28 de marzo de 2024

El voluntariado Vicentino cuenta con sede reformada

10 de agosto de 2015
10 de agosto de 2015

Todo el trabajo fue el fruto de la entrega de un grupo de damas de sentimientos altruistas que trabajaron sin descanso para impedir que la vieja edificación se fuera al suelo

salon del hogar

ARANZAZU, 10 de agosto de 2015. La vieja casa de una planta de la carrera séptima, en el sector de la Calle Nueva, que durante 48 años sirvió de sede al Voluntariado Vicentino, donde han recibido todos los días un almuerzo ofrecido con cariño los adultos mayores que no tienen recursos, tiene ahora otro aspecto. De esa vieja edificación levantada en bahareque, sostenida con guaduas, de piso en madera, que vibraba cuando los ancianos ingresaban al comedor para recibir el almuerzo, ya no queda nada. Hace poco fueron concluidos los trabajos de mejoramiento en que se comprometieron las personas que apoyan esta obra de beneficio social.

Con una inversión superior a los treinta millones de pesos, recursos obtenidos a través de actividades cívicas, se remodeló totalmente la vieja casa donde desde marzo de 1967 se atendía al adulto mayor. Los trabajos se empezaron con el levantamiento de columnas para garantizar la estabilidad de la edificación. Luego se construyeron las vigas de amarre para, después, echar la plancha de concreto que le diera resistencia al piso. Se continuó con el levantamiento de paredes y mejoramiento del techo. Ahora el piso no es de madera crujiente sino de cerámica. Y las paredes recobraron el esplendor una vez fueron revocadas y pintadas de color blanco.

Todo el trabajo realizado para garantizarles calidad de vida a los adultos mayores que allí reciben no solo el almuerzo diario sino atención médica y orientación sicológica, fue el fruto de la entrega de un grupo de damas de sentimientos altruistas que trabajaron sin descanso para impedir que la vieja edificación se fuera al suelo. Vendiendo empanadas, pidiendo colaboración al comercio, tocando puertas, conmoviendo corazones, lograron reunir los recursos para emprender la obra de remodelación: Hoy el estrecho comedor que antes había es un amplio salón donde la comodidad de los beneficiarios se advierte cuando se ingresa a la casa.

El voluntariado Vicentino fue creado el 2 de mayo de 1967 por un grupo de damas que con el acompañamiento del padre Ramón Alzate Rivera, entonces párroco de la Iglesia Nuestra Señora, hicieron realidad el proyecto de establecer una entidad de carácter social donde fueran atendidos los ancianos sin recurso económicos. Con el entusiasmo de Sor María Mejía, una monja perteneciente a la congregación San Vicente de Paúl que llegó a Aranzazu para prestar servicio social, lograron adquirir la edificación. Como benefactoras  tuvieron a las señoras María Salazar, Adiela Hoyos y Chava Bedoya de Castrillón.

En la actualidad, además del almuerzo que les dan a 20 adultos mayores, el voluntariado realiza otras obras de servicio a la comunidad como visitas domiciliarias, entrega de medicamentos, ayuda a seminaristas, apoyo a personas con problemas de salud, catequesis a madres cabeza de hogar, organización de la navidad de los niños pobres y entrega de ropa. Como coordinadora despacha la hermana Magnolia Cardona valencia, quien llegó en reemplazo de Sor Alicia García, una monja que estuvo catorce años al frente del voluntariado.

En la actualidad se desempeña como presidenta la señora María Nubia Giraldo. La acompañan como voluntarias Camila Ospina, Graciela Loaiza, Josefina Serna, Clarisa Giraldo, Nubiola Aristizábal, Oliva Martínez y Nohelia Salazar. Para el sostenimiento del programa de asistencia social, el Voluntariado Vicentino ha contado con el apoyo de algunos aranzacitas residentes fuera del municipio como los señores Rodrigo Martínez, Obed Hoyos y Hernando González. Además, mediante contrato firmado con la Administración Municipal a través del Centro Vida, reciben un apoyo de la alcaldía, consistente en 24 millones de pesos al año, para garantizar los programas de promoción y capacitación del adulto mayor.