19 de marzo de 2025

MUCHO DISCURSO Y POCAS IDEAS

31 de marzo de 2016

Dice el refrán que quien tiene rabo de paja no se arrima a la candela. Eso lo hemos podido observar durante muchos años, luego que el doctor Belisario Betancur dejara la presidencia de la República. Un presidente como Betancur, cuya única idea conocida como candidato fue la del “sí se puede” para entregar casas a los estratos bajos sin cuota inicial, estaba lleno de buenas intenciones y no hay duda alguna de la honestidad que lo ha acompañado toda la vida. Incluso ha dado lecciones de buenas maneras, como por ejemplo, decirle a su hijo que se fuera al exterior durante el tiempo en el cual iba a estar ejerciendo el primer cargo de la nación. Eso, por ejemplo, ha debido hacerlo el doctor Uribe con sus dos hijos que tienen pasta de emprendedores.

Podríamos decir que al doctor Betancur, cuando estaba en la presidencia, todo le salió al revés: no se tomaron las medidas del caso para desactivar la bomba que representaba una represa que explotó cuando hizo erupción el volcán del Ruiz y el cuadro se completaría con la toma del Palacio de Justicia, de ingrata recordación. Pero al doctor Betancur no lo hemos visto en los medios de comunicación despotricar contra el M-19, ni se ha pronunciado en forma descalificadora sobre los diálogos que se están llevando a cabo en La Habana entre el gobierno y un grupo guerrillero.

En contraste, quien fuera en su momento presidente de la República, Andrés Pastrana, no desaprovecha la oportunidad para irse lanza en ristre contra el gobierno, atacando los diálogos con la guerrilla. Y Pastrana fue uno de aquellos presidentes con mucha facilidad de palabra toda vez que fue director de un noticiero por televisión en una época en que encantaba a las mujeres con su figura juvenil y sonrisa cautivadora. Mucha sonrisa, mucha capacidad de comunicarse, pero muy pocas ideas, muy pocas propuestas. Y en eso el doctor Pastrana se parece mucho al doctor Uribe porque lo único que propone es guerra, guerra, guerra.

Ya es hora de ir pensando en un proyecto de país que no se agote en la discusión sobre la guerra o la paz. Porque el verdadero sentido que tiene la paz es la posibilidad de pensar en un proyecto en donde el país tenga claro hacia dónde quiere ir en materia económica, situación del campesino, lo que tiene que ver con su política de explotación minera, política cafetera y decenas de problemas como la salud y la educación que están siendo abordados de una manera periférica porque pareciera que todo se centra en dejar o no las armas. Tremendo equívoco.

Esperamos propuestas para los colombianos y no, más de lo mismo: guerra o paz.