18 de abril de 2024

¡Hablemos de esnobismo!

27 de junio de 2015
Por Luciano de la Congoja
Por Luciano de la Congoja
27 de junio de 2015

Por Luciano de la Congoja

La moda es tiránica. ¿Tu qué piensas, Palemón?

buhoAntes de entrar en tema, cómo hiciste ¡copietas!  para robarle   al maestro Valencia el título de uno de sus poemas?  ¡Qué poca originalidad! ¡Un barbero dándoselas de café con leche! ¿Por qué en vez de Palemón el Estilista,  no te escondiste con seudónimos más apropiados para ti, barbero pobretón. Por ejemplo, “ metiche, el bobo”, o  “el barbero de Sopinga”, o  el “granuja alebrestado”?  Pensándolo bien, este último sí que te queda bueno. Por que eso eres. ¡Un gay. Granuja!

Desde que comencé a escribir  en Eje 21, brincaste a la palestra  a mal interpretar mis artículos.  Siempre te atraviesas como una espina en la garganta. Si digo blanco, tu contestas negro. Si pobre, tu dices rico. Si feo, tu bonito. Si noche, tu día. ¡Qué adversario de tan mala leche!

Vamos a lo que vinimos.

Vi al hijo de Domitila con un motilado asqueroso. Se hizo rapar  el centro de su cabeza, y dejó a sus lados una cortina larga de pelo que se descuelga en trenzas. Igual que un perro cuando sale de la peluquería. (¿de la tuya, Palemón?)
¿Cómo se mirará en el espejo este briboncito con ese empalagoso esnobismo? ¿Qué dirán sus padres sorprendidos con la genialidad revolucionaria de su muchacho?

Este otro exhibe unos jeens deshilachados. Esta moda también la tomaron  las muchachas que detrás de las rasgaduras muestran el sexo o las nalgas redondas.

O los que taladran la nariz o la orejas para colocarse pircings,que convierten  a quien los usa en una andante cacharrería.

O los “hombres”, como tú.  que se pavonean con aritos de fantasía.

O la moda femenina  que deja el ombligo al descubierto.

O las palabras que antes se escondían y ahora todo lo ponderan  como una “chimba”.

En conclusión, todo se degrada. Las costumbres que orlaban a  nuestros abuelos, las maneras delicadas en el trato, el “buenos días” con una leve genuflexión, la etiqueta y el señorío, son, todas, excelencias que ya no existen.

¿Para quién escribo? Para los charlatanes que me traen sus “garras” viejas, para los amigos  con quienes  me encaramo en nubes de ensueño, para los vagos que hacen tertulia en medio de mis zapatillas remendadas, para los que me cuentan, con lágrimas, que los dejó la moza, para los noveles poetas y novelistas que me traen  sus “ensayos” y esperan que les dé mi opinión.  Este es un mercado muy mio, que lo estimulo porque me sacan del aburrimiento de la vida.

Es mejor ser zapatero que peluquero. Me visitan aquí, a este escondite de miseria,  los Gómez Jatim, los Arias Ramirez, los Baudilios Montoya.

Qué aburrimiento  motilar a los ricos  que solo hablan de ganado, o de acciones en la bolsa,  o de la mujer que se las juega.

Mis zapatos me traen alegría.

La barbería   es un oficio para mentecatos invertidos,  como tú, Palemón.

Te traslado un secreto : ¿verdad que tienes sida?