La abuela del Eje Cafetero
Como abrebocas, publicamos esta reseña:
El territorio conocido como “Eje Cafetero” fue codiciado por los conquistadores españoles que se desplazaron desde el norte y quienes llegaron por el sur. Vadillo, quien en su momento huyera de Cartagena por presión de los hermanos Heredia, sería el encargado de entrar en contacto en primera instancia con múltiples pueblos que poblaron esta región. Entre la margen derecha del río Cauca y el filo de la cordillera Central (nevado del Ruiz), habitaban, de norte a sur, tal como lo reseña Luis Caicedo: “Armas, Paucaras, Pozos, Picaras, Carrapas, Quimbayas y Quindos. Sonsón y Aguadas eran territorio Arma; Manizales territorio Carrapa; Pereira territorio Quimbaya y Armenia territorio Quindo. Entre la margen izquierda del río Cauca y la cordillera Occidental habitaba el pueblo indígena conocido genéricamente por los españoles como “Ansermas”, pero compuesto a su interior por múltiples grupos, cuyo territorio abarcaba desde los actuales municipios de Belén de Umbría y Anserma hasta Marmato, y el grupo independiente de los Irras, en estrecha vecindad al norte con los indígenas de Caramanta y Cartama, y al occidente con los Chamí. La población nativa de esta zona fue reducida de 40.000 a 1.000 personas en los primeros 40 años de la Conquista. La Colonia les tituló tierras de resguardo desde 1627; tierras que a su vez les fueron recortadas a menos del 20% durante la República (1874-1890 y 1943-1954). Pero los indígenas de esta zona no desaparecieron: se integraron al funcionamiento del Gran Cauca y desde 1905 al Viejo Caldas. Hoy en día sus descendientes habitan, la mayoría, en Guática, Quinchía, Riosucio, Supía y Marmato, identificándose como parte del Pueblo Embera Chamí.”
Ansermaviejo, primera fundación española en la región, fue el núcleo fundamental desde el punto de vista administrativo por parte de la Corona española, hasta mediados del siglo XVIII cuando la declinación de la producción aurífera comenzó a ser muy fuerte. Entonces las decisiones políticas determinaron la creación de Ansermanuevo, quedando vivo sólo el núcleo indígena de los Tabuyos en las cercanías del actual Ansermaviejo.
Pero sería en el siglo XIX, con el resurgimiento de la explotación aurífera que se produjo a raíz de la introducción de nuevas técnicas que incorporó Jean Baptiste Bossingault en Marmato, cuando Ansermaviejo iniciaría su resurgimiento, ahora con la presencia de gran cantidad de antioqueños que llegaron atraídos por la economía del oro y el nacimiento de la fiebre del café. Así reseña este pasaje Luis Caicedo:
“Con el tiempo, las ciudades-provincia de Arma y Cartago Viejo decayeron: los títulos de Arma pasaron a Rionegro (Antioquia) y el antiguo Cartago se trasladó del valle de los ríos Otún y Consota a su actual ubicación en el norte del Valle del Cauca. Consumado el Holocausto, los amplios territorios de la margen derecha del río Cauca quedaron deshabitados por cerca de 200 años, hasta que fueron repoblados en el siglo XIX por los antioqueños y una parte por caucanos, en una saga que va de la fundación de Aguadas en 1808 a la fundación de Pereira en 1863.
La única de las antiguas provincias que se mantuvo activa a lo largo de los siglos fue Anserma. Aunque también la ciudad como ente administrativo fue trasladada para el actual Departamento del Valle del Cauca (Anserma Nuevo), la población de Anserma Viejo, al igual que las poblaciones de Guática y Quinchía, se mantuvo en pie. En 1830, trescientos años después de su fundación, Boussingault describe así el proceso seguido por la ciudad de Anserma:
Anserma Viejo, “el dueño de la sal”, fue en otro tiempo una localidad importante. Los caciques hacían explotar sus aguas saladas que salían de las rocas porfíricas; de allí también se extraía oro de la Mina Rica, cuyo rastro se perdió; allí me alojé en la casa de un alcalde indio, quien me dio lo que vanamente había buscado hasta allí, es decir, la fecha de la famosa lluvia de cenizas (…) lanzada por un volcán del páramo del Ruiz y cubrió toda la región [14 de marzo de 1805]. Dos años después, en 1807, se transfirió la Anserma fundada durante la Conquista, al sitio donde se encuentra hoy día con el nombre de Anserma Nuevo. Los indios de raza pura permanecieron en la antigua localidad.
Con el declive de Anserma, el dinamismo de la provincia se desplazó hacia la zona minera de la Vega de Supía (Quiebralomo, Supía y Marmato).”