26 de marzo de 2025

Anestesia moral

10 de abril de 2016
Por Augusto León Restrepo
Por Augusto León Restrepo
10 de abril de 2016

UNO Y DOS

Por Augusto León Restrepo

UNO

augusto leon restrepoEstoy a la espera de la convocatoria que se le ocurra promover a alguien en particular, a una ONG, a una organización política, a las madres católicas, a quien sea, para salir a calles y avenidas a protestar contra el paramilitarismo nuevo, contra los úzuga, contra quienes se apropiaron del nombre y la memoria de Jorge Eliécer Gaitán, contra los cobardes asesinos de policías, que imponen el miedo y el terror en amplias zonas del territorio nacional ante la impotencia de las autoridades y el miedo, justificado desde luego, de la inerme población civil, así como se han organizado manifestaciones contra los procedimientos bélicos y criminales de las Farc y el ELN. No solo esos bandidos boletean y vacunan como lo ha han hecho los subversivos, si no que también acuden a la vil estrategia de los francotiradores para acabar con la vida de agentes de la ley, igual que como lo hacían los sicarios de los carteles de las mafias colombianas.El asesinato de un solo policía une a los ciudadanos de países europeos donde ocurre y salen a las calles en multitudes desbordadas para manifestar su rabia por el insuceso presentado. Aquí en Colombia, parece como que si la anestesia moral fuera nuestra forma de ser. Los repudiables atentados contra los efectivos de las fuerzas armadas terminan en condecoraciones de hojalata y en modestas menciones de las víctimas en noticias escondidas en las páginas interiores de los diarios. Y este reclamo ya es viejo, porque de igual manera lo expresamos cuando los victimarios fueron los subversivos de las Farc y del Eln. Lean. Sicarios se acercaron a un grupo de policías en Cartagena y remataron en el suelo a tres de ellos, el 27 de marzo. El plan pistola, tiene como señuelo el pago de dos millones de pesos por cada policía liquidado en cualquier lugar del país. Durante la semana santa seis uniformados fueron asesinados con ese sistema en Bolívar, Santander y Nariño y dos más en el Cauca hace unos ocho días.El gobierno ha anunciado que todo su contingente recaerá contra estas organizaciones paramilitares y ha logrado golpes que han afectado a algunos de sus cabecillas. Pero quedó un sabor amargo de impotencia y de fracaso, cuando los bandidos, como protesta por las bajas en sus filas, ordenaron un paro armado en gran parte de la costa atlántica y otras zonas, que fue cumplido con el cierre del comercio, de escuelas y colegios y hasta de alcaldías. ¿Se repetirá la historia de nuevas republiquetas independientes?. Otra culebra que asoma y consolida su amenazante cabeza.

DOS

Y cada fin de semana se convierten los estadios en campos de batalla. Aquí no hay bala, pero salen a relucir cuchillos, navajas y toda clase de armas corto punzantes. Que peligro y que desbordamiento de intolerancia y de pasiones injustificadas por parte de las muchachadas que acuden a los escenarios futbolísticos. Puñaladas van y puñaladas vienen, incluso entre los integrantes de las propias hinchadas de los equipos profesionales. Pero lo de la última semana es denigrante y produce repugnancia y hasta náuseas. La xenofobia regional se hizo patente en el estadio de Bogotá. Unos hinchas del Nacional entraron sin camiseta verde, por elemental precaución, y fueron identificados por el deje paisa , que es imposible de esconder. Y quien dijo miedo. Hinchas del Millonarios, desaforados, los obligaron a salir del estadio al grito de paisas hijueputas y mal nacidos. Los paisas abandonaron sus sillas escoltados por los llamados agentes del orden, indiferentes ante la salvaguardia de un derecho patente como es el de poder presenciar un espectáculo para el cual se ha pagado una boleta e impotentes ante unas enloquecidas hordas que imponen su propia ley. Hordas, las de Millonarios y de otros equipos, que invaden las carreteras del país los fines de semana y que ya se atreven a tomarse restaurantes y tiendas camineras para saquearlas , como ocurrió en las vías de acceso a Manizales cuando se enfrentaron Once Caldas y Millonarios. Ojo señores turistas y viajantes con estas bandas criminales que como atilas criollos agreden y devastan todo lo que encuentran. Y alerta y acción efectivas por parte de las autoridades y de los dirigentes deportivos, estos últimos que se hacen como que si no fuera con ellos y que muchas veces se convierten en cómplices de las barras furibundas de los equipos de fútbol colombianos.

Post scriptum: como será de exótico ahora el matrimonio, que los únicos que se quieren casar son los miembros de la comunidad LGBT ( cualquier cosa que signifique esta sigla ) y los sacerdotes de la Iglesia Católica.