29 de marzo de 2024

Llover sobre mojado

13 de febrero de 2015

hernando arangoY hay que llover sobre mojado porque, el Presidente, por un lado, trata de enemigos de la paz y amigos de la guerra a todos aquellos que por una u otra causa manifestamos  ideas no coincidentes con él, acerca de lo que allí se debate, se acuerda o  se comenta. Para el Presidente, se está con él o se está contra él. De esa manera radicaliza el debate y, por más que se muestre un día amigable, al día siguiente viene la arremetida y los oídos sordos. Por el otro lado, salen los señores de las Farc con sus propuestas “deslumbrantes y conciliadoras”, mediante las cuales parecen acordarse de sus víctimas, así no las consideren sus  víctimas, para proponer que los colombianos paguemos los atropellos de ellos sobre los habitantes  afectados con sus acciones. Allí  está su propuesta de crear un fondo con el 3% del PIB, destinado a atender a estas gentes. Por supuesto, los dineros y propiedades producto del narcotráfico y el despojo a sus afectados, no se menciona para nada. Ahora, para rematar su desprendimiento en favor de las víctimas, proponen la creación de una circunscripción electoral mediante la cual se establecen unas curules para ser ocupadas por víctimas. (¿?)

Víctimas; víctimas y más víctimas. Sí, víctimas, pero víctimas etéreas, ya que esa figura no proviene de la acción vandálica e inmisericorde de los atracos, bombas, asesinatos, extorsiones, secuestros y cuantos crímenes se hayan cometido contra la población colombiana por quienes hoy posan como garantes en los acuerdos que se logren en Cuba en favor de quienes directa o indirectamente se han visto afectados por ellos. Y, nadie dice nada, y si se dice algo, cae desde el Presidente sobre lo que se diga, y es aplaudido por los Barrera y Benedetti de turno, seguidos por los Serpa (tan digno él) y su carnal Samper ya rehecho por el periodismo y la sociedad de trapo que hemos construido.

Y  llueve sobre mojado cuando el Presidente de la Corte sale a recordarnos que el Derecho no puede ser obstáculo para la paz. Y tenemos que aceptar que el Derecho  debe servirle a la sociedad con el fin de que haya armonía y desarrolle su actividad en medio de normas claras que obliguen a los asociados y que sean respetadas por todos. ¿Pero que el Derecho deba adecuarse a las necesidades de unos pocos como condición para integrarse a la sociedad, y que las normas “erga omnes,” no los  obliguen? Allí si hay una distancia; distancia sideral. No creo que haya alguien que se oponga a una justicia transicional. Creo que todos estamos dispuestos a aceptar el otorgamiento de una circunscripción electoral que permita, transitoriamente, curules en el Congreso a representantes de las Farc  como partido político. Creo que hasta podríamos aceptar que se trate al narcotráfico ligado a las Farc como conexo con el delito político. Pero darle cabida a los delitos horrendos, a los delitos de  lesa humanidad, como delitos políticos, si es exagerado, ya que tiene que haber responsables por ellos. Estos delitos deberán estar considerados dentro de la justicia transicional, sí, pero deben tener consecuencias jurídicas en el tiempo y ser purgados con prisión. No hay de otra.

A todas estas, suena extraño, por lo contradictorio, el silencio, de aquellos que se rasgaron las vestiduras cuando a los paramilitares se les ofreció  la ley de Justicia Transicional para quienes se acogieran a las condiciones establecidas. Ahora, callan cuando en Cuba se habla de “normas de carácter especial” para estos alzados en armas, a quienes queremos tener reintegrados a la sociedad. ¿Acaso les suena, a esos vociferantes de ayer, que a los que paguen sus penas por parapolítica se les concedan derechos civiles en la misma amplitud y extensión que ahora se pretenden para las Farc?    Por favor: es sólo una pregunta. Es sólo una reflexión.

En qué quedamos: Debe el Derecho inclinarse o flexibilizarse tanto como que, mañana, todos podamos invocar tratamientos especiales para nuestras acciones u omisiones afrentosas?

Manizales, febrero13 de 2015.