13 de febrero de 2025

Las obras de valorización, un engaño monumental

23 de octubre de 2014

 

Se ha tejido toda una maraña de improvisaciones mañosas para  hacerse a un botín inicial de los réditos de 123 mil millones de pesos que están a la caza los inescrupulosos concejales, su jefe la alcaldesa y el hombre  de almohada cercana, asumiendo el pisoteo a una ciudadanía  inerme y acolitados por vendedores de información y amanuenses de estilo singular.

Lo primero que ha hecho la alcaldesa Luz Piedad Valencia es cooptar, además, de manera miserable para atropellar a los presuntos ingenuos, al director del periódico local para que manipule con soberbia absoluta la información sobre el tema, aunque hoy en un editorial baboso recula por temor a su jefe Mejía Urrea que seguramente anda muy molesto por su actitud de ridículo amanuense. Es muy fácil recibir salario de dos patrones, el uno pone el periódico y paga y la otra paga y decide editoriales  e informaciones.

Ese contrato ladino de clases de lecto-escritura para los funcionarios y empleados de la alcaldía por parte del director de La Crónica es una de las cuotas del pago indigno de la manera como se ha asumido por ese periódico la desinformación sobre el trascendental tema.

(Además hay una pregunta de trámite ¿quién podrá enseñar lo que no sabe?)

La otra cuota parte se la desembolsan por los lados de Amable a través de su vecina de almohada.

Todos tienen en sus aposentos  virtuales testaferros.

Los medios tienen una obligación ética con sus receptores de andar con la verdad y no simulando independencias aupando latrocinios.

Aunque esto pareciese anecdótico es un lastre de raposas en busca de los botines a costa de los pobres ciudadanos.

El almendrón del asunto es que nadie sabe de dónde sacaron el monto de los 123 mil millones de pesos para la ejecución de las tales obras anunciadas  y menos teniendo en cuenta que la mayoría de los  recursos del municipio están comprometidos a solo un año de concluir la administración actual.

La irresponsabilidad es sacar cual misteriosa agente de magia de un cubilete un proyecto de manera inoportuna cuando no han sido capaces de ejecutar el  70 por ciento del plan de desarrollo presentado a comienzos de esta administración. Insisto: ¿Dónde está el Malecón de la 18, el Centro Comercial Popular, el Centro  Metropolitano de Cultura, el Teatro Municipal?

Las obras por el sistema de valorización son necesarias y así se han hecho en todo el mundo pero con seriedad. La administración de Armenia no ha previsto un solo peso de su presupuesto, porque además no lo tiene, para “puchar” al embeleco. Si estas obras se hubieses calculado con el sentido de la responsabilidad y no con la rapacidad de última hora para llenar alforjas, el municipio ha debido proveer la administración  del proyecto, infraestructura física, personal calificado para interventorías etc… Pero no, todo el recurso se lo cargarán a los parias que vivimos en este mierdero.

Está calculado que de cada mil pesos que pagaremos los armenios, si es que esto llega a buen término, aunque lo dudo, solo 450 pesos serán para inversión y 550 para administración. Habrase visto tamaña irresponsabilidad. ¿Dónde está la gestión de la señora Valencia o de sus áulicos en el concejo para conseguir dineros extras y paliar el sobrecosto del asunto?

Cómo nos van a hacer creer que la EDUA, una empresa inoperante, sin ninguna experiencia en obra alguna, podrá asumir como Fondo Rotatorio para administrar unos recursos, insisto, nadie sabe de dónde sacaron la cifra de 123 mil millones, sin tener la suficiencia técnica ni operativa para ese menester.

La elución de la ley 80, pilar para tratar de combatir la corrupción, es el objetivo de la tenebrosa contratación directa que se vendría encima, sin licitaciones públicas, veedurías y controles sociales necesarios para la transparencia.

Esto huele a nauseabundo. El mecanismo ideado por los inspiradores de este atropello no previeron, de manera por supuesto calculada, un fondo rotatorio y menos pretender  de manera irresponsable que los costos de estudios, interventorías, la utilidad y los imprevistos estarían bordeando el 85 por ciento del presupuesto total de las obras(cerca  de 80 mil millones) y aquí hay que sumar un 35 por ciento más, según los expertos, que harían unas obras de un costo tal que no tienen comparación u homologación con otras de igual proceder en cualquier parte de Colombia.

Es decir, todo esto es un negociazo infame en contra de los intereses colectivos de los ciudadanos de Armenia alcahueteado por un concejo irresponsable a una administración irresponsable, aunque el término suene benévolo. Estas obras son un engaño monumental.

Ojalá abran el primer hueco para que la fiscalía caiga con todos sus dientes.