La irritante placa cartagenera
Por ejemplo, la deuda externa de Colombia nació en Londres cuando el propio general Simón Bolívar (con la ayuda de otros jóvenes oficiales del ejército inglés) logró que la corona le concediera un préstamo de cincuenta libras esterlinas para financiar en parte la campaña libertadora contra el yugo español.
Haberle dado una vuelta
Es decir, el pretendido homenaje promovido por el alcalde Dionisio Vélez pudo haberse hecho más bien por el respaldo económico inicial que le dio la corona británica a Simón Bolívar y por el apoyo militar que algunos oficiales de ese país le concedieron estratégicamente al Libertador en varias de sus batallas contra los españoles, pero no por los corsarios ingleses que murieron en el sitio de Cartagena, tratando en vano de saquearla, apropiársela y sumarla al reino de sus majestades anglosajonas.
La pobreza de entonces
Por esa época Europa estaba empobrecida y los británicos habían creado una flota naval comandada por algunos de sus oficiales que fungían como “corsarios” cuya misión era asaltar a los barcos mercantes y apoderarse de los tesoros que enviaban conquistadores y colonos desde las Indias Orientales a los reinos de España y Portugal.
Las flotas tenían contratos con el reino para adelantar sus actividades y entregar parte de los tesoros a los soberanos británicos que tenían fama de inescrupulosos.
Los enredos de Zea
La historia patria nunca ha sido clara con el manejo que el prócer Francisco Antonio Zea le dio a las importantes cantidades de libras esterlinas que el reino inglés le concedió en préstamo a la naciente Gran Colombia.
Don Google cuenta que en América se le consideró traidor a Fernando VII y sus bienes fueron embargados, junto con los de sus padres. Zea huyó a París y Londres; en París fue amigo de Cuvier, Alejandro de Humboldt, Pedro Audoin, Pedro Simón Laplace y Francisco de Miranda. En Cádiz se casó con la francesa Felipa Meilhon, y vivieron en Madrid, donde colaboró en El Mercurio, el diario de mayor circulación de la península, muy crítico, y en La Gaceta, logrando triunfar en la prensa política.
Bondadoso y manirroto
En 1815 Zea salió hacia América. El 12 de febrero de 1816 Bolívar lo nombró intendente de Hacienda de los Estados de la Confederación de la Nueva Granada y Venezuela; el 8 de mayo de 1817 lo nombraron en el Congreso de Venezuela suplente de Bolívar. El 19 de julio de 1817, juntos conquistaron Angostura y la provincia de Guayana. Zea participó activamente en la administración; el 22 de noviembre, cuando Bolívar se fue a combatir al pacificador Pablo Morillo, Zea lo reemplazó como ejecutor de proyectos civiles. Por sus actuaciones allí fue considerado por algunos como muy bondadoso y manirroto, especialmente en cuanto al pago de sueldos y salarios.
Caído con Bolívar
Su misión fue muy criticada, especialmente por Jerónimo Torres pues realizó el primer desfalco de los bienes de la República al solicitar a banqueros londinenses préstamos a nombre del Estado y que invirtió en su ostentosa vida en Europa. De Zea llegó a decir Simón Bolívar que “era la mayor calamidad de la Patria».
Tolón Tilín
Con lo de la placa exaltando a los derrotados corsarios ingleses y la orden para que se cuelgue en todos los despachos de la administración cartagenera un retrato suyo, a todo color, al mejor estilo presidencial, el alcalde de la Ciudad Heroica, Dionisio Vélez, no supo conjugar el undécimo mandamiento: “No dar papaya”. En cambio, sus contradictores han sabido aprovechar el mandamiento adicional: “Cómanse toda la papaya que les den”.