28 de marzo de 2024

Si a tu ventana llega una paloma

30 de septiembre de 2018
Por Coronel RA Héctor Álvarez Mendoza
Por Coronel RA Héctor Álvarez Mendoza
30 de septiembre de 2018

Coronel  RA  Héctor Álvarez Mendoza

Durante la semana anterior ha surgido en la capital una inquietud derivada de la preocupación de la administración distrital por la creciente población de palomas en la plaza de Bolívar, situación que está afectando la solidez y estabilidad de las construcciones alrededor del simbólico lugar, por lo que se ha dispuesto atacar el problema empezando por la erradicación de un pequeño grupo de vendedores de maíz, la mayoría de ellos de la tercera edad, que derivan su subsistencia de vender pequeñas cantidades del grano a los visitantes del lugar que quieren tomarse fotografías en medio de una bandada levantando vuelo o alimentándose de su mano.

Exactamente la misma situación se vivió en 2007 en la famosa Plaza de San Marcos de Venecia, cuando Massimo Cacciari, alcalde de la ciudad en ese momento, preocupado por el deterioro de los irremplazables edificios contiguos al lugar inició una campaña para la erradicación de la “Columba Livia” o paloma común, por lo cual invitó a los vendedores de arroz de San Marcos a intentar otras actividades para disminuir el número de los dañinos huéspedes de la icónica Piazza. Algunos de los vendedores aceptaron irse a otro sitio, por lo que se trasladaron frente al Palazzo Cavelli, cerca al puente Rialto, lugar escogido por muchas parejas para celebrar sus bodas, durante las cuales se acostumbra arrojar arroz sobre los recién casados, alimento que, pasada la ceremonia queda regado por el suelo, a donde acuden las inteligentes palomas a despejar los sobrantes que no quedan alojados en los elaborados peinados de las novias.

El alcalde Peñaloza ha propuesto a los vendedores de alimento para las palomas de la Plaza de Bolívar, facilitarles otros medios de ganarse la vida, aunque hasta el momento, la demanda de visitantes que buscan tales alimentos ha hecho fracasar el intento de disminuir la cantidad de estas indeseables pero astutas “ratas con alas”, como las describen sus mal querientes, quienes argumentan, con sobradas razones, que estos avechuchos son vectores de enfermedades transmisibles al ser humano, entre ellos ácaros, garrapatas y otros parásitos, para mencionar solamente los efectos nocivos sobre el ser humano, pues aparte de ellos, la presencia de nidos y desechos de las dichosas palomas causa estragos en las estructuras, canales, desagües, fachadas y materiales de las edificaciones, debido a la naturaleza corrosiva de sus deposiciones.

Durante el proceso de construcción del nuevo Palacio de Justicia, mientras quien esto escribe ocupaba el cargo de Director de Seguridad de la Rama Judicial, se consideró la necesidad de dotar el nuevo edificio de un sistema para prevenir el anidamiento y presencia de palomas en los resquicios de la construcción, por lo cual la empresa constructora adquirió en los Estados Unidos un moderno sistema para ahuyentarlas, tales como los que se instalan en algunos puertos para ahuyentar gaviotas y otras aves marinas que causan inconvenientes importantes a las edificaciones costeras. Decididamente apoyé la idea por considerarla necesaria para el nuevo edificio. Cuando algún desocupado filtró la noticia a algunos medios de  prensa, se originaron protestas de personas que, sin conocerlo, consideraban el proyecto como un crimen ecológico, tal como en su momento criticaron al Arzobispo de Bogotá por haber ordenado instalar mallas de alambre en algunas partes del frente de la Catedral, con el mismo propósito. Aunque el objetivo de nuestro sistema no pretendía matar ni lesionar a las invasoras, sino impedirles refugiarse y anidar en el edificio, infortunadamente, tales protestas encontraron eco entre honorables magistrados de alguna de las altas cortes de ese entonces, por lo que, basados en “cítricos” argumentos y sin escuchar razones, exigieron a la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura cancelar la instalación del método anti-palomas, por lo cual el constructor debió arrumar, sin estrenar, un moderno y eficiente sistema de protección cuya adquisición había costado al proyecto cerca de medio millón de dólares.

Por mi parte, comparto las razonables preocupaciones de las autoridades distritales, aunque confieso mi admiración por las palomas, por las hermosas canciones que han inspirado, porque son el símbolo de la paz y por su importancia en la historia de la humanidad, lo que ha motivado que a una de ellas se le haya asignado la responsabilidad de representar al Espíritu Santo, además por su sentido de la orientación muy superior, anterior y eficiente que un moderno GPS y por su inteligencia, cualidad probada en un sencillo experimento consistente en tomar un número determinado de palomas y ofrecerles alimento en dos montones diferentes, el uno con 2/10 y el otro con 8/10 de la cantidad total de comida. Las palomas se repartirán matemáticamente en 2 grupos, el uno compuesto por 2/10 y el otro grupo por 8/10 del total de animales. Ese tipo de comportamiento es escaso incluso dentro de algunas comunidades del género humano. Pero que con sus excretas, sus nidos y sus desechos se tiran los edificios, es un hecho, se los parrandean al cabo de los años. Si no me creen, pregúntenle al caro amico, don Massimo Cacciari, sindaco di Venecia. O mejor,  a nuestro alcalde Peñaloza.

