18 de febrero de 2025

Juan Gabriel Vásquez en el Instituto Cervantes de Pekín

14 de octubre de 2014
14 de octubre de 2014

juan gabriel vasquez

«La literatura es una ocupación muy celosa, no admite fácilmente que uno la comparta con nada más. Se resiente si uno la abandona y entonces empiezan a salir las cosas mal», explicó Vásquez, conocido por novelas como «Los informantes», «Las reputaciones» o «El ruido de las cosas al caer», Premio Alfaguara 2011.

El escritor bogotano señaló que siempre se tomó la columna periodística como un lugar «para criticar, para ser incisivo, para ganar enemigos, para molestar, y mientras se hace todo eso, defender una cierta idea de Estado, de sociedad, de valores democráticos».

Una intensa visión que aún ganó más en intensidad en este año de elecciones presidenciales, hasta el punto de que la columna llegó a obsesionarle e incluso le obligó a dejar por momentos la escritura de libros, algo que nunca le había pasado antes.

«En los últimos meses, después de una campaña electoral muy tensa, muy violenta, muy polarizada, el nivel de intensidad que eso requirió acabó con mi abandono durante varios meses del libro que estaba escribiendo», admitió Vásquez, quien a raíz de eso decidió dejar al lado una actividad periodística que en todo caso también define como «una necesidad visceral, casi un vicio».

El escritor señaló que espera retornar a esa columna en unos años, cuando termine y publique su actual novela, un libro que aunque reconoce que «aún no sabe muy bien de que habla» girará en torno a sus investigaciones de dos asesinatos que sacudieron la Historia de Colombia en el siglo XX y aún influyen en la forma de ser del país.

Uno de ellos fue el del candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, y otro, el del senador Rafael Uribe Uribe, del que esta semana se cumplirán cien años.

«Estos crímenes fueron fruto de conspiraciones, y estas conspiraciones nunca han sido aclaradas», destacó Vásquez, quien señala que el libro no sólo gira en torno a la búsqueda de la verdad, sino que también reflexiona sobre «los procesos mediante los cuales hay países que logran hundir esa verdad en determinados momentos».

El escritor también habló en su disertación en el Cervantes pequinés sobre sus dificultades, en el inicio de su carrera, para escribir sobre su país, después de haber vivido 16 años en el extranjero (Francia, España, Bélgica), si bien desde 2012 reside nuevamente en Colombia.

«Cuando comencé a escribir literatura no lograba que mi país entrara en las novelas (…). Periodistas, amigos y colegas me preguntaban por qué no escribía sobre Colombia y yo les respondía: ‘Porque no la entiendo», recordó Vásquez.

Con el tiempo, sin embargo, su forma de pensar evolucionó y llegó a la conclusión de que «no entender algo es la mejor forma de escribir sobre ello».

«Cuando Joyce escribe sobre Dublín, Proust sobre París o Dostoievski sobre San Petersburgo, es porque son lugares que creían entender y de repente los sorprenden», analizó.

Sobre esas y muchas más ideas en torno al arte de escribir charló Vásquez en Pekín, quien se confesó un hombre que le dedica a la literatura «todo el tiempo de vigilia, e incluso parte del de sueño», aunque también tuvo palabras de advertencia, y cierto pesimismo, para los jóvenes que sueñan con convertirse como él en escritores.

«Es una carrera muy difícil, muy llena de momentos de desencanto y fracasos», aseguró, exhortando a los aprendices de literato a que «sólo se lancen a ese mundo terrible si creen que es la única manera que tienen de ser felices». EFE