Palo porque bogas y palo…
Recordemos que hace ya muchos años cuando se realizó el embalse de Guatavita, muchos fueron los campesinos que al ser inundadas sus tierras, recibieron una casa en el nuevo poblado. Ya sabemos que en esas nuevas viviendas urbanas habitadas en gran medida por campesinos, fueron el hogar para gallinas, conejos, perros y hasta cabras. El conflicto fue enorme porque finalmente no es fácil acomodar en un área urbana y en unas casas pequeñas, a unos campesinos que están acostumbrados a espacios amplios y a la convivencia con animales.
Hoy, la situación se presenta en los mismos términos en relación con las casas entregadas a sectores de bajos estratos, en calidad de regalo por parte del Gobierno nacional. Se habla de los conflictos que se han generado por la convivencia entre pobladores procedentes de muy diversas regiones, de no saber cuáles son las áreas privadas y las áreas comunes, de no estar acostumbrados a pagar servicios públicos, y en fin, una serie de conflictos, perfectamente esperados en esta situación.
La convivencia en conjuntos cerrados o en apartamentos no es nada fácil y los conflictos que se presentan no son exclusivos de los estratos bajos porque casos hemos visto en donde hay situaciones complicadas en estratos altos. Baste con decir que a esos conjuntos “exclusivos”, son muchos los nuevos ricos que llegan a codearse con familias de cierta tradición, y comienzan los problemas de los equipos de sonido en la medida que muchos creen que entre más volumen le pongan a los reproductores de música, es señal de mayor poderío económico. Algo así como ocurre con ciertos vehículos en donde le queda a uno la impresión que es un equipo de sonido con carro y no a la inversa.
Por lo mismo, así sean muchas las dificultades que en este momento se estén enfrentando en las áreas en donde se han construido viviendas gratis, sigue siendo una medida que a no dudarlo favorece a sectores menos favorecidos y se debe tener el optimismo para pensar que poco a poco se pueden ir solucionando las dificultades, con cierto acompañamiento que tenga que ver con normas de convivencia, de la cual carecemos la inmensa mayoría de los colombianos, sin distingos de estrato.
No nos parece lógico que se vaya a satanizar, como lo están haciendo algunos medios, el programa de vivienda gratis, porque es una posición parcializada, propia de quienes sólo quieren ver cosas negativas en el gobierno o también, los que ven sólo las cosas positivas. Está bien que señalen ciertas falencias en algunas políticas gubernamentales, pero tampoco como para cerrar los ojos a las cosas positivas.
Ni tan cerca que queme al santo ni tan lejos que no lo alumbre.