28 de marzo de 2024

Una realidad colombiana:

7 de julio de 2014

 

Según los datos del mismo organismo oficial, en el trabajo de menor calidad o subempleo —en el que no se disfruta de seguridad social, salario mínimo, ni garantías extralegales— están cerca de 8 millones de personas, es decir, el 17% de la población se encuentra en el “rebusque” o en la informalidad, si nos atenemos a que los estimativos de habitantes de Colombia son de más de 47 millones de individuos.

En el marco de esta situación, sobre el empleo o el desempleo en Colombia, lo que más preocupa son las cifras sobre el llamado trabajo de menor calidad o subempleo ya que está demostrado que estas cifras son siempre para presentar un panorama positivo en el aspecto laboral del país.

El aumento de desempleados es un hecho que no se puede ocultar ni con cifras manipuladas y mucho menos con posiciones personalistas pues a la vista y con los hechos lo que se ve, en forma demasiado clara, es que hay bajos índices en el empleo decente en los últimos tiempos y sobre todo desde la administración de la política económica neoliberal de César Gaviria Trujillo y claro está que los últimos gobiernos más que creadores de puestos de trabajo han sido promotores de la informalidad.

Sí, indiscutiblemente lo que ha aumentado es la ocupación informal o lo que el “Dane” llama trabajo de menor calidad o subempleo y en la práctica macroeconómica de cualquier nación, esto no es empleo formal, serio, digno, ni bien remunerado y en muchos casos las personas no laboran en las carreras para las han estudiado en los niveles profesional o técnico.

En las principales ciudades colombianas y sobre todo en Bogotá  todos vemos a diario que las calles y principales vías, están cada día más invadidas de vendedores de minutos a celular, vendedores ambulantes o estacionarios, vendedores y vendedoras de los productos de catálogo, loteros, taxistas, lustrabotas, mototaxistas, ciclotaxistas y recicladores; además, en los terminales aéreos y de transporte terrestre existe un buen número de maleteros, revoladores y limosneros, en los semáforos y vías se instalan vendedores y limosneros y como si lo anterior fuera poco ahora existe todo un batallón de personas que se dedican a las actividades de calibradores de rutas del transporte urbano.

Este panorama laboral, en nuestro medio colombiano, obedece a que para muchas personas el trabajo informal o “rebusque” es producto de la necesidad y algo de ingenio, pues en sus hogares podrá faltar un trabajo decente, digno y bien remunerado pero nunca el pan de cada día.

*Periodista pensionado.
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