Pequeña historia de una macabra primicia
Contraplano
Por Orlando Cadavid Correa

El entonces ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, nos proporcionó en Bogotá el 17 de septiembre de 1983, hace 33 años, a dos periodistas salidos de las amadas breñas caldenses, la primicia informativa sobre la amenaza de muerte que acababa de recibir de las temibles organizaciones criminales por su lucha frontal contra el narcotráfico.
La noticia tuvo a la mañana siguiente este despliegue en las primeras planas de los diez diarios asociados a la agencia Colprensa:
Titular: Denuncia Lara Bonilla: “He sido amenazado de muerte”. Bogotá, Sept. 17. Rodrigo Lara Bonilla, ministro de Justicia, reveló ayer que ha sido amenazado por la mafia, y notificó que no cederá en su lucha frontal contra la siniestra industria del narcotráfico.
El funcionario advirtió que se defenderá solo en el episodio en el que se ha visto involucrado y aseguró que ahora se siente más fuerte que nunca.
En reportaje concedido a los periodistas Daladier Osorio, de Todelar, y Orlando Cadavid, de Colprensa, Lara Bonilla se quejó de que se le haya convertido en un “chivo expiatorio”, pero planteó que “de todas maneras haré frente al debate sobre los “dineros calientes” que, en su opinión, debe continuar para que haya claridad absoluta al respecto”.
El ministro añadió: “Qué tal que el ministro de Justicia estuviera muerto de susto con las amenazas que le hacen. Hay riesgos que se deben asumir en la vida y me he sentido más fuerte que nunca antes”. (Fin de la introducción).
Siete meses después –exactamente el 30 de abril de 1984— la mano siniestra de “Los extraditables” comandados desde la clandestinidad por Pablo Escobar unió la acción a la amenaza y asesinó al joven abogado huilense cuando iba de regreso a su residencia en el vehículo oficial, sin blindaje alguno, asignado a su despacho. Sicarios llegados de Medellín consumaron el estremecedor magnicidio en la concurrida autopista norte.

A partir de la muerte violenta de Lara, medírsele a ese ministerio era, ni más ni menos, sentarse en una “silla eléctrica”. Vino a continuación, el 13 de enero de 1987, el ataque del sicariato, en la lejana Budapest, contra el exministro Enrique Parejo González (el sobreviviente) quien oficiaba como embajador en Hungría.
Asimismo –siete años después del magnicidio de Lara— tuvo su 30 de abril, pero de 1991, el también exministro Enrique Low Murtra (sobreviviente de la toma del Palacio de Justicia) asesinado en una calle del centro-oriente de Bogotá, cuando acababa de salir, sin tener ninguna protección, de la Universidad de La Salle, donde ejercía la decanatura de economía. Su viuda, doña Yoshika Nakayama, dijo ante el cadáver del ex embajador en Suiza que “matar a Enrique era como haber matado a un niño”.

Nos hemos permitido volver sobre estos episodios del pasado ante un hecho que nos ha tomado por sorpresa a varios comunicadores en uso de buen retiro.
Transcurridos treinta y tres años del magnicidio que sacudió al país y puso contra la pared al gobierno del entonces presidente Belisario Betancur, acabamos de saber que la Fiscalía General de la Nación está citando a rendir declaración a un puñado de periodistas que no tuvieron arte, ni parte en el doloroso episodio, cuando caía la noche de aquella lejana víspera de la Fiesta del Trabajo.

El insospechado citatorio dice a la letra: Señor Orlando Cadavid Correa. De manera respetuosa le informo que el despacho de la Fiscalía 69 de la Dirección Especializada Contra las Violaciones a los Derechos Humanos de la Ciudad de Bogotá lo requiere con el ánimo de escucharlo en diligencia de Declaración dentro de la investigación identificada con el número de radicado 4321 que se adelanta con ocasión de la muerte del doctor Rodrigo Lara Bonilla.
Por lo anterior se requiere que se comunique con el suscrito investigador a los teléfonos que se indican a continuación, para coordinar la diligencia y la citación formal. Cordialmente, Andrés Mauricio Silva Rincón. Técnico Investigador I. Grupo Policia Judicial. Dirección Especializada Contra las Violaciones a los Derechos Humanos. Teléfono 5702000 Extensiones 4320-4161 Móvil 350-6011345. Diagonal 22 B No. 52 – 01 Edificio H Piso 3.
(El mismo día le llegó idéntico oficio, a su apartamento del norte de Bogotá, al Daladier Osorio Alzate, quien, como nosotros, no se lo podía creer).
La apostilla: ¿De dónde proviene el viejo refrán, según la cual, “la justicia cojea pero llega”? ¿Será que el autor de la sentencia pretendió decirles a todos los incrédulos que cada uno recibirá, tarde o temprano, el castigo que se merece?