¿Vamos hacia una nueva geografía económica en el Quindío?
En el caso particular del Quindío, proyectos como la culminación en doble calzada del corredor Bogotá – Buenaventura dejando a su paso por el Quindío la doble calzada Ibagué – Calarcá, el túnel unidireccional de La Línea y la doble calzada Calarcá – El Alambrado; la modernización del aeropuerto internacional El Edén mediante su concesión para la ampliación de la terminal nacional de pasajeros, la construcción de la terminal internacional y mejoras en la pista y plataforma; la recuperación del transporte ferroviario entre La Tebaida y Buenaventura y la ampliación de la oferta de energía eléctrica, son iniciativas que tienen el potencial de cambiar su geografía económica.
Aunque son muchas la teoría formuladas con el fin de explicar el porqué de ciertas concentraciones de población y de actividades económicas, hay relativo consenso que las personas y las industrias tienden a localizarse en un determinado punto geográfico por la influencia que puede ejercer un centro urbano en particular y por los servicios que presta una determinada infraestructura (carreteras, aeropuertos, puertos) como foco de atracción de actividades productivas en un lugar.
Así las cosas, las concentraciones de poblaciones y de actividades económicas tienden a ser sostenibles gracias a las llamadas economías de aglomeración creando un ambiente favorable para nuevas concentraciones. En consecuencia, la mano de obra tiende a desplazarse a los sitios donde se acumula la producción de bienes y servicios y, por ende, de más puestos de trabajo, de esta forma la concentración se torna cada vez más atractiva porque hay esperanza de encontrar mayor oferta de empleos y de beneficios adicionales como actividades culturales y educativas.
En este contexto, una agrupación de actividades económicas puede darse en diferentes niveles geográficos y con variedad de formas. A manera de ejemplo, se puede decir que un tipo particular de aglomeración es la ubicación de restaurantes y discotecas o de almacenes de artículos para la construcción o de talleres para motocicletas en ciertas calles, lugares donde las personas acuden porque seguramente encontraran lo que necesitan.
Pero también se dan concentraciones de actividades económicas en espacios más amplios de un territorio que podrían llegar a formar los llamados clúster. Ejemplo de estos casos son las aglomeraciones de empresas alrededor de la industria del azúcar desde el cultivo de la caña hasta su transformación en un ingenio azucarero. Otro caso es el de las empresas del turismo rural en una región donde confluyen alojamientos, hoteles, parques temáticos, transportadores, proveedores, guías turísticos, restaurantes, agencias de viajes, intérpretes, etc.
En consecuencia, la construcción de dobles calzadas, la modernización del aeropuerto, el transporte férreo y una buena oferta de energía se pueden considerar como proyectos que impulsaran dinámicas regionales con la fuerza de incidir en la geografía económica del Quindío, por cuanto tienen el potencial para estimular actividades como: turismo rural, agroindustria, manufactura y prestación de servicios logísticos de carga, sin dejar de lado sectores emergentes que aún no vislumbramos, favoreciendo de esta manera la concentraciones empresariales a manera de clústeres regionales.
Es por esto que hay que tener visión de futuro para prever las actividades económicas que pueden ser atraídas o favorecidas por la modernización de la infraestructura de comunicaciones, de modo que las concentraciones empresariales se den de manera ordenada sobre el territorio sin que desplacen de forma radical los usos agropecuarios y sin que desaparezca el paisaje rural, todo esto dentro del mayor respeto por el medio ambiente. O sea que debemos se innovadores y formular políticas que permitan reequilibrar las relaciones entre las diferentes actividades productivas, pues no se le puede dejar al mercado la responsabilidad de generar una eficiente geografía económica local.
23 de julio de 2014