El señor Timochenko
Entones le pidieron su opinión sobre los negociadores de la Habana y dijo que los consideraba unos “barrigones” burocratizados dedicados a la buena vida, que buscaban de alguna manera jubilarse en unas buenas condiciones para disfrutar de algún alto cargo en el “sistema” contra el cual lucharon durante toda su vida.
Yo sigo pensando algo parecido y por eso me parecía importante que algunos jefes de la guerrilla “activos”, es decir, aquellos que siguen metidos en la selva y disparando, dieran su opinión frente a las negociaciones que llevan a cabo con el gobierno. Y así fue: todo indica que el señor Timochenko ha viajada a la Habana, por insinuación del gobierno colombiano pero también con el visto bueno de los gobierno que están haciendo de mediadores dentro de dichas negociaciones.
En este sentido, también hay que señalar que algunas parlamentarias del Centro Democrático habían descalificado las negociaciones en la Habana, porque consideraban, con buenas razones que quienes estaban negociando por parte de la Guerrilla, eran unos “barrigones” ya retirados de la actividad guerrillera.
Pero a partir del momento en que se conocieron detalles sobre los viajes a Cuba del señor Timochenko, se ha puesto el grito en el cielo porque no hay derecho para que un guerrillero activo pueda viajar a Cuba y sentarse a dialogar con el gobierno. Y entonces se aclaró que de ninguna manera se puede entender que Timochenko es un negociador sino que estuvo en la Habana con el fin de enterarse por intermedio de los negociadores del grupo guerrillera de los avances de las negociaciones y sentar su punto de vista sobre lo acordado y los puntos que faltan por discutir.
Estamos pues ante una situación, a todas luces incongruente, en la medida que se ataca el proceso de paz porque se da por sentado que los negociadores por parte de los subversivos no representan al movimiento guerrillero activo; pero cuando se aclara que hay contacto permanente entre los negociadores y al guerrilla y más aún, que guerrilleros han viajado a la Habana, entonces se pone el grito en el cielo y se dice que el gobierno ha estado jugando con unas cartas marcadas, que hay sucesos turbios en el proceso y en fin, miles de excusas para respaldar un proceso que desde luego ha sido complicado y lo será mucho más cuando se trate de ir allanando el camino para que la paz pueda ser duradera en la medida que se construya equidad y desaparezcan los abismos que existen entre los pocos que todos lo tienen y los muchos que escasamente sobreviven.
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