Borges
El 24 de agosto de 1.934 debió suicidarse Jorge Luis Borges. Ese dia cumplía 35 años. Para no equivocarse en su determinación fatal, organizó previamente el teatro de su muerte. Compró el revólver, se hizo pintar en rojo el sitio exacto para no fallar en el instante trémulo del disparo, arrendó un cuarto en el hotel de sus confidencias, llevó una botella de ginebra para dopar su mente, se colocó una piyama de luto y …..!se corrió!. ¡Venció la vida!
Borges era esbelto. Cara artísticamente ovalada, cuerpo grueso, pecho nervudo, manos largas, vital y jocundo. Pero lo atropelló la ceguera que avanzaba sobre sus ojos perplejos e invocó la parca como solución para sus males. Arrepentido y cobarde, pospuso para siempre el trágico estampido. Hace treinta años se hundió en la eternidad con el nombre de Jesús en sus labios y una camándula en sus manos.
La noche le llegó prematuramente. El párpado derecho le arropaba la cordalina del ojo quedándole apenas una estrecha celosía para mirar sin ver. En el izquierdo había fulgor desbrozador. Su frente tenía hundimientos y relieves y su cabeza debía ser un volcán de pensamientos movedizos.
Borges es el genio de los asombros. Entenderlo es difícil por que son cabalísticos sus partos relucientes. Maestro en el cuento, entretenido para zurcir historias de gauchos matreros, narrador de compadrazgos en zaguanes azarosos, autor de letras milongueras, radical y ofensivo en sus conceptos, ácido y sarcástico para valorar a sus congéneres. Suya era una cátedra de pedantería.No aceptaba émulos que le rivalizaran su grandeza. Se consideraba un Zeus.
Su íntimo, Adolfo Bioy Casares, publicó los diálogos con él desde el 21 de mayo de 1.947, hasta el 11 de mayo de 1.987. Son 1.663 páginas. Sus respuestas son lapidarias. Delata una cultura insólita, con juicios ácidos contra los guiones intelectuales de toda la periferia terráquea, menudeando, casi siempre, los epígonos que la humanidad ha tenido en el campo de las letras. Levantó cadalsos por doquier para hacer una degollina de los mas altos símbolos de la inteligencia universal.
Tuvo obsesiones para achicar la gloria ajena. Por ejemplo, Ernesto Sábato fue su víctima escogida. Desvalorizaba sus escritos, ridiculizaba el contenido de sus ensayos y con apotegmas disminuía y estampillaba su trascendencia histórica.Orlando Barone realizó el milagro de sentarlos frente a frente para que hicieran logomaquias sobre temas trascendentales. Dios, el sueño, el cuento y la novela, el Quijote, el tango,el suicidio. Fue un enfrentamiento entre dos genios. Sábato posiblemente superior.
Enamorado fue. En torno suyo circularon mujeres, unas bellas, otras atractivas por la carga espiritual que las nimbaba. A ninguna penetró. Un poeta puede trascender con un solo verso. En “El oro de los tigres” Borges escribió esta sublimidad : “El nombre de una mujer me delata./ Me duele una mujer en todo el cuerpo”.
Borges era un filósofo. Abastecido en todo. Acérrimo contradictor de los lugares comunes, con rara obsesión por los espejos, escéptico,mordaz y soñador. Sembrador de perplejidades, apertrechado de símbolos, iconoclasta y siempre estelar.