12 de junio de 2025

Así era el mariscal Alzate

9 de noviembre de 2015
Por William Calderón Zuluaga
Por William Calderón Zuluaga
9 de noviembre de 2015

LA BARCA DE CALDERÓN

Por William Calderón Z.

william calderonLa Barca se suma gustosamente a las evocaciones con motivo de la conmemoración de los cincuenta y cinco años de la prematura desaparición del caudillo conservador Gilberto Alzate Avendaño, ocurrida en la Clínica de Marly, de Bogotá, el 26 de noviembre de 1960, tras ser sometido a dos operaciones, en menos de cinco días.

Acopiamos esos registros con el concurso de los colegas Daladier Osorio y Orlando Cadavid.

 

Un Alzate cándido

Cuenta el historiador Abelardo Forero Benavides en su libro ‘Grandes fechas’ cómo el 31 de octubre de 1951 al ser llamado Alzate a Palacio por el ataque cerebral sufrido por el presidente Laureano Gómez,  para que, en su condición de presidente del Senado, reuniera el Congreso a fin de elegir designado.

Recuerde usted, mi querido Gilberto, lo que le aconteció a Gabriel Turbay..La historia se repite, el designado será Roberto Urdaneta.

«Eso jamás, replicó vivamente Alzate… Jamás de los jamases… Yo estoy en capacidad de derrotarlo».

Pese a la oposición de Alzate, Urdaneta fue elegido semanas después por la presión sentimental de Álvaro Gómez.

Las veleidades de la política: No obstante el anterior episodio, cinco días después (el 5 de noviembre), Alzate  dio posesión  a Urdaneta como presidente de

la República. Esta fue la cuota inicial hacia la dictadura de Rojas Pinilla.

 

EL DUELO DE SILVIO

«La Patria se vio disminuida», dijo Silvio Villegas, su coterráneo manizaleño,  a la muerte de  Alzate cuando apenas contaba 50 años.

«Él mismo se fabricaba los obstáculos para salvarlos con la voluntad cada vez perfeccionada en el esfuerzo.

Le gustaban los honores y el gobierno, con la condición de que fuesen sin el asentimiento ni la ayuda de nadie.

Otro prohombre caldense, Fernando Londoño y Londoño, expresó: “Laureanista de primer grado…disimuló su culto por el viejo caudillo cuando inicialmente

pudo ser su segundo y finalmente su reemplazo».

 

DOS ANÉCDOTAS PARLAMENTARIAS

En un debate en la Cámara de Representantes, una propuesta suya encontró alguna oposición en el liberalismo. Exasperado, pidió a los opositores ponerse de pie.  Tímidamente (de seguro  por temor al verbo huracanado del caudillo conservador) se levantó el representante Edmundo Guevara, de muy baja estatura. Sin descomponerse, Alzate  comentó: «No es suficiente».

En otro memorable episodio parlamentario, Alzate hizo trizas al samario Hugo Escobar Sierra, quien promovió un debate en su contra acusando al manizaleño  de ingresar de contrabando un vehículo, después de ser embajador en España. «Con mi honor no se juega», le gritó Alzate a Escobar Sierra, quien sería luego ministro de justicia.

 

EL DUELO EN POESIA

El gran poeta conservador alzatista y ex gobernador de Norte de Santander, Eduardo Cote Lamus, que en gloria esté,  escribió a la muerte de su jefe político una desgarrada elegía cuya parte final podría ser su más logrado epitafio:

«Adiós, potro valiente, brazo alerta

mariscal rampante, Gilberto compañero.

Eras como si el aire fuese una campana

Eras una suprema voluntad de espacio

y un silencio desierto de las cosas

me hace decirte que tus huesos

no tengan nunca paz sino batalla».