Entre dos bandas
De otra parte se resuelve, de buenas a primeras, dar a conocer los acuerdos alcanzados entre las FARC y el Estado y, de allí, poco más podemos extractar, salvo que las obligaciones hasta ahora adquiridas están a cargo del Estado, es decir, nosotros, Usted y yo. Bueno, y algunas otras cosas entendemos, como son las de las llamadas Zonas Campesinas, sobre las cuales nadie tiene más claridad de la que puedan haber obtenido las FARC, como quiera que de allí podrán salir unas repúblicas independientes, tal y como hoy por hoy tenemos en ciertas reservas indígenas, en las cuales no pueden entrar las Fuerzas Armadas, y la misma autoridad debe replegarse cuando a los que las manejan les da la gana. Ya vimos cómo es sacado un soldado por los aborígenes instalados en una de ellas y nada pasó. El Estado, omnipotente en determinadas oportunidades, se arrodilla ante manifestaciones de esta naturaleza. Mañana tendremos más lugares en los cuales los que mandan son otros y, cada día, una vez se dé espacio a la instauración de las famosas Zonas de Reserva Campesina, tendremos más país en manos de “otros” y defendido con las armas que hoy esgrimen desde las reservas indígenas, es decir: derechos humanos; minorías y cosas de esas con las que se atropella a las mayorías.
Y no es que quiera decir que las minorías no tengan derechos. No! En absoluto. Lo que se quiere decir es que las mayorías también tienen derechos y merecen ser escuchadas y que, por tal razón, también tienen derecho a las oportunidades de bienestar y desarrollo que merecen; bienestar y desarrollo que no pueden ser obstaculizados sin razones valederas y bien fundamentadas. ¿Acaso el país no estuvo presente, aunque en silencio, frente a lo que se dio con los Uwa, quienes no permitieron el ingreso a su reserva para la reparación del oleoducto que fue dinamitado por las FARC o el ELN? ¿Ese era un derecho razonable de esa comunidad? ¿Y el resto del país que? ¿Acaso no hubo que pagarles para que permitieran el ingreso a realizar la reparación?
He allí un ejemplo de a lo que ha llegado la distorsión en el campo de los derechos entre nosotros y ejemplo de lo que entre líneas se alcanza a leer en los acuerdos, “sin acordar”, entre el Estado Colombiano y las FARC. Mañana tendremos más acuerdos de esta naturaleza, en favor de “minorías” que unidas a otras “minorías”, podrán reclamar el país para ellos. País que en promesas podrán recibir de las FARC, quienes para el entonces ya las manejarán, y de allí en adelante el poder será para quienes de esa manera manipulen a quienes hoy anhelan un nuevo Estado, por demás hipotético, pero controlado desde la cúpula de una camarilla cerrada, tal y como se hace en Cuba, Corea del Norte, China, Venezuela y los pocos decadentes que aún subsisten, y que, en un momento de desesperanza, aceptaron que la redención estaba allí, en ese tipo de esperanzas llamadas “democracia” por ellos, mas no democracia de opinión, ni democracia de acción, ni democracia de determinaciones y menos democracia de libertades, ya que en eso no caerán los dominantes por ningún motivo, pues ellos aman la “democracia” que desde sus altares dominan. ¿Acaso alguien duda de que no hay democracia en Cuba? ¿Acaso alguien duda de que, en tanto en Colombia la reelección es un atentado al equilibrio de poderes, en esos países la reelección no es tan siquiera una opción, ya que lo que allí hay es sucesión, sucesión determinada por el máximo e indiscutible jefe?
Los colombianos no queremos regímenes de este tipo. No! Los colombianos queremos democracia, así esta sea imperfecta. Queremos democracia cada día más representativa. Democracia cada vez en mejores manos y, nosotros, tenemos la clave. Debemos recordar que “No es la política la que hace al elegido ladrón, es nuestro voto el que hace político al ladrón”
Esperamos que Humberto de la Calle, hombre de nuestra entera confianza, no caiga en los artificios engañosos de un grupo como este, de ideología totalitaria, conocedor y practicante de la validez de todos los medios de lucha, para no aceptar argumentos y compromisos que nos lleven a entregarles el manejo del país.
Manizales, octubre 15 de 2014.