28 de marzo de 2024

¿Derechos humanos en las empresas?

26 de febrero de 2017
Por Jorge Emilio Sierra
Por Jorge Emilio Sierra
26 de febrero de 2017

Por: Jorge Emilio Sierra Montoya (*) 

Entrevista al subdirector de Bussiness Human Rights en Londres, el colombiano Mauricio Laza, graduado en Ciencia Política, en Israel, y Derecho Internacional en la Universidad de Oxford. 

Nuevo tema empresarial

Hace casi tres décadas, nadie hablaba en el mundo sobre empresas y derechos humanos, como si una cosa no tuviera nada que ver con la otra.

Así, el tema de derechos humanos se veía ajeno por completo al sector empresarial, mientras las principales ONG relacionadas con ese tema, como “Amnistía Internacional” y Human Rights Watch, nunca se interesaban siquiera por el sector privado, estando dedicadas con exclusividad al análisis de los gobiernos o Estados.

Pero, tal situación empezó a cambiar en los años noventa, cuando se presentaron los célebres escándalos corporativos en firmas tan prestigiosas como Nike, Shell y Exxon, precisamente por lo que se consideraba flagrante violación de derechos humanos, sea a nivel laboral, incluso financiero o ambiental.

A partir de entonces, el asunto en cuestión fue creciendo, tanto que ya en el año 2.000 se lanzó el Pacto Global de Naciones Unidas, donde se establece claramente el debido respeto de las empresas que lo suscriben a los derechos humanos, laborales o del medioambiente.

Y recién a comienzos del nuevo milenio, alguien pensó en Londres que no existía una organización mundial importante sobre tales relaciones entre empresas y derechos humanos, llegando a la conclusión obvia de que era preciso crearla.

Así nació Business Human Rights, cuyo subdirector es Mauricio Lazala, colombiano a mucho honor.

Los pros y contras

Entre usted a la página web de esta ONG (www.business-humanrights.org) y consulte, si quiere, cuáles son los impactos sociales y ambientales de empresas como Coca Cola, Walmart, Nestlé y Seguros Bolívar, en una lista numerosa, de varios millares, desde multinacionales hasta Pymes, sin restringirse, ni mucho menos, a las que han suscrito el Pacto Global.

Encuentre allí, con un simple clic, reportes y boletines de prensa, informes de las mismas empresas y de organismos internacionales como la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario, el BID y la OEA, es decir, un amplio material informativo que cada día se actualiza a través de expertos en los cinco continentes.

Pero, ¿cómo se escogen las empresas? Cuando llega un reporte -explica Lazala-, por ejemplo la denuncia de un sindicato por presunta violación de derechos humanos en una empresa, ésta es consultada de inmediato para que haga sus descargos.

La empresa en cuestión presenta su informe (la respuesta a dicha solicitud es del 75%, o sea, tres de cada uno), el cual se ofrece, al igual que la denuncia correspondiente, en la citada página web, mostrando así las dos caras de la moneda.

“Que quien consulte la información por internet sea el juez, no nosotros”, anota el experto, quien aclara que lo dicho por ambas partes se publica sin la edición usual en los medios periodísticos, pues se confía en la capacidad de los cibernautas para su evaluación.

Tal confianza no es gratuita. No. Baste señalar que los miles de suscriptores a este servicio en el mundo entero son las empresas más importantes, firmas de inversión socialmente responsable, prestigiosos medios informativos y ONGs, quienes aplauden el carácter imparcial, objetivo y equilibrado de Business Human Rights.

“No somos una ONG que persigue a las empresas. Prueba de ello es que tenemos tanto historias negativas como positivas”, declara.

No a la politización

Lo anterior demuestra con creces que el tema de derechos humanos importa cada vez más en las empresas. Pero, valga la aclaración: el concepto de derechos humanos es acá bastante amplio, del que la propia Responsabilidad Social Empresarial (RSE) resulta ser apenas una parte, naturalmente en contravía de lo que opinan otros especialistas.

En efecto, para la entidad que él representa incluye los derechos humanos en sentido estricto, según confirman los principios del Pacto Global, los derechos laborales que son, a su vez, auténticos derechos humanos, según aparecen en los convenios de la OIT adoptados por todos los países miembros de la ONU (derechos que van desde la libertad de asociación de los trabajadores y la negociación colectiva hasta el derecho de huelga y la prohibición del trabajo infantil), así como los derechos ambientales, basados en que los seres humanos tenemos derecho a vivir en un ambiente sano, sin que nuestra salud sea afectada por terceros (como las empresas, claro está).

Lazala precisa, sin embargo, que entre las normas que establecen tales derechos se deben distinguir las de tipo obligatorio o vinculantes -convenios de la OIT y directrices de la OCDE- y los principios voluntarios -como los del Pacto Global o los Principios del Ecuador adoptados por el sector financiero-.

En la citada página web -informa- hay secciones para cada una de estas iniciativas, convenios y convenciones.

Por desgracia -observa en tono crítico-, el tema de los derechos humanos en América Latina está muy politizado, pues nuestros empresarios le temen al asociarlo con posturas de izquierda, en ocasiones radicales, que suelen ver a las empresas como enemigos de sus trabajadores.

“Hay que despolitizar el tema”, sentencia. Y hay que hacerlo –subraya- porque el tema es económico y empresarial como el que más. ¿O es que la seguridad industrial -se pregunta-, vital en las empresas, no tiene que ver ante todo con derechos humanos?

“Los derechos humanos tienen una dimensión empresarial muy importante”, agrega al tiempo que reclama de nuestras empresas prestarles la máxima atención.

Ahora bien, como los derechos humanos son un asunto vago especialmente desde el punto de vista empresarial, Business Human Rights dispone en su portal de más de más de un centenar de políticas al respecto, las cuales fueron adoptadas por empresas que las han hecho públicas.

De ahí se escogieron las mejores prácticas en el mundo para que usted las consulte si le parece, le sirvan a manera de guía y le permitan a su empresa, en fin, realizar prácticas adecuadas en la protección de derechos humanos en sus diversos grupos de interés a lo largo de su cadena de valor.

El conflicto armado

Para Lazala, las empresas deben jugar un papel protagónico, de primer orden, en el conflicto armado, naturalmente con miras a resolverlo. En su concepto, pueden dar pasos positivos para colaborar en la solución; más aún, son responsables de hacerlo, y si lo hacen, obtienen grandes beneficios, como los costos son enormes si no lo hacen.

Por desgracia -anota-, algunas empresas han sido parte del problema, no de la solución, todo porque participan en el conflicto y en la correspondiente violación de derechos humanos, en ocasiones por fuera de la ley.

Hay que evitar, por tanto, caer en actividades ilícitas. ¿Cómo? Para decirlo en lenguaje empresarial, minimizando los riesgos con las denuncias de rigor, el no pago de “vacunas” y hasta retirarse de áreas “calientes”.

¿Por qué? De nuevo, porque la violación de derechos humanos resulta bastante costoso, mientras su protección genera cuantiosos beneficios: retención de personal calificado, ventajas competitivas, reducción de costos por demandas judiciales y litigios que llevan mucho tiempo, mejoras en la reputación y la marca, mayor preferencia por parte de los consumidores, etc.

Los empresarios tienen la palabra.

(*) Miembro Correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua – [email protected]