Los grandes pensadores de Caldas
Por Luciano de la Congoja
Caldas tiene una galería fantástica de personajes. Son todos pensadores, filósofos reconcentrados, rumiadores de hondos y trascendentales raciocinios.
Quién puede desconocer que Luis Fernando Rosas es un genio precoz? Ha aspirado a ser alcalde de Bogotá, concejal de la misma, ha sido conservador con Yepes, liberal de cuna, seguidor incondicional de ese loco de Moreno de Caro, fue secretario de cultura de Caldas nombrado por Mario Aristizábal y salió de ese cargo peleando gravemente con el gobernador, después lo colocó Petro en Bogotá, y cuando creyó que Oscar Iván Zuluaga iba a ganar la presidencia, renunció y se puso a militar en las toldas del Frente Democrático. Actualmente está organizando un movimiento con los indígenas para llegar a la alcaldía de la capital de La república. Rosas es un pensador de miedo.
Carlos Banegas (él utiliza el Banegas para diferenciarse de los pobres, Vanegas). Se trata de un empresario. Tiene en mente un periódico más importante que La patria de Manizales. Muy pronto lo sacará. Los editoriales suyos ponen a pensar a los estadistas del país. Aspiró al Senado y casó 20 votos.
Jorge Eduardo Arbeláez es un patricio con mente clásica. Uribista , después en Polo Democrático y ahora en el Partido Verde. Peligroso contendor para la gobernación.
José Taborda puede ser el mejor poeta del idioma castellano. Elegante , con abolengos que él los reclama airosamente, conversador delicioso, bien plantado, a toda hora se está echando un discurso.
Luis Alberto Franco, Rasputín, bien vestido, con estómago que es una tabla, es muy apuesto, habla frunciendo la boca como para besar un niño, noble en sus grandes discursos. Es el Petronio del partido conservador. Omar Yepes lo admira y respeta.
Iván García. Parece que ya se jubiló. Con frecuencia paga avisos en la segunda página de La Patria, para dar a conocer su pensamiento político. Los partidos tiemblan con sus mensajes por que tiene el don de la profecía.
Jaime Alonso Zuluaga. Parlamentario de palabra celeste. Impactaba cada vez que hablaba en el congreso. Hizo llave con Hernán Penagos para regresar al senado y éste lo traicionó. Quiso ser gobernador y Penagos lo quemó. Ahora buscó la diputación y otra vez Penagos lo mandó para los infiernos.