28 de marzo de 2024

Romper las cadenas del miedo

11 de abril de 2016
Por Óscar Tulio Lizcano
Por Óscar Tulio Lizcano
11 de abril de 2016

Óscar Tulio Lizcano

Oscar Tulio Lizcano¿Qué quiere que yo haga?”, respondió en un tono despectivo y altanero el jefe de escoltas. Se trataba de una caravana compuesta por seis carros azules y varias motocicletas que protegía al hombre más rico y poderoso de Colombia, y según la revista Forbes, quien ocupa el puesto 124 entre los más millonarios del mundo. Sí, Luis Carlos Sarmiento, también propietario de uno de los diarios más influyentes del país, El Tiempo.

La respuesta del jefe de escoltas fue dada al valiente Daniel Mejía, Secretario de Seguridad de Bogotá, quien protestó porque la caravana estaba bloqueando el paso de carros particulares y se pasó semáforos en rojo. Hay hombres en Colombia que públicamente parecen inmaculados, dado su poderío político y económico.

Este caso llamó la atención en las redes sociales y el descontento creció como una bola de nieve, pues fue Daniel Mejía quien denunció mediante un trino, sin pedir autorización al alcalde Peñalosa. Lo hizo como un simple ciudadano. Dos días después el alcalde se vio obligado a apoyarlo mediante otro trino, también ante las críticas en las redes sociales.

Es curioso que durante anteriores administraciones, inclusive con alcaldes de izquierda, se hicieran los de la vista gorda ante situaciones semejantes, seguro por el temor de enfrentar al poderoso banquero y apoderado de varios sectores de la economía colombiana.

Esto es del día a día. Indignados e impotentes, los ciudadanos se ven permanentemente obstaculizados por escoltas de políticos, ministros magistrados, que confirman que la ley es para los de ruana. Parece ser que tener un esquema de seguridad en este país da un estatus social, camuflado en la ya famosa frase “usted no sabe quién soy yo”.

“Las redes sociales demostrarán que no estamos solos”, señaló el jurista y divulgador científico Eduardo Punset. Sí, al otro lado de la pantalla hay otro que te escucha, te ve o lee, por algo son llamadas el quinto poder. Las redes son movimientos espontáneos que nacen sin líderes y sin organización, diría también Manuel Castells. Un ejemplo: el Primer Ministro turco, Recep Tayyip, dijo que se enfrentaba a una maldición humana llamada Twitter.

Está claro que los partidos políticos, sindicatos, y los medios de comunicación han perdido terreno en el monopolio mediático. Es una reivindicación de la democracia. En Colombia y en el mundo son muchos los casos de denuncias ciudadanas que a través de las redes sociales han impactado decisiones políticas y hasta económicas. Por ejemplo, la hecha por una profesora de Agua Chica, César, que mostró en un video las precarias condiciones en que sirven los alimentos a sus estudiantes.

Las redes sociales logran interconectarnos. Ese poder es más profundo de lo que la gente cree; se convierte en una gran fuerza y esperanza de la sociedad colombiana para combatir tan graves males que nos azotan, como la corrupción. A través de las redes, de Twitter o Facebook, emergen esas voces que se convierten en un sólido coro de protesta, que dicen “no” o “sí”, para romper las cadenas del miedo.

EL COLOMBIANO