Sin cárcel
Para ellos, para las FARC, en tanto más duren las “conversaciones”, mejor, ya que, mediante sus comunicados lanzados desde la isla, tendrán más y mejor publicidad para sus mensajes, dado que no se queda ninguno sin una amplia divulgación, bien sea por televisión, por radio o a través de la prensa escrita.
Mediante esta estrategia, servida por los nuevos idiotas útiles que este grupo ha encontrado en el periodismo, los colombianos nos enteramos de lo que en la famosa mesa se habla. De allí conocemos que las FARC exigen que, ante su estado mayor, se presenten las víctimas habidas en este país por cuantas causas que puedan existir, a condición de que sus víctimas no sean mayoría en el grupo, puesto que eso podría significar que se puedan masificar y exigirles seriedad en lo que dicen y proponen. De ello habla el porcentaje que de víctimas de las FARC han ido a Cuba, las que no representan más allá de un 20% del total. Y también es diciente la manifestación que en estos días pasados han hecho las víctimas ciertas de estos facinerosos; víctimas que, reunidas, abuchearon al ministro Cristo, sobre lo que la prensa nacional poco a nada mencionó en sus páginas para no perder mermelada o canonjías.
Ahora, los interlocutores del gobierno en Cuba, ya encontraron otro a quién echarle la culpa de las víctimas habidas en su trasegar por los campos de esta patria. Esos son los Estados Unidos, quienes han facilitado armas estratégicas y metodología para luchar contra ellos. Mañana encontrarán que cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad por sus tropelías, dado que hemos pagado impuestos, y esos impuestos han sido usados para la lucha del estado colombiano contra esa plaga, ellos, que sobre Colombia han gravitado haciendo daño a diestra y siniestra y con sevicia, secuestrando ciudadanos, atacando campesinos, quemando poblaciones, asesinando inocentes, extorsionando a todo aquel que algo tenga, para que contribuya a la financiación de sus propósitos protervos.
Esta semana oímos, también, la manifestación expresa de unos de sus dirigentes, quién dijo: “¿Quién ha dicho que tendremos que pagar cárcel al firmar la paz?” “¿Por qué?” Y no es de extrañar estas preguntas en quienes tienen la firme convicción de no someterse a la justicia bajo ninguna de sus formas. Ya nos veremos el día del famoso referéndum votando por un perdón absoluto para todos los que han incurrido en actos de lesa humanidad. Igual que nos veremos agachando la cabeza para permitir que no haya una entrega real de las armas. Así mismo, que los tendremos en Senado y Cámara con curules asignadas por derecho propio, a ellos, como muestra de agradecimiento ante la generosidad de perdonarnos la vida a los ciudadanos de a pie.
De todas maneras, pase lo que pasare en Cuba. Hágase lo que se haga allí. Acuérdese lo que se acordare en esas reuniones, lo único cierto es que a las FARC les va mejor estado reunidos con representantes del gobierno, en tanto dan bala en donde se les antoje y mientras el periodismo colombiano les sirve de caja de resonancia a cuanta declaración quieren hacer, sensata o no, ya que lo mismo da, puesto que es profusamente divulgada por cuanto medio esté al alcance a uno de los servidores que han encontrado en esta oportunidad.
No clamo por censura de prensa. No! Clamo por sensatez del periodismo serio de Colombia.
Manizales, noviembre 2 de 2014.