Más sobre el voto obligatorio
La excusa de que dizque es importante el voto obligatorio porque con él se logrará el umbral necesario para la aprobación del referendo por la paz, puede resultar contraproducente. ¿Qué pasa si los abstencionistas consuetudinarios deciden, como protesta contra la imposición, votar negativamente el referendo? ¿O si se acude al procedimiento, posiblemente más efectivo, de depositar votos nulos en las urnas, por ejemplo marcando tanto el sí como el no en la papeleta de votación? Los votos nulos no suman para el umbral.
La paz es un valor superior que debe imponerse, por su propia fuerza, en el espíritu de los ciudadanos. Su logro no debe ser el resultado de quitar a la gente sus derechos democráticos y constitucionales, sino la decisión inteligente de un pueblo que quiere y merece vivir sin guerra. De no ser así, no merecemos la paz.
Quienes defienden el voto obligatorio argumentan que hay como 20 países en el mundo donde existe esa norma. Pero no mencionan que, entonces, solamente en el 10% de los países se ha llegado a convertir el voto en obligación, y que hay por lo tanto un 90% donde la gente es libre de votar o de no hacerlo. Y no cuentan tampoco que hay algunos países que han impuesto la norma, y que posteriormente la han abolido.
Insisto en pedir que se lleve a cobo un referendo para que la gente, libremente, decida si quiere el voto obligatorio. Eso sería lo más democrático.
Y cuidado con la inclusión de esa norma en una reforma constitucional sobre el equilibrio de poderes. Tiene mucha cara de mico… porque hay que hacer cierta gimnasia mental para aceptar que una ley de voto obligatorio tenga algo que ver con los mecanismos para eliminar, o al menos disminuir, la posibilidad de los llamados ‘choques de trenes’.
Un argumento final: Dizque esa norma se va a imponer en vía de ensayo. ¿Cómo se puede pretender la experimentación que juega con el futuro de nuestra democracia? Si nos dijeran que ese proyecto es el resultado de un juicioso estudio que demuestra sus bondades, vaya y venga. Pero, ¿que nos digan que con la democracia, con los derechos de los ciudadanos, se pueden hacer irresponsables ensayitos cuyo resultado no se conoce, que se van a lanzar normas al azar para ver en qué resultan? ¡No faltaba más!