadanos. De esta forma Jorge William y su gabinete han demostrado que las ideas renovadoras hacen bien, ayudan a que la transición de generaciones se adapten de la mejor manera a las necesidades económicas de la comunidad y generan empatía y sentido de pertenencia con lo público.

La calificación que proporcionamos en esta nota es eminentemente subjetiva, pero es imposible no resaltar lo bonito que se ve cuando se le brinda la oportunidad a los artistas locales de darse a conocer en tarima; cuando se le da el lugar que corresponde a las muestras de los artesanos de la cabuya; cuando aparte de la reactivación económica, que finalmente es lo que se pretende con las festividades, se busca embellecer el pueblo y adecuarlo para acoger a los provincianos.

Tomo vocería de todos los coterráneos que estén deacuerdo conmigo para dar las gracias por los esfuerzos de nuestra administración, que incluye la búsqueda de recursos para las diferentes actividades olvidadas en muchas de las administraciones pasadas, así como para resaltar la humildad y el don de gentes del alcalde. Quienes no estén de acuerdo conmigo, están en todo el derecho, de esto se trata una democracia. De lo que estoy seguro es que de buena manera, el grupo del que tomo vocería crecerá exponencialmente, aun cuando ya vemos materializada la excelente gestión de un “gobierno con resultados”.