27 de marzo de 2024

Trucos para aprender a cambiar el voto por más que una teja y un tamal

2 de mayo de 2018
2 de mayo de 2018

Generalmente después de votar, al colombiano promedio, le queda esa típica sensación de “como que me tumbaron”, de que otra vez le tocó pasar de agache, porque el vivo logró subir y se olvidó de él. Este guayabo moral suele sentirse al cabo de unos cuantos meses de la posesión del político en cuestión. Es por esto que en el movimiento ‘El Poder de tu Voto’ le contamos cómo volverse más ‘avión(a)’ a la hora de encontrar al mejor postor de su sufragio.

Y con esto de “el mejor postor para su voto” nos referimos al que NO se lo compra, o mejor aún, al que se lo compra con más oportunidades para usted y su familia, mejores hospitales, seguridad, educación de primera, aire limpio etc.

Pero ¿cómo saber que ese político sonriente y simpático, que dice tantas cosas bonitas en los debates, de verdad va a cumplir lo que dice? En el movimiento social ‘El Poder de tu Voto’ hemos diagnosticado que, la mayoría de los votos mal negociados se deben a una profunda falta de información electoral, por ende, nuestra intención como colectividad es ayudarles a los ciudadanos de todas las filiaciones políticas a que formen un criterio independiente, ayudándoles a encontrar información veraz que les permita tomar buenas decisiones sociales y políticas, en ello reside el poder del voto, en que todos voten por ideas buenas y personas que las hagan realidad.

  1. No les dé el gangazo, su voto vale más

La lógica del que vende el voto es que “para qué votar si todos son ladrones, mejor por lo menos -antes de que suba- le arranco su buen plato de lechona o los 50 mil pesitos”. El voto es visto a menudo por el ciudadano como una baratija que vende a buen precio, pero lo cierto es que la plata del pasaje en bus, la gorra y la lechona que el político se gasta en usted, luego se la cobrará con creces, sacándola a través de impuestos y del presupuesto que era para sus vías, los parques y la educación de sus hijos, de su salud y de su pensión.

  1. Lea y manténgase actualizado

Necesariamente, para votar bien hay que leer. Usted debe tomarse el tiempo diariamente para nutrir su criterio con información que venga de diferentes fuentes, nunca de una sola. Si usted no lee y se limita solo a ver las noticias, será presa fácil de la manipulación.

  1. El de la valla más grande no necesariamente es la mejor opción

Hay candidatos que empapelan una ciudad con su imagen, al hacer las cuentas en gastos de propaganda política éstas no dan, ¿de dónde saca un candidato para tal despliegue? ¿De su propio patrimonio? Difícilmente es así. Es muy probable que el candidato que tiene más propaganda sea el que más favores económicos tiene que pagar una vez gane. Ya que el empresario que apoya al candidato, difícilmente lo hace meramente por ideales políticos, lo hace como una inversión, teniendo en cuenta que el empresario espera recibir más dinero del que inicialmente puso en la campaña, ¿de dónde saldrá este dinero?

  1. NO construya su criterio político a punta de memes

No crea ni comparta información que vea en las redes sociales antes de investigar su veracidad. Sabemos que a mucha gente le podría resultar tentador difundir información rápida (algunas personas prefieren notas cortas con muchas imágenes, pero es difícil describir las complejidades políticas en un meme) que hable mal del otro candidato y que le diga por quien no hay que votar, sin embargo, es deber como ciudadano no inducir al error. Si usted ya tiene a su candidato, por qué no dejar que otros también tomen sus propias decisiones.

  1. Al menos una vez, tenga la oportunidad de escuchar el discurso de cada candidato.

Algo que hemos encontrado en ‘El Poder de tu Voto’ es que el objetivo principal de una noticia falsa no solo es desinformar o hacerle propaganda al candidato X, sino más bien inducir en el ciudadano un sentimiento de repugnancia y odio hacia el candidato Z, al satanizarlo se elimina la posibilidad de que usted quiera ahondar más en las propuestas de Z, las cuales podría incluso encontrar atractivas.

  1. Escuchar al que va a votar por otro

Particularmente en Colombia, la política es un tema que como ciudadanos abordamos más desde el corazón que desde el cerebro, por ende es común que la política suscite peleas incluso entre familiares. Uno de los principales errores en los que incurrimos como votantes es cerrarnos argumentativamente a la perspectiva de un solo candidato, normalmente satanizando al otro. Si de verdad quiere votar de manera independiente y a conciencia, no manipulado por cadenas de Whatsapp, hágase una idea de la perspectiva ajena, escoja a una persona cercana que usted admire pero que votará por un candidato contrario, invítelo(a) a que le cuente dos o tres razones principales de por qué va a votar por él, luego expóngale las inquietudes que usted tiene sobre ese candidato y compare.

Ojo: Entre las reglas para este diálogo debe estar el no tomarse nada personal, no usar malas palabras para referirse al interlocutor o a quien éste apoya, dar tiempo para que cada parte exponga su punto de vista, sin hablar ambos al mismo tiempo. NO tratar de convencer al otro, solo exponer puntos de vista.

  1. Vea más allá de las propuestas, investigue de dónde viene su candidato

Googlee y hágase una idea usted mismo del candidato: ¿en su ciudad/país el partido que representa ese candidato ha hecho cosas buenas que hayan impactado positivamente su vida y la de su comunidad? O por el contrario, ¿ha estado relacionado con temas de corrupción?, ¿quiénes son los otros políticos que lo apoyan?, y por último: ¿cuál es su posición frente al cobro de impuestos, cobertura de educación, servicio militar, sistema de salud?

  1. Antes que buen político, vote por una buena persona

Investigue sobre la vida pública del político: ¿ha dicho o hecho cosas que criminalicen injustamente, agredan o discriminen a algún sector poblacional? ¿Prometió cosas que no cumplió?. Evite al máximo al político dirime los debates a punta de gritos o ataques personales. Propenda por votar porque personas que hayan empezado su carrera política desde abajo, que hayan trabajado con comunidades y por ende conozcan sus problemática.