Salvaguardias y armonía comercial con Ecuador
En cuanto al fondo, la dolarización de la economía ecuatoriana desde el año 2000, que ha contribuido de manera significativa a controlar la inflación y a propiciar un entorno económico más sano en ese país, se ha visto amenazada por la muy significativa caída en los precios del petróleo en el último semestre, desde casi US$100 a menos de US$50 el barril. De otra parte, las recientes y fuertes devaluaciones del peso colombiano y del nuevo sol peruano han puesto en alerta a los productores ecuatorianos, que se sienten amenazados por la posibilidad de importaciones cada vez más baratas desde dos de sus socios comerciales más importantes.
Razones, pues, tenía Ecuador para actuar. Y el sistema de comercio internacional tiene una serie de mecanismos para mitigar los efectos de cambios súbitos en el entorno y en los flujos de comercio, incluyendo el uso de salvaguardias, que son aranceles que se pueden aplicar de forma temporal, para suavizar el impacto de un cambio drástico en dicho entorno.
Estas salvaguardias, sin embargo, no se pueden utilizar de forma indiscriminada, ilimitada y sin control, lo cual nos lleva a los asuntos de forma. Primero, antes de aplicar dichas salvaguardias, hubiese sido apropiado que el gobierno ecuatoriano consultara previamente a los gobiernos de Colombia y Perú, para explicar la situación y buscar alternativas de forma conjunta. Segundo, la Comunidad Andina de Naciones, a la cual pertenecen los tres países, tiene un mecanismo de salvaguardias que exige presentar solicitudes de forma anticipada para su análisis y previo visto bueno. El gobierno ecuatoriano, dentro de su preocupación, no hizo lo primero ni respetó lo segundo.
Volviendo al problema de fondo, es importante tener en cuenta que las salvaguardias son mecanismos temporales en las normas, y en la práctica. En general, el incremento en las barreras del comercio tiene efectos temporales como medida para luchar contra la devaluación de las monedas de los socios comerciales, pues a largo plazo encarece los productos domésticos, haciéndolos menos competitivos frente a los productos extranjeros. En este contexto, es de esperar que Ecuador tome medidas temporales como salvaguardias, y otras medidas económicas para sostener o modificar su dolarización. Pero haga lo que haga, debe respetar los canales y procedimientos institucionales para preservar la armonía y las buenas relaciones que ha tenido en los últimos años con sus países vecinos.
La ministra de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Cecilia Álvarez, se reunió esta semana con varios ministros del área económica en Ecuador, en busca de soluciones mutuamente aceptables. Algunas de las propuestas incluyen, de forma acertada, la disminución del nivel de las salvaguardias, la exclusión de la salvaguardia a las materias primas, insumos y bienes de capital, y haber fijado el 26 de enero de 2015 como fecha para un pronunciamiento sobre las propuestas hechas. Otros anuncios, como la búsqueda de un equilibrio en la relación comercial, parecen más políticos y mediáticos que basados en un análisis económico riguroso.
Sin duda, esta situación será objeto de interés y seguimiento en los próximos meses por parte de los gobiernos de los países involucrados, del sector productivo en particular y de la opinión pública en general. Estaremos pendientes a sus desarrollos.
EL ESPECTADOR/EDITORIAL