28 de marzo de 2024

Pilar Villegas de Hoyos

29 de junio de 2015
Por mario arias
Por mario arias
29 de junio de 2015

Por: mario arias gómez

mario ariasPor iniciativa del Representante, Arturo Yepes Alzate, y autorización -17 de Junio/2015- de la Cámara de Representantes, se le confirió a PILAR VILLEGAS de HOYOS, la “Orden de la Democracia Simón Bolívar en el Grado de Cruz Gran Oficial”.

Al hurgar los ancestros históricos de la agraciada, realzo que es la menor de los seis hijos del matrimonio de doña, Inés Jaramillo Montoya (1865 – 1959) y don Aquilino Villegas Hoyos, (1880 – 1940), abogado, escritor, periodista, político, orador, ensayista, panfletista y poeta, quien hizo parte de la pléyade cultural del gran Caldas, considerado -sin temor a equivocarme- la mayor gloria literaria de su patria chica. Espíritu fino y refinado, prototipo -en cierto sentido- de las élites que -junto a Alberto Arango Uribe, Rafael Arango Villegas, Ambrosio Echeverry, Ernesto Botero Salazar, Jorge Vélez Arango, Bernardo Arias Trujillo, Alberto Mendoza Hoyos, para solo nombrar los más representativos- dejaron marcada huella histórica en el viejo departamento.

Aquilino, fue exalumno del colegio Santo Tomás de Aquino de Manizales, periodista, exdirector de “La Patria” y colaborador del Eco Republicano, La Revista, El Siglo y La Revista Colombiana. Destacado miembro del Partido Conservador, fiel militante, defensor de su doctrina. En 1903 fue Personero de la patria chica; integrante de la Asamblea Constituyente de 1910; Senador en varios períodos; ministro de Obras Públicas en el gobierno del General Pedro Nel Ospina, 1922. Como poeta, fue esclarecido contertulio de la Gruta Simbólica, galardonado por sus versos y traducciones. Hombre de vasta cultura, prosista y bardo identificado con la escuela poética parnasiana.

Participó en la guerra de los mil días con el grado de oficial superior. De su prolija obra de escritor, privilegio -por afinidades obvias- el libro ¿Por qué soy conservador? Catecismo que orientó nuestros primeros pasos. Influyente escrito doctrinario que nutrió nuestra primigenia formación ideológica y conciencia ídem. Igual ocurrió con las abigarradas, grandilocuentes, fanáticas e iluminadas arengas en la arena pública del parlamento o de la plaza caudillista de los legendarios “Leopardos”, Ramírez Moreno, Carreño, Silvio Villegas y Eliseo Arango, ases de la oratoria ciceroniana, grandes del foro, cuyo florido verbo y juego de palabras, muchas veces ácido, diluente y discrepante, fue el origen del radical anhelo de emularlos. Apurado deseo que nos acosó en nuestra ya lejana juventud. Aspiración o sueño que pronto concluyó con una evidente frustración.

Bosquejo del elocuente pasado que adornó desde la cuna a la homenajeada, quien creció en un ambiente intelectual y político, rodeada de famosos. Senadora de la República, Representante, Gobernadora dos veces, Diputada, Concejal de Manizales. Ser sin par que desde que la conocemos ha volado muy alto entre los sueños de los manizaleños. Ilustre y hermosa mujer, sencilla, frágil, libertaria y combativa, protagonista señera del presente y futuro. Confidente de las más notables lumbreras de Caldas. Luminosa luz que se va extinguiendo lentamente en medio de sus amorosos y cristalinos hijos, Luis Francisco, Héctor Germán, María del Pilar y Juan Martín, rodeada por sus cálidos y afectuosos nietos y bisnietos que han sido sus ángeles, sus tintineantes estrellas. Como mamá o abuelita ha sido faro, guía, sustento y aliento -en las buenas y en las malas- dándoles alegría y fortaleza por más de ocho décadas.

Mujer radiante, fuerte, dulce e incondicional amiga y compañera, encantadora y seductora, llena de vida, encanto y belleza. Devota mamá, inigualable esposa, desvelada madre, mezcla de amor, devoción y desprendimiento, quien, gracias a su cálida sensibilidad -de la que carecemos muchos- sigue en el corazón de los caldenses. Testimonio interpretativo de una vida que buscó aglutinar y persuadir, jamás disuadir, ni disgregar. Pionera líder que perfumó el aire de los pueblos, veredas y rincones de Caldas por donde paseó su esbelta figura, llevando consigo el ejemplo de sus mayores. Departamento que recorrió mucha veces con su jefe, Omar Yepes, predicando codo con codo, con aplomo, fuerza y constancia el rejuvenecido mensaje conservador. De su encanto, gracia, delicadeza, ternura y lucidez, cada uno de sus copartidarios recibimos nuestra porción.

Igual su apoyo en momentos cruciales y difíciles, cuando la ceguera de la sociedad quiso darle la espalda al movimiento, poniéndole cerrojo a todas las puertas sociales y políticas, puertas que destrancó doña Pilar para abrirlas de par en par. Su presencia en el grupo neutralizó los ataques y las interesadas campañas desinformativas. Calmadas las aguas, anticipó que no había llegado al “Yepismo” a dividir, ni a separar, ni a combatir a nadie, sino a luchar por disminuir la pobreza, la desigualdad, la injusticia, la ilegalidad, la inequidad; a buscar oportunidades para todos, a partir de lo cual extendió sus generosos brazos a los réprobos de ayer. Nunca nadie esperó que alzara la voz o la mano contra cualquier caldense o copartidario, fuera de la más alta o baja condición.

Fue sorprendente siempre su finura y calidez humana, sus convicciones y capacidad para sobreponerse e impulsar sin reparos el proyecto político, popular y democrático, que unido umbilicalmente a sus parciales, gobernó a Caldas por más de tres décadas, pésele a quien le pese, a pesar de las fuerzas oscuras que pretendieron truncar el rumbo. Nada la arredró. Política en la que fue bastión fundamental. Entrega que la llevó a asumir la inmensa responsabilidad de conducir el departamento. Posición que dignificó y desempeñó con honor y pulcritud; con convicción y patriotismo; con solvencia moral. Modelo de gobernante que es ya patrimonio de los caldenses.

Parafraseando un dicho popular, afirmo que al lado del exitoso jefe siempre estuvo una mujer a su lado, Pilar Villegas de Hoyos. La historia no es nada sin el reconocimiento del esfuerzo, lealtad, quizás, de las lágrimas y las alegrías de personas como la que hoy nos ocupa, y que la Cámara por conducto del heredero natural de la rememorada política adelantada conjuntamente se acordó de elevarla al altar que por derecho propio le corresponde, lo que me ha transportado a pretéritos tiempos en que La Madre Teresa de Calcuta, Marie Curie, Juana De Arco, Gabriela Mistral, Diana De Gales, Margaret Thatcher, artífices de su propia historia que hunde sus raíces en los invaluables servicios prestados a la humanidad sin esperar nada a cambio. Presea que lucirá la orgullosa dinastía familiar.

Realza y adorna el presente acto la presencia de su amigo y jefe, Omar Yepes, con quien se realizó políticamente. Clara demostración de su admiración, aprecio y agradecimiento. Dice un refrán anónimo: Una mujer bonita no siempre es inteligente, pero una mujer inteligente siempre se las arregla para estar bonita. Síntesis que expresa el sentimiento que quiero destacar desde esta tribuna, aunado a la calurosa felicitación y aplauso a doña Pilar, a sus hijos, nietos y bisnietos, herederos del magno legado de grandeza de sus antepasados que se extenderá en sus descendientes sin duda alguna.