28 de marzo de 2024

Un año después de la visita del papa Francisco a Colombia

Por Guillermo Romero Salamanca
6 de septiembre de 2018
Por Guillermo Romero Salamanca
6 de septiembre de 2018

Por Guillermo Romero Salamanca

Entre el 6 y el 10 de septiembre de 2017 el papa Francisco realizó una visita pastoral a Colombia e hizo un recorrido evangélico por Bogotá, Medellín, Villavicencio y Cartagena. Era la tercera visita de un Pontífice luego de Pablo VI en 1968 y de san Juan Pablo II en 1986.

Rosa Cárdenas mandó enmarcar una selfi del paso del papa Francisco por la avenida 26 de Bogotá. En Cartagena doña Pastora conserva como una verdadera joya la toalla con la cual lo limpiaron después del golpe que sufriera al frenar bruscamente el vehículo que iba raudo por las calles del barrio san Francisco.

Ella lo recibió en su casa, se tomó fotos con él y recibió su bendición. Le aplaudió su labor de darles de comer a unos 150 niños de ese barrio olvidado por el Estado y por las comunidades.

Unos 3250 periodistas lograron su acreditación, otro tanto no obtuvo el carné por las múltiples restricciones que se impusieron. Unos 7 mil sacerdotes acompañaron al papa en las diversas celebraciones y en el mundo entero, se calcula que unos 140 millones de personas siguieron paso a paso cada uno de los eventos a los cuales el papa estuvo presente.

En Colombia, en total, unos 14 millones de colombianos pudieron verle en las celebraciones, en los desfiles o en los diversos encuentros que sostuvo en el país.

En sólo Bogotá se recibieron a unos 600 mil turistas que llegaron de diversas regiones y de otras naciones como Ecuador, Venezuela, Panamá y Perú.

Durante sus días de permanencia la tasa de homicidios llegó a cero y unas 450 mil personas obtuvieron un trabajo para esos días, desde las costureras que cosieron las casullas, hasta los vigilantes, personal de logística, pintores, albañiles y constructores.

Fue una bendición para las ciudades. Se calculó que sólo Bogotá tuvo ingresos por más de 115 mil millones de pesos y que en esos días se movilizaron cerca de 6 millones de personas en TransMilenio.

Con una impecable organización, con puntualidad y orden, Colombia mostró que en eventos de tal magnitud sacaba una excelente calificación e incluso su transmisión de televisión fue catalogada como la mejor en las giras papales.

Nadie se quería perder de observar o de escuchar al Papa Francisco. Incluso, unos 1.500 habitantes de calle asistieron a la gigantesca misa campal que ofició en el parque Simón Bolívar y el salmo interpretado por Maía es uno de los más vistos en las redes sociales. Con esa potente voz que dejó oír la frase de “El Señor da a conocer su victoria” emociona un año después a quienes han vuelto a ver aquel momento que sacudió a Colombia.

Frases como aquellas que pronunciara en sus discursos como
“Colombia es rica por la calidad humana de sus gentes, hombres y mujeres de espíritu acogedor y bondadoso; personas con tesón y valentía para sobreponerse a los obstáculos”.

Habló de la paz: “La búsqueda de la paz es un trabajo siempre abierto, una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos”.

Se manifestó sobre la familia: “La familia, soñada por Dios como el fruto del amor de los esposos, lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros”.

Se unió con los pobres: “Mírenlos a los ojos y déjense interrogar en todo momento por sus rostros surcados de dolor y sus manos suplicantes”.

A los jóvenes también les manifestó: “¡No le teman al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande!”. Y luego les agregó: “Mantengan viva la alegría… No se la dejen robar” y les remató diciendo: “Ayúdennos a nosotros, los mayores, a no acostumbrarnos al dolor y al abandono”.

Tuvo palabras fuertes contra la corrupción: “Hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida: las tinieblas de la injusticia y de la inequidad social; las tinieblas corruptoras de los intereses personales o grupales, que consumen de manera egoísta y desaforada lo que está destinado para el bienestar de todos”.

Y se despidió con un gran mensaje: «Y quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso; este viaje quiere ser un aliciente para ustedes, un aporte que en algo allane el camino hacia la reconciliación y la paz».