28 de marzo de 2024

La money llega pulpita

19 de enero de 2016
Por Óscar Tulio Lizcano
Por Óscar Tulio Lizcano
19 de enero de 2016

Por Óscar Tulio Lizcano

Oscar Tulio LizcanoTrabajar como policía de tránsito en las carreteras del país, cuando se está escaso de dinero, es la mejor opción. La money llega pulpita, como en un cajero electrónico. Así le dijo a un colega suyo, nada menos que el comandante de la Policía de Tránsito de Cundinamarca, el teniente coronel Otaín Rodríguez. En el audio, revelado por La FM, añade que por eso la Dirección Nacional de la Policía quiere sacar de los municipios a los azules —es decir a los agentes de tránsito—, para reemplazarlos por policías.

Con ese revelador audio estalló un nuevo escándalo en la Policía. El tema, sin embargo, ya había sido ampliamente denunciado. Yo mismo lo he hecho en al menos cinco columnas como esta. Al parecer, nunca esas denuncias han tenido eco en las altas esferas del gobierno, que ha venido recibiendo por diferentes medios pruebas concretas.

Lo más triste para el que transita en su vehículo es saber la impotencia en que se encuentra frente a esta modalidad de corrupción, que se ha logrado institucionalizar. Muestra de ello es que tranquilamente un alto oficial reconozca que es el negocio más ‘pulpito’.

No dejaremos de denunciar en esta columna la manera como estos retenes ‘ordeñadores’ se establecen en carretera. Hace un par de meses había advertido que hasta en un trayecto de 10 kilómetros se puede uno encontrar tres retenes, como muchos viajeros pudieron observar Navidad.

Poblado o municipio por donde usted pase, encuentra la moto con policías que no son de tránsito. Se ha vuelto tan lucrativo este negocio, que cualquier policía puede salir a ejercer esta función y, lo que más molestia genera, son las artimañas que utilizan para poder cobrar su parte: se ocultan con cámaras para medir la velocidad y así intimidar al conductor, para pedirle plata cuando la verdad ni siquiera la cámara está prendida. Es también característica en los agentes su prepotencia para atemorizar al conductor, que termina aceptando ser parte del hecho corrupto y entrega la famosa ‘mordida’, como se le conoce al pago por no registrar el parte.

Claro que esos policías corruptos también se han encontrado con ciudadanos que no ceden a sus pretensiones y denuncian. Conozco muchos casos en los que se ha denunciado, pero las acciones terminan con un traslado para el policía señalado. Esa práctica de extorsión, además, es cada vez más sofisticada, pues la ley establece más de 100 infracciones posibles para imponer una multa.

Es una problemática que merece intervención urgente del alto Gobierno. Y debe hacerse de manera profunda. Desde luego, no me refiero a bajar la guardia sobre la vigilancia y control en nuestras vías. Hay allí también policías honestos que cumplen una función importantísima para combatir el narcotráfico, la delincuencia, el contrabando o a los conductores irresponsables. Internamente, los esquemas de imposición de sanciones por parte de este tipo de agentes, deben revisarse y reestructurarse, de tal manera que no puedan recurrir a sus extorsiones.

No puede ser que los supuestos héroes de la Patria, terminen siendo mezquinos villanos por sus ganas de money. El Colombiano.