La ampliación del período presidencial. Se justifica?
De 1830 ( Congreso admirable ) a 1863 ( Constitución de Rionegro ), se consagró un período de cuatro años, de 1863 a 1885, de dos años, de 1886 a 1894 ( muerte de Rafael Núñez) de seis años y de 1894 hasta la fecha, el ejercicio presidencial es de cuatro años , haciendo la precisa salvedad que en el mandato de Rafael Reyes , este convoca una Asamblea Nacional Constituyente , la cual definió que el período presidencial sería de 10 años si este lo ejercía, en cabeza de otro mandatario de cuatro años.
Se plantea el tema por los anuncios del presidente Santos de proponer un cambio constitucional en donde se elimina la reelección presidencial que tanto daño le ha ocasionado a la democracia colombiana, con ampliación del período a 5 o 6 años, idea que si no se articula con otras normas de la constitución podría generar un desajuste al modelo del Estado que actualmente se tiene, por las implicaciones de orden jurídico en otros entes oficiales que podrían ser permeados por la reforma que se proyecta.
Se debe evitar que con el afán de cumplir unas promesas de campaña, no se analice en debida forma ese proceso de armonizar y unificar los diferentes períodos de los órganos unipersonales o colegiados, buscando con ello un equilibrio en la estructura Estatal, o simplemente llegar a la sana conclusión que no es conveniente la modificación, cuando de por medio el país enfrenta grandes retos que debe merecer la mayor atención por parte del Ejecutivo y el Congreso nacional, como las urgentes reformas a la justicia, tema no mencionado en el discurso de posesión, en mora en darla a conocer como factor esencial para encontrar la paz social que tanto se reclama, dilación que preocupa a la sociedad en asunto de inaplazable ejecución, la de educación, de pensiones, la electoral, ( con el actual sistema el ejercicio popular es una burla ) la tributaria, de la salud, agraria y otras más que demanda la Nación.
A título de ejemplo, con la ampliación del mandato presidencial y su fórmula vicepresidencial, tendría que consagrarse esa extensión para otros altos funcionarios del Estado, como Procurador General de la Nación, Contraloría General de la Republica, Auditoría general , Defensoría Pública, Congresistas, miembros de la junta directiva del Banco de la Republica, sin contar los efectos que a nivel departamental y municipal traería la reforma en cuanto a los períodos de los funcionarios de este nivel .
El término de los cuatro años es cuestionado por considerarse que es poco tiempo para una gestión de gobierno y que un mandato de 5 o 6 años le permitiría al gobernarte de turno ejecutar mayores realizaciones, tesis relativa por cuanto para un buen gobernarte 5 o 6 años podría no ser suficiente para culminar su programa de gobierno, pero para uno malo se constituye en un infierno tanto para él como para los gobernados. (No nos imaginamos a los habitantes de Bogotá sobrellevar un período de 6 años con un Alcalde de las precarias condiciones gerenciales del Señor Petro)
De igual manera, alertar desde ya respecto a las voces que aluden a la unificación del calendario electoral en el evento de aprobarse la reforma que se proyecta, por las consecuencias para el sistema político, por cuanto estaríamos engendrando una especie de “PRI” a la colombiana, que nos hace recordar lo expresado por el ex presidente Lleras Camargo en el discurso pronunciado en la conmemoración de los treinta años de la Sociedad Económica de amigos del país en el año de 1986, cuando afirmaba que “no se puede consolidar un PRI en Colombia, porque la democracia en nuestro país no soportaría la hegemonía política de un solo partido “.
Importante y sano para la Nación se dé el debate con la pregunta si se justifica que ante las reformas urgentes de carácter económico , social y política, que requiere con urgencia el país en la etapa del post conflicto, se adentre en una discusión que demandaría el trámite de dos períodos ordinarios y consecutivos por parte del Congreso , dejando de lado aspectos de mayor trascendencia para la convivencia nacional.
