28 de marzo de 2024

Policías de hoy, quijotes para siempre

27 de mayo de 2018
Por Coronel RA Héctor Álvarez Mendoza
Por Coronel RA Héctor Álvarez Mendoza
27 de mayo de 2018

Coronel  RA  Héctor Álvarez Mendoza

Releyendo algunos de los sabrosos apartes de la historia del ingenioso hidalgo de la Mancha, es preciso detenerse, releer y degustar con fruición algunas de las reflexiones que el intrépido caballero compartía con quienes se topara durante su galante periplo como entregado y voluntarioso defensor de vidas y honras ajenas. Precisamente, el el Capítulo XVIII de la Segunda Parte de la historia, se encuentran algunas interesantes preciciones sobre las características y virtudes inherentes a los cultores de la caballería andante, que encuentro ajustadas a las normas de comportamiento que son propias al modelo del buen policía y soldado colombianos, aquellos que siempre están dispuestos a ofrecer cualquier sacrificio en beneficio y defensa de la seguridad y el bienestar de sus compatriotas.

Cuánta  razón tenía el Caballero de la Triste Figura, cuando discutía cordialmente con don Lorenzo, hijo de don Diego de Miranda, joven estudiante y aprendiz de poeta, sobre las condiciones que debían adornar a un caballero andante. Si no se tratara de afirmaciones planteadas por el “Manco de Lepanto” a comienzos del siglo XVII, aseguraría que este compendio de habilidades y virtudes propias de la caballería andante, se remite a los dictados de un manual de funciones o del código de ética que gobierna la conducta de cualquier buen policía, especialmente la de un carabinero colombiano de estos tiempos, en los que más de un necio a lo mejor diría, que ingresaría a la caballería andante, como recurso supremo y desesperado y por no tener nada más que hacer. Argumentaba entonces el ingenioso hidalgo a don Lorenzo, el joven vate: 

“La ciencia de la caballería andante es una ciencia que encierra en si todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser, 

  1. Jurisperito y saber las leyes de la justicia distributiva y conmutativa para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene. 
  1. Teólogo, para saber dar razón de la ley que profesa, clara y distintamente, adondequiera que fuere pedido. 

3       Médico, y principalmente Herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las hierbas que tienen virtud de sanar las heridas; que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien las cure. 

  1. Astrólogo, para conocer  por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche y en qué parte y en qué clima del mundo se halla. 
  1. Conocer de matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad de ellas. 
  1. Practicante de todas las Virtudes Teologales y Cardinales. 
  1. Saber nadar. 
  1. Saber herrar un caballo y aderezar la silla y el freno. 
  1. Guardar fe a Dios y a su dama

Además, debe ser,

  1. Casto en los pensamientos. 
  1. Honesto en las palabras. 
  1. Liberal en las obras. 
  1. Valiente en los hechos. 
  1. Sufrido en los trabajos. 
  1. Caritativo con los menesterosos. 
  1. Mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida en defenderla. Porque vea Vuesa Merced, señor  don Lorenzo, si es ciencia mocosa lo que aprende el caballero que la estudia y la profesa y si se puede igualar a las más estiradas que en los gimnasios y escuelas se enseñan”

Todos estamos de acuerdo con el añorado orate de La Mancha, en que  las condiciones y virtudes que con calentura, pero con tino, impuso como dote indispensable a todos los caballeros andantes de esta tierra, son en efecto, compartidas y practicadas por los Carabineros de la Policía Nacional de Colombia, tan locos, iluminados y soñadores como el gentil caballero. Para que sus fementidas hazañas hubieran tenido el toque de la perfección, tan solo le faltó hacerse acompañar  en  estas fantásticas correrías de su galgo corredor, cuyos ladridos estridentes hubieran espantado de su senda a la mayoría de atrevidos gigantes, yangüeses agresivos, malandrines, moros encantados y amenazantes follones que, insolentes, retaron sus sueños en cada recodo del camino.  

Los Carabineros y Guías de perros exploradores de la Policía Nacional de Colombia también, caballeros en sus nobles corceles y arropados, ellos si, por la vigilia insobornable de sus fieles lebreles, van por los campos de Colombia desfaciendo entuertos, defendiendo a los más necesitados, rescatando inocentes y desvalidas doncellas en peligro, regando con su sangre, su sudor y sus lágrimas los surcos de la paz y abatiendo a su paso, a punta de dobles y mandobles los molinos de viento de la incomprensión y el escepticismo y destripando a golpes de coraje los agresivos y siniestros pellejos de la insensata violencia, el desamor, la ingratitud  y  la  indiferencia de sus propios conciudadanos, objeto principal de sus jornadas y desvelos.