La oración de Hilda Marina
Ella, mujer y ama de casa muy espiritual, tuvo la gentileza de enviarme en días pasados la siguiente oración “Señor, danos entrañas de misericordia ante la miseria humana. Inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado. Ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido”
Que sabiduría y profunda concepción tienen estas palabras en forma de plegaria, ya que ellas conllevan muchísimo la comprensión hacia el problema de nuestro prójimo; el apoyo con el verbo para quien necesita esa palmadita en la espalda con la voz de aliento que le ayude a calmar sus angustias; y el querer hacer algo frente a la injusticia social, hoy comidilla de un mundo globalizante en el que parece que lo único que importara fuese “el cash”.
Recibo con profunda gratitud su mensaje por parecerme maravilloso y por esto lo quise transmitir, siguiendo la inspiración del humilde Carpintero de Nazareth quien vino al mundo, no para auxiliar a los que lo tenían todo, o que gozaban de plena salud, sino precisamente para estar con los pobres, los desamparados, los enfermos y los que por el mundo han sido considerados como perdedores y pecadores, ya que para estos, ayer, hoy y siempre, ”las buenas nuevas” las representan precisamente el mensaje de esperanza que Él proclamaba y que decía fundamentalmente “ Amaos los unos a los otros.