ADENDA: ALBERTO MENDOZA HOYOS: EL ÙLTIMO CABALLERO DE LA POLÌTICA. Debo destacar la interesante columna que el reconocido periodista Don Orlando Cadavid Correa, le dedica a los 50 años de la designación por parte del presidente Guillermo León Valencia del senador Alberto Mendoza Hoyos como Ministro de Gobierno, en donde resalta las condiciones y cualidades del hombre de Estado e intuitivo político, en una de las etapas de mayor convulsión social y de enfrentamientos partidistas.
En lo personal tuve el privilegio de contar con su amistad y consejos permanentes desde la época de mis estudios universitarios en la Facultad de derecho de la U. de Caldas y posteriormente como su Secretario General de la Alcaldía de Manizales y Ejecutivo de la “Sociedad de Fabricación de Automotores “(SOFASA), cuando se desempeñó como Presidente de la compañía en representación del gobierno colombiano por tener mayoría accionaria el sector francés, dejándose oír con respeto y reverencia al directivo que hizo entrar en razón a la dirigencia sindical, que lo vio como al vocero preocupado por establecer un justo equilibrio entre las fuerzas laborales y la compañía.
Nadie como él en la vida pública contemporánea estuvo más ligado con lo que esta patria representa como proceso civilizador, como evolución creadora, como ideal histórico.
Mendoza Hoyos respetó el derecho ajeno, consignado en la ley; la autoridad como fruto del contrato libre, y no del status predeterminado, la libertad como punto de referencia de todas las acciones humanas, la garantía de esa libertad como única forma del equilibrio social.
Unió su vida con la dama manizaleña doña Fanny Gómez de Mendoza, de una discreción tal, que hacía pareja con la gentileza perfecta y el trato social inigualable frente a sus amistades, respetado por su vasta cultura, formador de generaciones de abogados en el campo del derecho público internacional, el empleo correcto del idioma castellano, como la de la lengua francesa, nación donde se formó en sus primeros años escolares.
Como político y diplomático, ejemplarizó la democracia colombiana, llegando a las cimas más altas del aprecio ciudadano, sin haber recurrido a los baratos expedientes que usualmente conquistan la popularidad, y el estamento parlamentario lo consideraba como una reserva moral del liberalismo, haciendo parte de la Dirección Nacional en la compañía de Carlos Lleras, Augusto Espinosa Valderrama, Víctor Mosquera Chaux, Julio César Turbay.
El Senado de la República lo conoció como legislador estudioso, penetrante y panorámico, que pensó en función de la inteligencia, con una concepción clara del Estado y del gobierno, presidente por varias legislaturas de la comisión tercera de asuntos económicos y como Alcalde de su natal Manizales desarrolló una gestión callada y serena, como todas sus actuaciones, dejando la impronta de excelente gobernante, destacándose entre otras, la conversión de la deuda en marcos de las Empresas públicas en moneda nacional, el impulso a la empresa de Desarrollo Urbano, la creación jurídica de la Terminal de transporte, honrándome al ser su primer gerente, y un manejo trasparente de la hacienda pública.
Cuando ejercía el cargo de Gobernador de Caldas, ( año 1964) antes de la segregación, es llamado a ocupar el Ministerio de Gobierno (hoy del Interior) desarrollando una labor encomiable que le permitió al país conservar su estructura democrática, frente al inminente golpe de estado.(Episodio con el general Ruiz Novoa )
Gratificante , recordar a los ciudadanos que hicieron patria ,y no puedo menos que finalizar esta remembranza , con las palabras con las que terminé mi oración fúnebre en representación de la juridicidad caldense en el campo santo, el día 27 de abril de 1994 : Empieza a correr el tiempo y la inmensidad de su silencio nos abruma y nos convoca para continuar la lucha por los ideales que fueron la razón de su existencia prodigiosa, donde la inteligencia rampante era espada flamígera para invitar a amigos y contrincantes a trabajar en beneficio de la superación de las gentes de Caldas.
Bella, fecunda y ejemplar la vida suya, tocada ahora por la lumbre de los simboles puros.
Bogotá, Agosto 12 de 2014.
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