19 de abril de 2024

Cuando los pueblos huyen de la guerra

20 de septiembre de 2015
Por Albeiro Valencia Llano
Por Albeiro Valencia Llano
20 de septiembre de 2015

el papa francisco

Se calcula que este año han llegado a la frontera de la Unión Europea (UE) 350 mil inmigrantes que huyen de la guerra en África y Oriente Medio. Los representantes de la UE saben que tienen que trazar una política de migración y asilo común, para repartirse a los que van llegando y que se encuentran ubicados en refugios, estaciones del tren, en parques y debajo de los puentes. Son estremecedoras las fotografías  sobre los naufragios y, especialmente conmovedora, la imagen del niño kurdo de tres años que apareció ahogado en una playa de Turquía, cuando naufragó la embarcación en que viajaba con su familia y centenares de personas, huyendo de la violencia. Los gobiernos de los países ricos de Occidente desataron la guerra en sus regiones y son los responsables del hambre y la miseria; por esta razón no pueden cerrar las fronteras aunque están abocados a una crisis peor que la recesión económica, pues viven la mayor tragedia migratoria desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy la mayoría de los migrantes que llegan a Europa huyen de las guerras y del terrorismo. De Siria han salido cuatro millones de personas que buscan refugio donde pueden; en cuanto a Libia, después de que la OTAN apoyó a los rebeldes que asesinaron a Gadafi, el país quedó atrapado y dividido por los problemas entre las tribus, hay vacío de poder y la guerra civil ha expulsado un millón de civiles.

Una larguísima marcha

Con tal de salvar la vida es preferible emigrar a cualquier precio; para facilitar la fuga se formaron las redes de tráfico ilegal. Las mafias operan en varios países africanos y tienen un centro de operaciones en Libia. Un africano paga en promedio dos mil dólares, pero  eso depende del lugar de origen. Si sale de Eritrea en el cuerno de África hay que cruzar el desierto durante varios días hasta llegar a Libia, donde hay pocos controles debido a la frontera porosa. Desde aquí se intenta una de las travesías más peligrosas del mundo, porque el mar es la tumba de 22 mil migrantes en los últimos 15 años, pues los contrabandistas los amontonan en barcazas destartaladas que no soportan el viaje; por eso al Mediterráneo lo llaman el “Mar de la Muerte”. Los que coronan el viaje llegan al “Sueño Europeo”. Aquí empieza otra etapa, cruzando nuevas fronteras; a Grecia han llegado este año más de 250 mil refugiados; a Italia arribaron el año pasado 150 mil y hoy lo utilizan como país de paso. Serbia tiene 7.800 refugiados y hay ocho mil personas haciendo fila para pasar a la UE. En Hungría entraron 150 mil migrantes, de los cuales 80 mil están pidiendo asilo; se dice que el país está desbordado.

Pero el sueño de los migrantes es llegar a países como Alemania, Francia, Reino Unido, Suiza, Suecia y Noruega. Ante la dimensión del drama los gobiernos de Alemania y Francia propusieron un mecanismo “permanente y obligatorio” para repartirse los refugiados entre todos las naciones de Europa, porque la UE es la última esperanza. Este año han pedido asilo en Alemania 413.535 personas. El Reino Unido ha otorgado asilo político a cinco mil sirios, desde el 2011; pero hoy, en la ciudad francesa de Calois, miles de personas intentan entrar al Eurotúnel para llegar a Inglaterra.

Y, como era de esperarse, la crisis de las fronteras revivió el nacionalismo y el fortalecimiento de los partidos de extrema derecha. Esto se observa en Europa y en Estados Unidos. En Alemania es común ver a los grupos neonazis, frente a los albergues para inmigrantes, gritando “¡Fuera cerdos extranjeros!”; Berlín anunció que no expulsará a ningún ciudadano sirio que entre en el territorio alemán. Esto le costó a la canciller Ángela Merkel que los neonazis la traten de “traidora”.

Europa cierra fronteras

A mediados de este mes de septiembre los ministros de la Unión Europea (UE) no pudieron ponerse de acuerdo para ubicar a 120 mil nuevos inmigrantes. Ante la crisis Alemania anunció la restauración de los controles en la frontera con Austria y, mientras tanto, los gobiernos de Hungría, Eslovaquia, Polonia, Letonia y la República Checa, se negaron a aceptar refugiados. El clima político se viene caldeando y muchas voces  señalan a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la más poderosa institución militar del mundo, como la autora intelectual y material de esta crisis humanitaria. En 1999, en la cumbre de Washington, la OTAN modificó su carácter defensivo y apartó a Europa de los ideales de paz consignados en la Carta de la ONU. Después, en 2002, la organización apoyó la guerra preventiva del presidente Bush y las incursiones militares en Libia, Afganistán, Irak y Siria, así como el apoyo incondicional a Israel, para que ejerciera control sobre la región. La ofensiva contra Siria para deponer al presidente Al-Assad, fue especialmente cruel, porque este país tiene una excelente ubicación geográfica, pero lo mismo se puede decir de las acciones bélicas en las otras naciones. Las operaciones las realiza la OTAN a nombre de la democracia y contra gobiernos considerados dictatoriales, pero en su camino produce desolación y muerte, desplazamiento forzado y vacío de poder; y en este accionar va de la mano de la poderosa industria militar de Estados Unidos.

En este contubernio los países de la OTAN exportan el 75% de las armas que se utilizan en el mundo y tienen que crear conflictos y alterar las relaciones internacionales para que el negocio se mantenga. Pero la situación en África y en Asia se les está saliendo de la mano, porque los Estados que crearon el caos están perdiendo el control de la situación y las migraciones son las consecuencias.

Muros y campos de refugiados

Las fronteras porosas se están acabando. Bulgaria construyó una valla o muro en la frontera con Turquía, y este país hizo lo mismo en el límite con Grecia, por esta razón las mafias organizadas mueven a los migrantes por mar hasta las islas griegas. Después se hace la travesía por territorio de Macedonia y Serbia porque los gobiernos saben que los refugiados solo usan el territorio de paso hacia el norte. La situación se está complicando porque el Ejército de Hungría levantó una valla de 175 kilómetros, protegida por rollos de alambre de púas y quien lo rompa se enfrenta a una sentencia de cuatro años de cárcel. Mientras tanto se están construyendo “centros de retención” en Grecia e Italia, para encerrar a todo el que pise suelo europeo. Al mismo tiempo los ministros de la UE están planeando crear campos de refugiados en África y Oriente Medio. En este caos  los poderosos países árabes de Qatar y Arabia Saudita, que tienen los ingresos per cápita más altos del mundo, están haciendo muy poco para aliviar la crisis y todos saben que vienen financiando a los mercenarios que enfrentan al presidente Bashar Al Assad. Pero los gobiernos de la UE también miran hacia Estados Unidos, la más poderosa nación del mundo, que ayudó a desatar la actual tragedia de los inmigrantes y solo ha recibido en su territorio unos 1.800 refugiados sirios.

Ante este drama la única solución es la aplicación del Comunicado de Ginebra 1 de 2012, que es una hoja de ruta para detener la violencia y comenzar una transición política en Siria. Pero los monopolios que producen las armas son un omnipotente grupo de presión con mucho poder económico y político.

El papa Francisco pidió que cada parroquia de Europa reciba a una familia de refugiados; mientras tanto los medios y miles de ciudadanos de la UE vienen presionando para que la Comisión Europea emita medidas para hacer frente a la crisis de los inmigrantes que buscan refugio.