Murió Héctor Escobar, más conocido como el «Papa Negro»
Escobar falleció por una enfermedad a los 74 años de edad. Héctor, pereirano de nacimiento, a lo largo de su vida se destacó como un hombre inteligente, pese a que no terminó sus estudios, pues llegó hasta segundo de primaria en el colegio Deogracias Cardona. Su personalidad rebelde y autodidacta le ayudaron a salir adelante y convertirse en poeta.
Entre sus libros se cuentan Antología inicial (1983); Testimonios malditos(1985); Cosmogonías(1985); Estetas y heresiarcas(1987); El libro de los cuatro elementos(1991) y El punto y la esfera(2004).
En vida estuvo casado con Soley Salazar su única esposa con quien nunca tuvo hijos.
Fue proclamado por intelectuales como Papa Negro en 1967, por lo que fundó el Santuario Tántrico de Suramérica con el ánimo de venerar al Diablo en la región, declarándose a sí mismo como un satanista.
Personas cercanas a Héctor afirman que su satanismo no era más que un acto de rebelión, pues además de ser un talentoso poeta, era una buena persona e incapaz de hacer daño a nadie, pues siempre se caracterizó por ser un hombre desposeído de toda suerte de bienes materiales, ni los ambicionó ni los buscó. La riqueza, el poder y la gloria no fueron jamás sus objetivos, por lo que hasta sus últimos días vivió sin ningún tesoro material.
Hace cuatro años empezó el deterioro de salud del Maestro Escobar, quien llevó una vida que había sido alegre y empecinada durante varias décadas, la cual terminó el día sábado cuando su cuerpo agónico no aguantó más y su alma partió a un eterno descanso.
El también escritor pereirano Miguel Álvarez de los Ríos, fue un cercano amigo de Héctor, a quien le escribió varios de los prólogos de sus libros y con quien compartió gratos momentos literarios en la Academia Pereirana de Historia y en el grupo literario El Parnaso, donde Miguel es presidente.
«La muerte de Héctor Escobar Gutiérrez es una pérdida irreparable para la cultura en Risaralda. Él como poeta era el mejor que existía en Pereira. Su calidad humana y su estilo para escribir sonetos han sido de los mejor que ha dado esta ciudad», afirmó con profunda estima Miguel Álvarez de los Ríos. Colprensa.