DEPRIMENTE  TITULAR  SOBRE UN CASO DEPRIMENTE

“HOMBRE  ES  INVESTIGADO  POR  PRESUNTO ABUSO  A  UNA  MENOR  Y  A  UNA  GALLINA.”. (El Tiempo.com.co del 24SEPT/2018).

Cuando una de mis tías, que aún sobrevive, se enteró del avícola pero feo asunto planteado en el anterior encabezado, murmuró entre sus bailarines dientes postizos, “Ese desgraciado seguramente desplumó al animalito en vida sin torcerle antes el pescuezo ni darle su bañito previo con agua hirviendo”, ante lo cual preferí guardar silencio para no herir su sentido de la anticipación. Pero lo cierto es que la noticia informaba que el individuo Jaime Silva, quien está sindicado además de abusar de su hija de 14 años, está siendo investigado por abusar sexualmente de una inocente gallina saraviada y, según se dice, muy buena ponedora, la que hasta la fecha no había dicho ni “este pico es mío…”  Parece que el muy descarado, creyendo que la calentura estaba en las sábanas, argumentó que estaba insatisfecho por el tamaño “A” de los huevos entregados por el animalito por lo que su único propósito era ampliar la línea de producción para que la futura oferta migrara a huevos de tamaño “AAA”, que naturalmente, tienen mejor cotización y demanda en el mercado.

Tengo la impresión que ese cuentazo no se lo cree ni el gallo más atronado de ese gallinero y muchísimo menos el funcionario responsable del juzgado que recibió el caso. Por lo pronto, los organismos competentes del orden judicial y los de protección animal de Barrancabermeja han dado total crédito a la versión de la menor de edad, quien razonablemente indignada por la conducta zoofílica de su propio padre, resolvió denunciar el caso y de paso revelar que ella misma era víctima de la misma depravación por parte de su progenitor. Parece que la deshonrada aunque muy digna gallina saraviada cayó en profunda depresión de la que esperan rescatarla los funcionarios de protección animal de ese puerto.

LA CASA DE LA JUERGA

Un cercano amigo español me hizo llegar un breve y divertido sainete, escrito en 1906 por el dramaturgo español Pedro Muñoz Seca, (1879-1936) titulado “La Casa de la Juerga”, en uno de cuyos sencillos e ingenuos versos describe situaciones aplicables a cualquier escenario de nuestra propia vivencia democrática. El autor, insigne mamador de gallo, apreciado por su sentido del humor, era conocido por sus tendencias monárquicas y católicas, lo que lo hizo bastante impopular entre los partidarios de la República, por lo cual se convirtió en una de las víctimas de la sangrienta guerra civil que asoló a España en una de sus etapas más oscuras y recordadas, que tan lamentada cosecha de víctimas causó entre lo mejor y más granado de la intelectualidad ibérica.

Debido a sus posiciones anti republicanas, evidentes en muchas de sus obras teatrales, fue detenido por milicias anarcosindicalistas y pasado al paredón sin fórmula de juicio. Don Pedro mostró hasta el final su incorregible sentido del humor y ya ante el pelotón de fusilamiento, dirigió a sus integrantes estas, sus últimas palabras: “Podéis quitarme mi hacienda, mi patria, mi fortuna e incluso, como estáis por hacer, mi vida. Pero hay una cosa que no podéis quitarme: ¡El miedo que tengo ahora mismo!” 

Los versitos del sainete de marras dicen así, en el lenguaje, la pronunciación y la ortografía propia del momento vivido por el ilustre dramaturgo:

Tengo un borrico canelo,

Más sabio que un profesó,

Con orejas de ministro

Y ojos de gobernaó.

Rebusna como si fuera

Diputao ministerial,

Y se come hasta el pesebre,

Como cualquier consejal.

Yo quisiera que a mi burro

Lo sacaran diputao,

Porque otros siendo más burros,

A ese puesto ya han llegao.

Pero temo que de serlo

Vaya a quedarme sin él,

Porque como allí habrá tantos

No lo voy a conocer.

Jacinto Benavente dijo, refiriéndose al recordado escritor: “A Muñoz Seca no lo mató la barbarie, lo mató la envidia. La envidia sabe encontrar sus cómplices”.