Santa Fe perdió 1-0 contra Cerro Porteño y quedó eliminado de la Copa
Asunción, 21 de abril de 2016 (RAM) Cerro Porteño derrotó 1-0 a Independiente Santa Fe y se quedó con el segundo puesto del Grupo 8 de la Copa Bridgestone Libertadores.
Con gol de Junior Alonso, el Ciclón ganó un partido que estuvo abierto hasta el final pese a que el conjunto colombiano sufrió las expulsiones de Leyvin Balanta a los 18 minutos y Yerry Mina a los 59.
En el otro partido de la zona, Corinthians aplastó a Cobresal 6-0 y se aseguró la primera ubicación.
En un partido de muchas faltas, Independiente Santa Fe perdió 1-0 con Cerro Porteño y quedó eliminado de la Copa Libertadores.
El equipo de Paraguay presionó al club colombiano desde el primer minuto del primer tiempo. Ya en el segundo tiempo espero en su área a Santa Fe quien generó dos opciones claras de gol.
Lastimosamente para Santa Fe, al minuto 17 el lateral Leyvin Balanta fue expulsado tras recibir su segunda tarjeta amarrilla, la primera amonestación la recibió al minuto 3 tras falta por el costado derecho de Cerro.
Al minuto 58 el defensor Yerry Mina vio la roja directa tras un codazo y dejó a los “cardenales” con 9 jugadores.
En realidad, el partido se le acabó a Santa Fe mucho antes, a los 18 minutos, cuando Balanta dio una patadita sutil y vio la amarilla, la segunda. Se marchó expulsado con el rostro enrojecido, ¿de rabia, de pena? Desde el inicio, Santa Fe planteó una batalla defensiva: jugar para empatar, resignar el ataque y clasificar a octavos de final. La igualdad le servía, pero todo su plan se derrumbó.
En medio de la multitud que defendía esa idea, debió refundírsele, temerosa, la épica necesaria. Tal vez se marchó al vestuario con Balanta, roja de la timidez o de inconforme. Santa Fe se quedó en la cancha solo con el coraje de 10 hombres en cuyos rostros rondaba como un fantasma la derrota.
En ese dramático minuto 33 llegó el gol de Cerro, el remate simple de Junior Alonso que Zapata no pudo evitar. Entonces, con un gol en contra y un hombre menos, ya le tocaba al corazón vencer al fútbol. Que esos jugadores enviados a defender pensaran en atacar. Que se multiplicaran. Que invocaran a su garra, a su entrega.
De todo eso se vio poco. Las expediciones al arco rival fueron mínimas. Si acaso hubo algún remate de Perlaza que el arquero Silva atajó con incomodidad. Ahí Santa Fe debió darse cuenta de que no estaba muerto. Tal vez se entusiasmó y pensó que con 10 hombres multiplicados con su coraje podría dar pelea, o al menos morir con honor.
Lo que pasó en el entretiempo, en el confidencial vestuario, debió ser un sermón motivacional del técnico Alexis García. La estrategia quizá era cambiar el temor y que calentara de urgencia la diosa fortuna.
El problema es que en frente estaba un Cerro Porteño encumbrado, que no hacía mucho, pero lucía altivo. Y metió miedo con cada centro, con cada remate al arco. Como un balón que Zapata –que como no era su noche– dejó flotando; Santana, su verdugo, debió sentir compasión. Falló, solitario.
Pero la desgracia cardenal no estaba consumada. Aún le faltaba que alguien más fuera a hacerle compañía a Balanta en el camerino. Yerry Mina sacó su codo, quizá sin querer, y su golpe a un rival significó otra roja, iban 18 minutos de la parte final: la debacle.
Lo que resultaba sorprendente es que, con 9 hombres, Santa Fe seguía aferrado a alguna ilusión, a algún tipo de milagro. Un solo gol los separaba de la gloria. Otálvaro pudo ser el héroe, y aún se debe estar preguntando por qué no pudo patear esa pelota rebelde que se escabulló, de un lado a otro. Le faltó empujarla. Y Tesillo debió soñar con ese cabezazo que el elástico arquero Silva desvió. Lo demás fueron pelotazos, golpes, cansancio, tristeza.
La vida –se sabe– pasa volando cuando se está perdiendo. Y a Santa Fe ese segundo tiempo se le consumió en un parpadeo. Los instantes finales fueron el retrato de cuerpos fundidos, de rostros desconcertados, de malestar, de rabia.
Santa Fe apostó por una idea defensiva que se desvaneció muy rápido, que no le funcionó, y quedó eliminado. Esta vez se le escondió la épica. Se le refundieron los milagros. Y el corazón no salvó al fútbol.
Santa Fe, a pesar de tener solo 9 jugadores nunca renunció y generó dos opciones claras una por medio de Tesillo y otra de Otálvaro.
Independiente Santa Fe quedó eliminado de la Copa Libertadores quedando tercero en la tabla con 8 puntos. Corinthians quedó líder del grupo con 13 puntos y segundo Cerro Porteño con 10 puntos.